Este año la encargada de conducir el ya tradicional encuentro literario de Halloblogween ideado por Teresa Cameselle es Charo, quien desde su blog enlaza la lista de los participantes. Para leer todas las historias, pasar por allí.
P.D 1
lo de las quince líneas sugeridas me ha sido imposible, espero sean tolerantes
=)
P.D 2
me disculpo por no poder pasar a leerles y comentar como acostumbro. Me voy de viaje por unos días y no creo poder visitarlos como merecen.
Abrazos para todos!
P.D 1
lo de las quince líneas sugeridas me ha sido imposible, espero sean tolerantes
=)
P.D 2
me disculpo por no poder pasar a leerles y comentar como acostumbro. Me voy de viaje por unos días y no creo poder visitarlos como merecen.
Abrazos para todos!
RÉQUIEM
Suena, en lo profundo de la
oscuridad de la casa y de la noche, algo que parece un réquiem, como prolegómeno impensado de
algo que sé que no me gustará.
Me inquieto, como es lógico,
mientras un intenso hormigueo causado por el nerviosismo sube por mi espalda. Saco fuerzas
de donde puedo y me decido a recorrer cada una de las habitaciones deshabitadas.
Tengo la convicción de que estoy sola pero los acordes estremecedores de esa
música solemne y tenebrosa se empeñan en contradecirme.
Pese a mi esfuerzo por mostrarme
equilibrada y racional, mis manos, temblorosas al intentar abrir picaportes y
encender velas, me delatan. Una a una voy recorriendo las estancias del
lugar que parecen haber adquirido un aspecto más lúgubre y ceniciento que el
que tenían esta tarde. No advierto nada particular que me de pistas
sobre lo que ocurre, pero la luctuosa música continúa inseminando los rincones de la vieja casona con
sus sones macabros y siniestros.
Sólo una sala me falta por
revisar. Sin dudas la música procede de ese cuarto. Se escucha mucho más fuerte
y nítida. Me estremezco de pies a cabeza, aunque busco infructuosamente
dominar mi miedo. Me acerco a la puerta que permanece cerrada bajo llave, tal
como esta mañana yo misma la he dejado. Una luz encendida en el interior
alcanza a advertirse por debajo de la hoja. Me parece percibir que una sombra
ha interrumpido el haz de luz que brota por debajo y siento que se me hiela la
sangre.
Un impulso que no logro contener
me lleva a intentar espiar lo que sucede allí dentro a través del ojo de la
cerradura. No logro ahogar el grito que brota de mi garganta cuando una pupila
amarillenta y desorbitada se enfrenta, desafiante, con la mía.
Me despierto sudorosa y
espantada, latiendo mi corazón en forma descontrolada al punto de sentir que
puede salírseme del pecho. Lentamente voy desacelerando mi respiración mientras
compruebo, aliviada, que estoy en mi cama, cobijada y a salvo. Pese a ello, el pánico
que acabo de sentir en sueños no logra disiparse del todo. La impresión ha sido
muy fuerte y el terror aún sacude mis entrañas.
Afuera, a través de la ventana,
la noche es densa y unas nubes oscuras ahora tapan por completo la luna
mortecina. Unas ramas secas arañan el vidrio como si quisieran advertirme de
algo. De repente, el silencio de la noche se quiebra en forma inesperada.
Suena, en lo profundo de la
oscuridad de la casa y de la noche, algo que parece un réquiem, como prolegómeno impensado de
algo que sé que no me gustará.