Esta semana la propuesta juevera viene de la mano de Nieves, quien desde su blog nos convoca a escribir sobre el tema de los Contratos. Para leer más relatos, dar clic aquí.
DE CONTRATOS Y AFINES
Descreo de los contratos para las
cosas importantes. Más allá de extender la firma sellando por escrito un
compromiso, me resulta mucho más relevante cerrar el pacto con un sincero
apretón de manos, una mirada abierta y honesta, un leve sonrisa estipulando la
indestructibilidad de la promesa que se está dando, más allá de las
contingencias que pudiesen ocurrir.
Dirán los escépticos que, en
estos tiempos de individualidades y egoísmos impúdicos, las malas experiencias
harán que me estrelle una y otra vez
contra el muro de la mentira o de las liviandades dichas sin pensar o por el
contrario, hipocresías elaboradas premeditadamente con el fin claro de estafar
mi retrógrada candidez de idealista declarada. Pero no soy tonta. Me reservo la
determinación de los apretones de manos exclusivamente para las cosas
trascendentes, las situaciones de verdadera profundidad. Para lo otro, para las formalidades de las
transacciones de intercambio de bienes y compromisos comerciales, sigo
ejerciendo la fría rutina de estampar la rúbrica como señal de conformidad. En esos casos no
me importa tanto la calidad humana de quien eventualmente ejerza el otro rol en
la operación a realizar.
Para todo lo otro, para lo
verdaderamente sustancial -como compartir un sueño, lanzarse en comunión a la
vida o proyectar un hijo- sigo necesitando antes, para decidirme, estrechar o
rozar las mano para percibir la calidez del alma.
Me ha gustado, sobre todo el final
ResponderEliminarBesos.
Me alegra saber eso, muchas gracias Fabián. Un abrazo
EliminarAqui, para las cosas importantes, las transacciones se efectúan delante de un notario, pero para efectos legales son válidos un simple papel o un apretón de manos
ResponderEliminarLuego, está la voluntad de respetar lo pactado...
Cierto, Rodolfo, Lo fundamental es la voluntad de respetar lo pactado. Un abrazo
EliminarSi todos fuéramos capaces de respetar la palabra dada, de otra modo nos iría, pero no olvidemos que hasta firmado el contrato tratamos de no cumplirlo. Un abrazo
ResponderEliminarMuy buena consideración, Ester, muy cierta. Un abrazo
EliminarUn relato lleno de muchas cosas sobre todo delata tu manera honesta que tienes sobre las cosas importantes de la vida y distingues muy bien lo personal de lo cotidiano que por desgracia son firmas de contratos .
ResponderEliminarMuy bueno e interesante . Un abrazo y una feliz semana .
Muchas gracias por tus palabras. Buen fin de semana para vos también. Un abrazo grande
EliminarLa frialdad de un bolígrafo, aunque sea de notario, nunca podrá tener la cálida validez del tacto y la honestidad de la piel.
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Besos.
Me alegra que coincidamos, Juan. Un abrazo
EliminarSí que es verdad que en estos tiempos se necesita asegurar todo con firmas , papeles, notarios y demás formulismos. Pero para un trato intersante y entre personas queridas, con un simple apretón de manos o con un abrazo, sobra. Muy buena entrada, amiga Neo.
ResponderEliminarNada sustituye lo que él contacto directo logra transmitir. Un abrazo grande
EliminarMe gusta mucho, Mónica, esa importancia que le das a la mirada a los ojos y el estrechón de manos: dicen lo esencial, lo importante, lo profundo sin mediación de palabras.
ResponderEliminarBesos
Es que si se agudiza esa capacidad de percibir sinceridad y calidad humana, se logra distinguir verdad de mentira. Muchas gracias, Miriam, por pasar, leer y comentar. Un abrazo
EliminarMucho mas importante un apreton de manos o la calidez de una caricia, es lo fundamental para aquello realmente importante. Besos.
ResponderEliminarCoincidimos 😀. Beso grande!
EliminarTienes toda la razón, para algo sustancial en la vida la firma vale tanto como el apretón de manos en los negocios mercantiles.
ResponderEliminarAbrazos.
No sirve tener re aseguro por escrito si el compromiso no fue hecho desde el corazón. Un abrazo
EliminarEstoy de acuerdo contigo, una mirada honesta, y un apretón de manos sincero, es el mejor pacto que se puede hacer.
ResponderEliminarUn abrazo
Así solía ser en los tiempos de mi abuelo. Un abrazo
EliminarOjala siempre fuera así en la vida real, el de pactar a través de un apretón de manos o un abrazo, sería maravilloso.
ResponderEliminarMe encantó tu relato juevero.
Besos.
Para que fuera posible, tendríamos que empezar, cada uno, cambiando nuestras prioridades en la escala de valores. No creó que Sra imposible! Gracias por tus palabras. Un abrazo
EliminarSea, quise poner 😁
ResponderEliminarLa forma que profundizas en tu relato ‘contratos’ debería ser lo excelente, si para algunos el honor de las promesas no fueron quebrantadas por la deshonestidad. Me encanto tu lindo aporte.
ResponderEliminarBeso
Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias!
EliminarSoy partidaria de la mirada a los ojos, del apretón de manos y de tomarse una copa, pero es verdad que la vida está para no fiarse ni de tu sombra, así es que me parece bien lo que expones, sería una solución.
ResponderEliminarLamentablemente, la vida nós enseña que muchas veces no hay que fiarse. Un abrazo
EliminarMe gustó Mónica esa diferenciación entre lo realmente importante y lo formal. Para lo primero con una mirada y ese apretón de manos sobra.
ResponderEliminarBesos
Creó que la diferenciación es fundamental. Muchas gracias, San por tu comentario y compañía. Un beso
EliminarMuy de acuerdo con tu apreciación de lo verdaderamente importante en un acuerdo esencial. Nada más sutil que conciliar acuerdos mirándose a los ojos.
ResponderEliminarMe encantó leerte.
Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias 😀
Eliminar