Esta semana Juan Carlos nos propone un tema algo complicado y como la solución de recurrir a un evento personal no me provocaba ninguna idea disparadora efectiva, opté por escabullirme por la salida del "divague creativo" y desde allí me dejé llevar, espero sean tolerantes con mi "travesura".
Para leer el resto de aportes jueveros, pasar por el blog de Juan Carlos.
PARTICULAR MEDICINA
Se especializaba en sanar egos lesionados,
reconstruir autoestimas y entablillar ilusiones rotas. Lograba rehabilitar exitosamente
almas malheridas sin tener que recurrir a anestesias totales ni a amputaciones
cruentas. Conseguía recomponer ideales, remediar frustraciones y desinflamar
angustias existenciales sin tener que operar a corazón abierto. Lograba recuperar
íntegramente alegrías pisoteadas, inocencias maltrechas y sueños desgarrados. Era
experto en su oficio de suturar viejas heridas sin dejar cicatrices y su buena
praxis había logrado extender su fama más allá de su ciudad y su comarca.
No lucía ningún diploma enmarcado
en la pared de su oficina ni contaba con certificaciones habilitantes de universidades
destacadas. No se hacía llamar “doctor” ni “eminencia” ni contaba en su haber
con diplomas de honor que acreditaran su formación profesional y académica. No se
ausentaba con asiduidad para participar en congresos ni asistir a cursos de
post grado. No recibía gratificaciones informales de industriales farmacéuticos
ni de algún laboratorio multinacional que premiara la persistencia de recetar los
medicamentos de su marca.
El hombre no era de esos. Ejercía
su profesión en forma desinteresada con honestidad y respeto. Pertenecía a esa raza
casi extinta de doctores del corazón que se desvivían por preservar la integridad
de sus pacientes, buscando sólo su bienestar, su sanidad espiritual y su
felicidad efectiva. Y no lo hacía por desinterés, curiosamente, sino por instinto
de auto-conservación que bien pudiera catalogarse de egoísmo. Y es que curar a
los demás le otorgaba esa estirpe de felicidad que no alcanzaba de ningún otro
modo. Al fin de cuentas él era tan humano como cualquiera y no se olvidaba de su
propia salud: ayudar a los demás repercutía en su propio beneficio.
No he podido evitar recordar a ese doctorcito que encarnaba Mario Moreno "Cantinflas". Me encanta tu doctorcito, Mónica, tan humano, tan sabio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sublime relato! Bello de principio a fin!
ResponderEliminarHas llegado a emocionarme muchísimo, imaginando que una persona pueda hacer tanto bien, sin esperar nada a cambio.
Un placer enorme leerte.
Besitos.
Quizás sea esa una manera de cuidar a la que no se presta demasiada atención, pero tan importante en el mundo que vivimos y que además, como bien has escrito, hace sentirse bien la persona que lo practica.
ResponderEliminarMe has recordado al párroco de mi parroquia de cuando yo era joven cita, por las noches salia de caza, recorría todos los rincones donde había almas tristes o hambrientas, insuflaba esperanza y quitaba complejos y de vuelta a su casa repartía lo que le quedaba en el bolsillo. Gracias por hacer que recordara a una gran persona.
ResponderEliminar¡Qué simpático! Me ha gustado mucho que no sólo la medicina es capaz de curar algunos males. Lo he disfrutado mucho.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Y cuando te cruzas con un profesional así, qué descanso para el enfermo.
ResponderEliminarBesos.
El que solo tiene lo poco que se necesita para hacer feliz a otro, es inmensamente rico.
ResponderEliminarBello y esperanzador relato.
Un beso.
Realmente dedicarse a los demas repercute en la salud, pero no hace mucho lei un articulo sobre el falso altruismos o narcisismo enmascarado. Personas que no saben vivir sino es para los demas, si no es asi entran en un vacio existencial y como ejemplo ponian un caso similar al del doctorcito de tu relato (por eso he pensado al leerlo) De todas formas tu escrito sale de lo normal y me encanta, besos.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo este divague creativo, es de esos textos que me habría gustado escribir y que me alegra ver escritos por una amiga.
ResponderEliminarMe encanta el personaje que creas y la crítica que vas destilando hacia esos vicios de otros profesionales.
Y la conclusión, maravillosa.
Maravilloso, Neo. Un fuerte abrazo.
Encantador tu relato, Monica. Tu personaje es un filántropo nato, que sin títulos ha logrado ayudar a sus semejantes. Muy buena entrega, muy original.
ResponderEliminarBeso
Hacer o que te gusta sin mirar a quién se lo haces... es lo mejor. No buscas la aprobación ni la palmadita en la espalda pero sí es verdad que el corazón se engrandece y haces mucho bien sin apenas darte cuenta.
ResponderEliminarMuy buen texto de verdad.
Un beso enorme.
Un relato impecable! Cómo me gustaría conocer a un personaje así y que me curara todos esos dolores del alma de la manera que tú cuentas. Me ha encantado, me ha parecido muy original y maravillosamente escrito.
ResponderEliminarUn beso
De todos los relatos que llevo leidos esta semana el tuyo es el que más me ha tocado la fibra más íntima, la que mejor describe lo que debería ser el ser humano en relación con los demás. Médico del alma, el protagonista de tu historia, no aclaras si era o no médico, tenía el don de hacer más agradable y feliz la vida de los que le rodeaban. No necesitaba más para procurarse su propia felicidad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que preciosa labor...y mira tu que casualidad...Antes de venir a leer los post que no habia podido en la semana, he puesto el tema para este jueves y tiene que ver con la felicidad...pareciera que te hubieras adelantado al jueves,,Espero poder leer lo que vas a colocar sobre este tema que seguro que sera algo tan optimista cono este relato..besos
ResponderEliminarExtraordinario! ...un ser humano de los que uno agradece su existencia.
ResponderEliminarUn beso.