sábado, 29 de octubre de 2016

HALLOBLOGWEEN -(entrada programada)

Este año la encargada de conducir el ya tradicional encuentro literario de Halloblogween ideado por Teresa Cameselle es Charo, quien desde su blog enlaza la lista de los participantes. Para leer todas las historias, pasar por allí. 
P.D 1
lo de las quince líneas sugeridas me ha sido imposible, espero sean tolerantes
=)
P.D 2
me disculpo por no poder pasar a leerles y comentar como acostumbro. Me voy de viaje por unos días y no creo poder visitarlos como merecen.
Abrazos para todos!



RÉQUIEM

Suena, en lo profundo de la oscuridad de la casa y de la noche, algo que parece un réquiem, como prolegómeno impensado de algo que sé que no me gustará.

Me inquieto, como es lógico, mientras un intenso hormigueo causado por el nerviosismo sube por mi espalda. Saco fuerzas de donde puedo y me decido a recorrer cada una de las habitaciones deshabitadas. Tengo la convicción de que estoy sola pero los acordes estremecedores de esa música solemne y tenebrosa se empeñan en contradecirme.

Pese a mi esfuerzo por mostrarme equilibrada y racional, mis manos, temblorosas al intentar abrir picaportes y encender velas, me delatan. Una a una voy recorriendo las estancias del lugar que parecen haber adquirido un aspecto más lúgubre y ceniciento que el que tenían esta tarde. No advierto nada particular que me de pistas sobre lo que ocurre, pero la luctuosa música continúa  inseminando los rincones de la vieja casona con sus sones macabros y siniestros.

Sólo una sala me falta por revisar. Sin dudas la música procede de ese cuarto. Se escucha mucho más fuerte y nítida. Me estremezco de pies a cabeza, aunque busco infructuosamente dominar mi miedo. Me acerco a la puerta que permanece cerrada bajo llave, tal como esta mañana yo misma la he dejado. Una luz encendida en el interior alcanza a advertirse por debajo de la hoja. Me parece percibir que una sombra ha interrumpido el haz de luz que brota por debajo y siento que se me hiela la sangre.

Un impulso que no logro contener me lleva a intentar espiar lo que sucede allí dentro a través del ojo de la cerradura. No logro ahogar el grito que brota de mi garganta cuando una pupila amarillenta y desorbitada se enfrenta, desafiante, con la mía.

Me despierto sudorosa y espantada, latiendo mi corazón en forma descontrolada al punto de sentir que puede salírseme del pecho. Lentamente voy desacelerando mi respiración mientras compruebo, aliviada, que estoy en mi cama, cobijada y a salvo. Pese a ello, el pánico que acabo de sentir en sueños no logra disiparse del todo. La impresión ha sido muy fuerte y el terror aún sacude mis entrañas.

Afuera, a través de la ventana, la noche es densa y unas nubes oscuras ahora tapan por completo la luna mortecina. Unas ramas secas arañan el vidrio como si quisieran advertirme de algo. De repente, el silencio de la noche se quiebra en forma inesperada.

Suena, en lo profundo de la oscuridad de la casa y de la noche, algo que parece un réquiem, como prolegómeno impensado de algo que sé que no me gustará.

miércoles, 26 de octubre de 2016

ESTE JUEVES UN RELATO: La puerta

Esta semana nos convoca Pedro Pablo, desde su blog, para leer más relatos, dar clic aquí
Nota:
Me excuso por haberme pasado de la cantidad de palabras sugeridas, pero no ha sido mi culpa, sino del relato, que se escribió solo.





LA PUERTA

La puerta se veía añosa, descascarada, de grandes dimensiones. Los restos de un antiguo esmalte sintético color “rosa chicle” con el que alguna vez había sido pintada sobrevivían a lo que suponían ser varias décadas de abandono y olvido. Un antiguo cerrojo de barra horizontal anclado a la agrietada madera contrastaba por su temple con la decrepitud de la fibrosa hoja apenas labrada.

Aquella era la puerta de entrada a la guarida de sus deseos, esos que, aunque ansiados con ahínco, jamás se cumplieron. Lo supo con certeza, aún antes de intentar abrirla. El corazón de su propia identidad permanecía estoicamente detrás de ese portón, lo percibía sin necesidad de confirmarlo con sus ojos.

Intentando analizar la simbología de aquella puerta -tan especial en su mundo onírico- no pudo evitar sentir cierta confusión al observarla en detalle. Si bien podía entender el porqué de lo desvencijado de la hoja y sus formas sobrias, le desconcertaba en cambio aquel color que prevalecía sobre su superficie, tan llamativo y rayano en el mal gusto. Ese rosa chillón no tenía nada que ver con su personalidad ni con las fantasías idílicas nacidas de sus sueños más sentidos.

Le dolía suponer que allí adentro, detrás de esa hoja tan poco glamorosa y poco digna, se encontrara preservado el compendio de sus mejores y más elaboradas ilusiones, las que en verdad representaban esa parte de su yo íntimo y sublimado. Allí aguardaban, atesorados para siempre, sus más caros deseos pasionales, las mejores respuestas a las ironías hirientes alguna vez recibidas, las miradas más sugerentes, las frases más amorosas, los besos más dulces, los orgasmos más increíbles, las grandes verdades nunca desmentidas, las certezas más radicales, los sentimientos más sinceros. Quizás algunos hubiesen sonado demasiado locos ante la gente, otros, demasiado extravagantes y algunos pocos, demasiado atrevidos, pero todos resultaban ser para ella tan auténticos y deseables como luminosos.

Pese al desconcierto que la embargaba, tomó fuerzas y se dispuso a abrir la puerta. El pesado barral oxidado chirrió al correr entre aquellos herrajes destartalados. La añosa hoja pintarrajeada se abrió paso entre restos de hojarasca seca: restos mustios de ensoñaciones e ilusiones muertas. Poca luz entraba por un ventanuco mugroso que se destacaba en un rincón, casi a la altura del techo. Telarañas espesas como mantos desgajados se balanceaban con pesadumbre al ritmo de su propia respiración. Cierta sustancia, apenas perceptible bajo los rayos mortecinos de un sol que no calentaba, iba cayendo blandamente hacia un piso que no se lograba distinguir.

Sobre una mesa ubicada en el centro de la habitación, resaltado por una temblorosa flama de vela, un viejo libro de hojas crujientes y empolvadas esperaba ser leído. Ningún texto había en él, ningún signo, ni ilustración, ni rastro preservado existía ya entre aquellas páginas olvidadas. Sólo al final de la última hoja y a punto de desvanecerse logró entrever una frase que la conmovió terriblemente: “…las ilusiones llegan a hacerse polvo si el excesivo pudor, la cobardía o la indecisión desmedida se ocupan de mantenerlas encerradas hasta que nos llegue la muerte.”

La angustia la abrumó al punto de hacerle brotar el llanto. Un dolor en forma de punzada aguda le atravesó el pecho. Se sintió desfallecer.

Todo el cúmulo de ilusiones atesorado a lo largo de su vida, desde su más tierna infancia, pasando por los años de su más romántico idealismo, incluidos sus más esperanzados sueños apostando por un mundo mejor y una vida plena, se habían desintegrado. No existían más, ningún rastro quedaba de ellos en aquel enigmático mundo onírico que en ese momento recorría. La tristeza fue sintiéndose tan presente que logró materializarse ante ella, definida y real como si se tratase de su imagen en un espejo.

Sin que hubiese necesidad de más explicaciones, supo que su error había sido resignarse siempre a mantener sus sueños en estado latente, enclaustrados y alejados del mundo real bajo candado, negados a la luz de un sol verdadero que les inspirara confianza y les facilitara el vuelo. Sin la posibilidad de saberse libres, aquellos mágicos anhelos terminaron por marchitarse y desvanecerse ahogados por el encierro tras aquella puerta de cerrojo pesado y colores inverosímiles. Quizás fue por miedo a que los demás se burlaran por considerarlos demasiado ingenuos. No se animó a mostrarlos por temor al “qué dirán”, para no ser catalogada de “diferente”. Nunca se había atrevido a experimentarlos, a darles la posibilidad de ser reales.

Una lágrima resbaló fría sobre su rostro resumiendo su enorme congoja. La nitidez de esa leve humedad atravesando su mejilla logró despertarla.

La confirmación de que todo había sido un sueño – uno muy trascendental, aunque ilusorio al fin- logró confortarla. Se incorporó, aún dubitativa, sobre su cama. Todavía llevaba el sabor de la tristeza prendido en su boca.

Avanzó lentamente hacia la puerta del balcón de su cuarto intentando despejarse. Abrió, con convicción los postigos de madera (en cierto modo parecidos a la puerta del sueño) y resuelta a replantearse desde ese momento las prioridades de su vida, paladeó con placer la luz de la mañana.

martes, 25 de octubre de 2016

CONTANDO LAS SEMANAS 43 de 52 Terciopelo Azul

Esta semana mi aporte a la propuesta habitual de la querida Sindel viene enganchada con mi texto juevero para la próxima convocatoria dirigida por Pablo con el tema PUERTAS. Parte del siguiente escrito (el que está en letras inclinadas) figurará dentro de la historia que subiré  el próximo jueves.



TERCIOPELO AZUL

En un cofre primoroso
engalanado de suave y azul terciopelo 
conservo como tesoros
algunos de mis más ansiados sueños.
Esperando ser lanzados
desde la fantasía de mi mente
hacia un mundo real que les brinde alas,
ellos aguardan ansiosos
para hacer posible su destino
a la vez que su temple
nos aleje – a ellos y a mí-
de la chatura de este mundo
gris e indolente.
Pero sé que la espera
no puede ser eterna.
El brillo de los anhelos
no es inmune a las perfidias
de nuestros propios miedos.

Las ilusiones llegan a hacerse polvo
si el excesivo pudor, la cobardía
o la indecisión desmedida se ocupan
de mantenerlas encerradas
hasta que nos llegue la muerte.

miércoles, 19 de octubre de 2016

ESTE JUEVES UN RELATO: Qué hace eso ahí?

(Muchas gracias Charo por tu dedicación!)

Esta semana nos conduce Charo proponiéndonos un tema que bien se presta para lo simpático e inverosímil. Les dejo mi aporte:



Le parecía notable, muy llamativo, un detalle repetido una y otra vez sin que ninguno de aquellos cuidadosos artistas se hubiese dado cuenta de lo absurdo que resultaba. O al menos no lo notaron hasta luego de exhibir sus respectivas obras en el sitio donde cada una estaba destinada: un retablo, un mural, un fresco, un cuadro ricamente enmarcado, una bella litografía ilustrando un texto bíblico.

Más aún, le resultaba sorprendente que quienes encargaron en su momento las obras -en ciertos períodos el arte por encargo era normal y frecuente-  tampoco hubiesen advertido semejante incoherencia y no hicieran corregir el desatino, pese a que sin dudas la habrán visto y revisado con sumo cuidado.

Después pensó que quizás la causa de nadie hubiese ordenando su corrección fuera un argumento puramente estético, una cuestión de armonía visual dictada por el mandato de lo que estamos acostumbrados a ver, poniéndolo por encima de lo que, de seguirse y aceptarse la historia religiosa oficial, debería haber sido una característica morfológica de aquellos dos personajes. Posiblemente esa haya sido la causa de aquella anomalía tan manifiesta tan poco resaltada por la crítica de las distintas épocas, de otro modo no se podría explicar por qué a lo largo de los siglos se los haya continuado representado de esa manera irreflexiva y poco fiel a lo que cabría suponer deberían haber sido aquellos dos primeros humanos, nacidos por el soplo divino y no salidos de vientre materno. A menos que sus ombligos hayan venido efectivamente en el diseño primigenio, sin que un hecho fisiológico anterior los determinara, y resultara ser la “marca de fábrica” de quien los creó.

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martes, 18 de octubre de 2016

CONTANDO SEMANAS 42 de 52: Humanidad

Otra semana aportando a la convocatoria de la querida Sindel




HUMANIDAD

Si uno pretende
intentar explicar
o revelar la sustancia
que nos hace humanos
-ese algo que nos da entidad
identidad y dignidad
en el transcurso
de esta vida rasa-
uno buscará señalar
al final de cuentas
tan sólo, lo que soñamos.
porque si nos detenemos
a evaluar con crudeza
el rastro de destrucción
que venimos dejando,
será poco en verdad
el caudal de optimismo
que obtendremos
con relevancia.


viernes, 14 de octubre de 2016

ESTE JUEVES (CON RETRASO) UN RELATO : BUSCANDO LA FELICIDAD

Esta semana Diva nos propone ahondar en la fórmula para sentirse feliz. Tema complicado pero que nos incentiva a pensar profundo. Les dejo lo que me surgió. Para leer todos los demás aportes jueveros, pasar por el blog Divagaciones nocturnas



LA NATURALEZA DE LA FELICIDAD

Ella le planteaba que la felicidad no era nada más que un objetivo utópico, algo indefinible capaz de motorizarnos a avanzar por la vida, pero nada más. Una especie de dirección virtual hacia donde encauzar nuestras acciones intentando concretar lo que soñamos pero sin posibilidad cierta de arribar en definitiva a ese puerto en el que nos inspiramos. La felicidad era para ella, apenas un ideal, un ente sin sustancia definible, una ilusión que el alma humana va construyendo para sobrellevar la chatura de lo que nos rodea en la mediocridad de nuestra existencia.

Él contrarrestaba el análisis de ella intentando descifrar lo que su corazón sentía precisamente en ese momento. Intentaba explicarle que para él, la felicidad era un estadio del alma, un acto de fe ante la vida, una postura filosófica que buscaba abrir el espíritu para ser capaz de paladear cada instante como único e irrepetible. Buscaba explicarle que para su entender, la felicidad no dependía tanto de lo externo que nos afecta en determinada circunstancia, sino fundamentalmente, de nuestra propia actitud frente a lo que nos proporciona la vida.

martes, 11 de octubre de 2016

CONTANDO LAS SEMANAS 41 de 52

Sumándome a la propuesta de Sindel y a propósito de lo sucedido en Rosario durante las jornadas del Encuentro Nacional de Mujeres.

Nota: 
El fin de semana último, la ciudad donde vivo fue sede del 31 Encuentro Nacional de Mujeres, en donde se auto-convocaron muchas entidades representativas de los derechos de las mujeres. En su mayoría las actividades se realizaron con calma y respeto, pero al cierre del encuentro, un grupo más extremista y violento que era parte de las numerosísimas participantes, se dedicaron al destrozo, al vandalismo, a la agresión intolerante y atacaron no sólo los edificios públicos sino a cualquiera que buscara frenar esos desbordes. La Catedral de la ciudad fue el sitio en donde se produjeron los más violentos enfrentamientos. Esas muestras de intolerancia y violencia no pueden justificarse aún cuando el fin último de la convocatoria era legítimo y justo. 



LA ROSA

Aunque la lucha de la rosa
sea por defender su dignidad
carece de legitimidad
cuando en lugar de enaltecer
con argumentos
su aroma, sus pétalos y su espíritu
tan sólo se dedica 
a desgarrar al prójimo
con la furia de sus espinas.  



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Enfrentados. Una mujer encapuchada se enfrenta con un grupo de católicos que rezaba el rosario.

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Huellas. El museo Castagnino fue uno de los edificios en los que quedó la impronta de la marcha.

Contenedores. El paso de la marcha de mujeres quedó plasmado en los contenedores de residuos.


jueves, 6 de octubre de 2016

ESTE JUEVES UN RELATO: HOMENAJE A LA MEDICINA Y SUS PROFESIONALES

Esta semana Juan Carlos nos propone un tema algo complicado y como la solución de recurrir a un evento personal no me provocaba ninguna idea disparadora efectiva, opté por escabullirme por la salida del "divague creativo" y desde allí me dejé llevar, espero sean tolerantes con mi "travesura".
Para leer el resto de aportes jueveros, pasar por el blog de Juan Carlos.




PARTICULAR MEDICINA 

Se especializaba en sanar egos lesionados, reconstruir autoestimas y entablillar ilusiones rotas. Lograba rehabilitar exitosamente almas malheridas sin tener que recurrir a anestesias totales ni a amputaciones cruentas. Conseguía recomponer ideales, remediar frustraciones y desinflamar angustias existenciales sin tener que operar a corazón abierto. Lograba recuperar íntegramente alegrías pisoteadas, inocencias maltrechas y sueños desgarrados. Era experto en su oficio de suturar viejas heridas sin dejar cicatrices y su buena praxis había logrado extender su fama más allá de su ciudad y su comarca.

No lucía ningún diploma enmarcado en la pared de su oficina ni contaba con certificaciones habilitantes de universidades destacadas. No se hacía llamar “doctor” ni “eminencia” ni contaba en su haber con diplomas de honor que acreditaran su formación profesional y académica. No se ausentaba con asiduidad para participar en congresos ni asistir a cursos de post grado. No recibía gratificaciones informales de industriales farmacéuticos ni de algún laboratorio multinacional que premiara la persistencia de recetar los medicamentos de su marca.

El hombre no era de esos. Ejercía su profesión en forma desinteresada con honestidad y respeto. Pertenecía a esa raza casi extinta de doctores del corazón que se desvivían por preservar la integridad de sus pacientes, buscando sólo su bienestar, su sanidad espiritual y su felicidad efectiva. Y no lo hacía por desinterés, curiosamente, sino por instinto de auto-conservación que bien pudiera catalogarse de egoísmo. Y es que curar a los demás le otorgaba esa estirpe de felicidad que no alcanzaba de ningún otro modo. Al fin de cuentas él era tan humano como cualquiera y no se olvidaba de su propia salud: ayudar a los demás repercutía en su propio beneficio.

lunes, 3 de octubre de 2016

CONTANDO LAS SEMANAS 40 de 52 Palabra Ojalá





Ojalá logremos alguna vez
Que las ficciones que nos inventamos
Para intentar vivir mejor
Cuajen en la realidad
Haciendo posible
Lo que soñamos


Más aportes a la propuesta semanal de Sindel, aquí