Esta semana Mujer Virtual nos propone escribir sobre esos días nefastos en que todo parece salir mal. Mi relato es ficcional, como casi siempre y esta vez me excedí bastante, por lo que pido disculpas, pero no lo pude acortar sin que se perdiera esencia. Para leer todos los relatos participantes, pasar por aquí.
(imagen tomada de la red)
UN DÍA NEFASTO
Esa mañana todo parecía verse
mal, más oscuro, más descascarado. Si bien desde siempre la casa en que nació y
creció fue tal cual la percibía en ese momento, fue justo ese día en que tomó conciencia que vivía en un lugar lúgubre
y maloliente. Pero sus prioridades eran otras y tratando de no darle demasiada
importancia a la confusa sensación que presintió apenas abrir sus ojos,
desperezándose sin apuro se lanzó a la
incertidumbre diaria de buscar sustento. No eran muchas las opciones que podían
presentársele a un muchacho como él, sin ninguna preparación, sin más destreza
que su ingenio, siempre al borde de lo marginal, rodeado más de delincuentes
que de gente trabajadora.
Raspando lo que quedaba en el
tarro de yerba se preparó media taza de mate cocido y enseguida se montó en su
vieja patineta, esa que una vez encontró abandonada junto a un contenedor de
basura en un barrio del centro y que a
estas alturas dominaba con lujos y agilidad. A toda velocidad, esquivando las
delgadas chapas que cubrían el pozo profundo que quedó con los hierros a medio
asomar después que su vecino -don Lázaro- suspendiera la construcción, se fue por el barrio buscando alguna changa. Nada de lo que se le ocurría tuvo buen
resultado.
Escuchando sus tripas sonar, decidió
terminar la tarde con algo que pudiera manotear por la zona de quintas. Con su
patineta bajo el brazo, tuvo la intención de robarse alguna mandarina, cuando
de repente un ruido fulminante lo detuvo en seco. Pensó que un disparo era
demasiado para intimidar a un potencial ladrón de frutas, por lo que enseguida
supuso que el tiro no era para él.
Tal como lo pensaba fue de otro el pecho atravesado
por la bala aunque si resultó ser el propio quintero el disparador. El cretino
se tomó todo su tiempo en vaciarle los bolsillos al fulano antes de tirarlo al aljibe,
seguro y confiado de que ningún testigo habría de aquel asesinato. Pero se
equivocaba, había uno, y era él… el mismo al que se le erizaban los pelos de la nuca al darse cuenta que el asesino lo había visto y ahora avanzaba decidido,
buscando hacerse de un segundo muerto.
Durante los primeros cien metros
de su carrera se sintió seguro, pensando que su juventud le daría ventaja, pero
la ilusión no tardó en esfumarse cuando vio que la persecución seria en
camioneta. Los tendones de sus piernas parecían rompérsele por el supremo
esfuerzo mientras sentía su corazón agitado sobresaliéndole del pecho. Cuando al
fin pudo llegar al pavimento, sintió que era una fortuna conservar todavía bajo
el brazo su patineta, por lo que sin casi detenerse saltó con desesperación sobre
ella y comenzó a impulsarse con toda la habilidad que mil años de andar por la calle
le habían dado.
No tenía en claro hacia dónde dirigirse, su mente se dividía en
intentar buscar un refugio seguro y saltear con rapidez todos los obstáculos
que se le iban presentando. Ninguna de las maniobras que intentó para perder a
su cazador dieron resultado: cuando no pudo ya seguir en camioneta, comenzó
a correrlo a pie ¡Y era rápido el desgraciado!
De repente se encontró frente a
su propia casa. Se le ocurrió entrar, escapar por los fondos saltando hacia la otra
calle y después perderse por la estación de tren. Muchas veces lo había hecho y
sabía el camino de memoria. La oscuridad total del lugar jugaría a su favor. Sin
tiempo para decidir o mirar atrás, atravesó a mil por hora el pasillo de
entrada sintiendo que su perseguidor lo seguía cada vez más de cerca. Con la
destreza irreflexiva de quien no tiene qué perder, saltó los casi dos metros de
chapas flojas como si volara, maniobra ésta que seguro fue un inútil alarde a
los ojos de su perseguidor.
Un minuto después, chasquido y
grito fueron al unísono. Aterradores ambos, por la velocidad con que los
curiosos aparecieron luego que se corriera la voz que un desconocido armado con
pistola terminara atravesado por los hierros -esos que quedaron después que don
Lázaro suspendiera la construcción-
De la destreza suprema del muchacho de la
patineta, esa noche nadie habló.
Desgarrador, me has tenido con el corazón en la mano, muestras lo difícil de una vida y que gracias a ello le salvó la vida, es grandioso.
ResponderEliminarUn abrazo, Neo
Muy generoso tu comentario, Mujer Virtual, te agradezco mucho tus palabras. Un abrazo
EliminarQue suspenso le pusiste.
ResponderEliminarNadie habló de esa habilidad pero fue decisiva para salvarle la vida.
Mientras que el otro murió por consecuencias de su propia violencia, que lo cegó tanto que no vio aquello que lo mató.
Un abrazo.
Me alegra que te haya resultado interesante. Muchas gracias. Un abrazo Demi
EliminarTenía el corazón en un puño. Relato muy interesante por el ritmo con el que le has dotado. Un lujo leer esta joyita.
ResponderEliminarUn abrazo
Te agradezco mucho tus palabras,, Albada, me siento alargada. Un abrazo
EliminarDominas a la perfección la técnica del "suspense" y como siempre un verdadero ejemplo de perfección narrativa.
ResponderEliminarBesos.
Me alegra que te haya gustado Juan, te agradezco mucho tus generosas palabras. Un fuerte abrazo.
EliminarUna película, escribes un boceto de guion que ya quisieran algunos, sabes mantener el suspense hasta el final. Abrazos ya desde mi casa, se acabaron las vacaciones
ResponderEliminarBienvenida Ester, me alegra tenerte de vuelta. Me siento muy hornada por tus palabras. Muchísimas gracias. Un abrazo grande
EliminarEs un estupendo relato, se agradece leer algo escrito desde la imaginación, la acción, el suspense, un gran relato.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muchísimas gracias Pitt, me alegra que te haya resultado interesante y ágil. Un abrazo
EliminarMuy bueno y trepidante. Mantiene en vilo hasta el sorpresivo final.
ResponderEliminarUn placer leerte, Neo.
Bsoss, y feliz finde.
Muchísimas gracias por pasar y leer con atención Ginebra, me alegra que te haya gustado el relato. Un abrazo y buen finde también para vos!
ResponderEliminarBuenas Neo , muy buen relato en suspense hasta el final , y como he visto dos cosas buenas al final sucedieron la destreza del mucha que nadie alabo y esos hierros que en principio eran un estorbo al final sirvieron para dar caza al malvado criminal.
ResponderEliminarMe gusto mucho ..
Un abrazo y feliz semana guapa.
Muchas gracias Campi por tu detallado comentario. Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarBuenísimo tu relato, además te mantiene totalmente atenta. Escribes con gran perfección, me ha gustado mucho, y... la música que tienes...
ResponderEliminarMuchos besos.
Muchísimas gracias sakkarah, te agradezco mucho por pa s r y leer con atención. Un abrazo
EliminarCasi crei que lo pillaba....pero. no. Has sido capaz de tenerme en vilo hasta el final. Magnifico relato, besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Molí por tus palabras, me alegra que haya conseguido mantenerte alerta. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarShigeru Um ebayashi - In the Mood for Love, es muy buena la música que tienes.
ResponderEliminarTu relato está lleno de suspenso, parece una película, es buenísimo
Saudos
Muchas gracias Aine, me alegra que te guste la música. Pensaba cambiarla y poner algo más acorde con el relato, pero la verdad es que no tuve tiempo. Un abrazo y gracias x pasar
EliminarBueno, bueno... bueno... ¿Largo? Para nada porque se disfruta mucho, te lo aseguro y esa tensión y curiosidad se palpa desde el principio.
ResponderEliminarDicen que más vale maña que fuerza, destreza y confianza en uno mismo, porque eso es lo que le salva: su confianza. Y mucho mejor que nadie supiera nada de él. Eso también es una ventaja para él.
Al final, como el protagonista, quedé con el pulso acelerado.
Un beso enorme.
Me alegra saber que no te resultó largo el relato, disfrute al escribirlo y al recibir tan buenas opiniones. Les agradezco a todos por pasar y leer con atención. Un abrazo muchas gracias, Mag.
EliminarEs verdad que ese día se veía mas lúgubre de lo normal...pero nefasto lo fue para quien murió de un disparo y para su atacante....para el chico de la patineta fue su dia de suerte...besosss
ResponderEliminarTal cual, Diva, a veces la suerte da un giro y resulta no como la suponíamos. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer.
Eliminarhe corrido junto al muchacho, me has metido en la historia y hasta he aplaudido con un final adecuado. Me ha gustado mucho
ResponderEliminarTe agradezco sinceramente tus palabras, Rodolfo, las valoro mucho. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarVaya relato, me he quedado con mucho suspenso y expectante hasta el final, la historia bien contada y el villano tuvo su merecido final. Saludos desde El Blog de Boris Estebitan.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por pasar, Boris, me alegra que te haya gustado. Hasta cada rato
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