Esta semana la inspiración se tornó medio tristona. Me disculpo. Tal vez sea a causa de la lluvia, aunque sospecho que más bien se debe a la acumulación de calendarios sobre mis hombros...
Para leer más textos jueveros, pasar por el blog de Molí
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ENTRE JUEGOS Y JUGUETES
A veces siento ganas de cerrar
los ojos, dejarme llevar hacia atrás en el tiempo y ponerme a jugar sin culpas
ni remordimientos. Llegan de inmediato imágenes, detalles, voces, fragancias… pequeños
tesoros de los que logro asirme apenas por una delgada hilacha de memoria
evocando tardes y mañanas en las que mi infancia era presente y mi mayor
preocupación era decidirme por qué juego optar para pasar las horas.
Los distintos rincones de mi casa
eran el escenario perfecto para construir un barco, una carpa, una escuela, una
tienda, una selva, una montaña o un castillo de fantasía en donde habitar con
mis muñecas o divertirme junto con mi hermano sin pausa ni prisas. La imaginación
se soltaba y me izaba como un barrilete por ese cielo inocente de colores
impensados y horizontes extensibles. Sé que por ese entonces también sentía
miedos y complejos e inseguridades múltiples, pero vistos a la distancia hoy se
disipa la cuota de imperfecciones que por ese tiempo me habitaba y filtradas
por el recuerdo, las cosas siempre me parecen más idílicas. Saberlo no le quita
encanto a la evocación y la melancolía de aquellos juegos alivia en gran parte
las tristezas hoy provocadas por tantos vacíos impuestos. Las ausencias duelen
y dejarme llevar por la ilusión calma en parte la opresión que me da la certeza
de saber que todo tiene un término, un final que nos da sentido a lo vivido… aunque
cuesta terriblemente aceptarlo.
Me brota entonces un ataque cruel
de realidad y pienso que no puede ser que nada quede ya de aquella que fui. No puede
ser cierto que se esfumó todo lo que fue mi infancia. ¿Quedará
hoy algún vestigio de alguno de mis viejos juguetes? ¿Alguien conservará alguno
de los que di, como feliz recuerdo? Supongo que no. Sólo trozos descartados en algún
basural bajo toneladas de rastros añejos de un mundo que pasó y pocos, quizás, aún
evocan con cariño.
Fíjate creo que la infancia es algo que nunca se olvida todos tenemos recuerdos mejores , peores y si hablas con alguien aunque no hayas compartido la infancia estoy segura que algo en común siempre se tiene , pq quien no se ha manchado la ropa , quien no metió las manos donde no debía y así infinidad de cosas en común por eso algo de ello queda en algún rincón de nosotros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz noche .
Por supuesto, Lo que sucede en la infancia nós marca pata siempre, tanto para bien como para mal. Afortunadamente, mis recuerdos de aquella época son muy felices. 😘 grande
EliminarCreo que te queda el imaginar, que usabas en los juegos de entonces. Imaginar es algo que seguís haciendo, contadonos historias.
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto, cuando la inspiración surge libremente tiene mucho de juego. Y se disfruta! Un abrazo
EliminarDe alguna forma pienso que el final va llegando a nuestras vidas cada día. Cada día se acaba algo que no volverá ycada cierto tiempo comprobamos como uno mismo o las personas que nos rodean no son las que eran nio volverán a serlo, aunque sigan a nuestro lado. Mi madre ya no está, mis hijas son unas mujeres, etc.
ResponderEliminarLos juguetes tal vez quedan, si los reencontramos nos sugerirán algo que entonces no veíamos, nos recordarán lo que entonces nos decían...
Mira que me he alargado... Besos.
La clave está en atesorar los recuerdos buenos y filtrar los malos, sin dejar nunca que la nostalgia se transforme en tristeza o amargura por las pérdidas. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Eliminar¡Hola! Y posiblemente no quede nada físico de esos tiempos, pero si sigues teniendo esa creatividad, creo que ya tienes mucho.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Recordar sin tristeza es un aliciente, además, motivo de inspiración. Gracias por tus palabras. Un abrazo
EliminarSolo quedan los lindos recuerdos y que al evocarlos vuelven a ser vividos aquellos inolvidables momentos
ResponderEliminarA los malos, en cambio, mejor borrarlos. Un abrazo
Eliminarlos juguetes se habrán ido, pero no creo que
ResponderEliminarlo haya hecho tu niña interior. De ser sí,
quizás esté dormida en algún rinconcito
de tu alma y necesites despertarla.
Besos, Mónica
Enternecedor comentario que me alegra y conmueve. Si, seguro. Ella aún está por allí, lista para salir a jugar 😁 un fuerte abrazo
EliminarMuchos de los recuerdos más bonitos que atesoramos los seres humanos son de nuestra infancia, quizá porque vivimos todo con más intensidad, llenos de la magia y de improvisación para disfrutar al máximo. Encantador relato, muy nostálgico.
ResponderEliminar!Abrazo!
Me alegra que te haya gustado, muchas gracias. 😁
EliminarUn relato lleno de melancolía;pero piensa que dentro de nosotros siempre quedará el niño que fuimos, y por qué no, seguro que podemos rememorar alguno de nuestros juegos que nos llenará de felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un consuelo, si. Gracias por tus palabras. Un 😘
EliminarPausado y nostágico texto Neo, me gustó. Deja un poso de paz y aceptación o eso es lo que yo percibo.
ResponderEliminarUn beso.
Ls aceptación se logra luego de mucha meditación, jeje. No es fácil! Un abrazote.
EliminarTu relato hace respirar nostalgia, yo creo que la niña que fuimos perdura por siempre en nosotros (y tristes de aquellos que la pierden por el camino, pero creo que ese no es tu caso) conservas una gran imaginación y aun sueñas e imaginas como la niña que fuiste. Besos.
ResponderEliminarMi niña interior lucha por seguir viva. A veces lo consigue, otras, casi desaparece bajo el bombardeo de pesimismo con el que la maltrata la realidad. Un beso
Eliminarquizás lo tengamos más fácil los hombres, que no tenemos ataduras a la hora de jugar con la pelota baloncesto o futbol , o construir castillos de arena en la playa para enseñar a las siguientes generaciones, disfrutando con ellos
ResponderEliminarPuede que sí. Todavía a las mujeres se les exige mantener ciertos filtros y condicionamientos. Un abrazo
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