Con retraso, me sumo a la convocatoria juevera de esta semana. Convoca Charo, para leer todos los relatos, pasar por su blog.
LA ESCALERA
Había soñado con ese momento toda
su vida: la noche de su consagración. Al fin, luego de tanto esfuerzo, de
tantas humillaciones recibidas, de tantos gritos e inquisiciones abusivas, de tantas
arbitrariedades y de tanta competencia indigna, al fin… podría paladear la
gloria y sentir que lo había logrado.
Esa noche espectacular, entre
luces fulgurantes y frente a las cámaras, ante miles de fanáticos aclamando con
pasión a sus ídolos, por primera vez podría hacer su ingreso triunfal al podio
de las súper estrellas. El protocolo de la ceremonia establecía que cada celebridad
iría haciendo su entrada triunfal descendiendo por una escalera, con su nombre
brillando en un rutilante cartel de luces mientras la voz del maestro de
ceremonia remarcaría su presencia frente al público expectante.
Ensayó frente a su espejo mil
veces la sonrisa que luciría en ese instante crucial en que las cámaras se deleitarían
hurgando cada detalle de su rostro y vestimenta. Reflexionó una y otra vez
antes de decidirse, en definitiva, por un extravagante vestido de brillos y
transparencias que acentuara sus curvas mientras se deslizara, glamorosa por
cada uno de los cuarenta peldaños que –le dijeron- tenía la escalera. Esmerándose
en no parecer insegura, planeó bajar con máxima elegancia sosteniéndose con una
mano del pasamano labrado mientras con la otra saludaría afablemente a una
multitud a la que ni miraría. En el punto en donde la curva de la escalera
establecía un máximo acercamiento a las cámaras, planeó hacer una pequeña pausa
en su recorrido descendiente y extender hacia la inmensidad el gesto de un beso
obsequiado como cariñosa dedicatoria a un destinatario incierto. Luego retomaría
su descenso sensual y sugerente sonriendo siempre mientras su mirada
destellante de colirio pareciera perderse melancólica en el infinito.
Todo resultó tal como lo imaginó
y planeó. Las luces, las cámaras, la multitud, el impacto de su vestido y su
cuidada producción. El cartel luminoso, la voz del maestro de ceremonias, el
saludo triunfal, el gesto del beso arrojado con generosidad, todo. Menos el inadvertido
rincón del escalón que se adelgazaba en la curva a la que se asomó para arrojar
el beso y por el que luego resbaló tan ridícula como estrepitosamente.
Sospeché que algo le iba a salir mal a esa famosa, como le pasado a alguna. Incluso alguna se ha caído en medio de un show.
ResponderEliminarCreo que será victima de las redes sociales. Pero tal vez tenga sentido del humor, tal vez tenga entereza al levantarse.
Bien contado
Vaya pobrecilla después de tanto estar preparándose en el último instante pummm resbalón pero al menos le dio tiempo a bajarlas y lucirse , me gusto le pusiste su glamoor .
ResponderEliminarUn saludo y besitos
Cómo me gusta leerte...
ResponderEliminarTu que eres la autora y sabias lo que iba a pasar tenias que haberla avisado, me ha dado pena que se cayera. Un abrazuco
ResponderEliminarTodo preparado meticulosamente para su lucimiento, pero le faltó lo fundamental, ensayar a bajar la escalera sin inoportunos tropiezos. Una verdadera estrella se hubiera levantado con la máxima dignidad y hubiera seguido bajando con normalidad absoluta.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ay! Pobre mujer! Me da pena cuando suceden estas cosas imprevistas, pero es que por más ensayo que le pongamos a la vida, todo puede desmoronarse en un segundo.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Coincido con los comentarios anteriores, me dio ganas de ayudarla a levantarse.
ResponderEliminarTodo indicaba que algo saldría mal, igual, de estar ahí, le hubiera tendido mi mano para ayudarla, buen relato.
ResponderEliminarun beso
Si en verdad era una estrella, solo restaba, levantarse, sonreir y seguir bajando con naturalidad.
ResponderEliminarbesos.
Bueno..no es la primera ni la ultima de la estrellas que tienen un traspiés..además...es publicidad gratis...Imagino su foto cayendo por los Instagram...Facebook...y todas las redes habidas y por haber...Sera tan nombrada que no le dolerá nada......besossss
ResponderEliminarAy! y menos mal, menos mal
ResponderEliminarque no se mató. :-)
Siempre hay que tener
cuidado con las escaleras!
Besos, Mónica
Jajaja! Me río pero en realidad me da mucha pena, la pobre, aunque como dice Juan, si es una verdadera estrella sabrá sacarle rendimiento a esa caída como han hecho muchas...Pienso que si me pasa a mí me muero...pero claro, es que yo no soy una estrella.
ResponderEliminarAl principio sospechaba que algo así iba a pasar, luego cambié de idea y al final me llevé la sorpresa.
Muchas gracias por participar!
Un beso
Me temí desde el comienzo que eso iba a pasar porque es el miedo que yo tendría en una situación así. Menos mal que no soy una estrella ni tengo que quedar bien ante un público enfervorecido.
ResponderEliminarUn beso.
BUENOS DIAS NEO. Hemos coincidido en el tema plenamente. Solo cambia el final y que tu relato está mucho mejor escrito que el mio. Un abrazo muy grande amiga.
ResponderEliminarA veces es sano ese tropezón que le hace a uno volver a la realidad...
ResponderEliminarComo se suele decir: "cuanto más alta es la subida más dura será la caída". Para otra vez optará por la naturalidad. Buena descripción protocolaria.
ResponderEliminarBesos Mónica
Pobre!!!!! tanto quiso brillar y llamar la atención que al final lo consiguió de la peor manera. Muy bien detallado Mónica punto por punto.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Monica.
ResponderEliminarNo se que paso con mi comentario, para donde se fue. Lei tu comentario en La plaza del diamante, y me dije: será mejor que doble check. Disculpas, tu sabes que siempre te visito.
Que bonita la narrativa de tu texto. Los nervios, la emoción quizá la tenían tensa y perdió el balance. Parecido a lo que le pasó a mi amiga en una graduación. Es terrible pasar por esa circunstancia.
Beso