Pido excusas por la demora y por haberme pasado del número aconsejado de palabras. Para leer más relatos, pasar por el blog de Leonor.
El trayecto del crucero
contemplaba el paso por una isla despoblada sobre la que se tejían muchas
leyendas misteriosas. Eventuales asesinatos y desapariciones inexplicables marcadas
con alto voltaje erótico que alentaban la imaginación. Ese dato, que
posiblemente fuera más un invento publicitario que otra cosa, terminó por
decidirla para comprar su pasaje dada su afición por las novelas policiales.
Llegada la fecha de partida se
dispuso a probar todo lo que encontrara a bordo, aún aquello que aparentara
ser riesgoso para su usual prudencia y recato. Si a sus años no se animaba a
las posibles tentaciones que podrían presentársele en un viaje de placer como
el que soñaba, nunca más lo haría y eso la angustiaba al punto de creer que
toda su vida habría sido desperdiciada por el exceso de temores con el que la
habían educado. Fue así que se decidió a disfrutar a pleno y a poner a prueba
su ya ajado sentido de seducción desplegando sin discreciones el poco encanto
que aún sentía poseer.
Durante la primera cena a bordo
lo vio. Alto, refinado, con abundancia de cabello entrecano y piel bronceada. De
pie junto a la barra, sosteniendo entre sus dedos delgados una copa de coñac, jugueteaba
distendido con una bufanda de seda que colgaba con elegancia sobre sus hombros.
Con mirada misteriosa y pupilas aguamarinas, el fascinante desconocido le
sonrió apenas verla. Ella se sintió estremecer de pies a cabeza.
Más allá de su razón, algo en lo
más íntimo de su ser se conmovió como nunca antes había imaginado y sintiéndose
al fin alcanzada por la fogosa flecha de cupido, se dejó llevar a partir de ese
momento hacia el más irreflexivo y lujurioso de los enamoramientos. Fue así que
sucumbió a los encantos de aquel seductor desde aquella romántica noche y
continuó con la entrega total de su corazón durante la aventura fogosa que se
extendió, ininterrumpida, por toda la semana del mágico crucero. Hicieron el
amor en forma apasionada en cada uno de los rincones del barco, venciendo sin
dificultad los límites que la conducta de cualquier mujer respetable se hubiese
impuesto. Pasaron a ser la comidilla de los demás pasajeros, quienes por
incomodidad formal -o inocultable envidia- no se privaron de censurarlos.
Cuando descubrieron su cadáver
horriblemente mutilado en su camarote todos pensaron inmediatamente en un
crimen pasional y como era lógico suponer, fue su atractivo acompañante el
sospechoso más firme. Extrañamente no pudieron hallarlo en ninguna parte. Ni siquiera
pudieron verificar su nombre dentro de la extensa lista de pasajeros. Ningún
rastro dio pistas sobre su identidad real ni su paradero. Sólo hallaron su
elegante bufanda de seda enredada sobre la barandilla de la cubierta principal
ondeando al viento de la noche, justo en el momento en el que el barco
atravesaba silencioso delante de la isla de las historias misteriosas, esa que
entusiasmara a la romántica pasajera y la decidiera, en su momento, a animarse
a viajar.
Irónicamente, se cumplió su fantasía hasta el más último detalle, con aquello que la hizo decidirse.
ResponderEliminarYa va a haber el asesino cuando el caso lo investigue un detective de lo oculto. No pude evitarlo.
Es disculpable que te hayas excedido de palabras, por bien contado de tu relato.
Un abrazo,.
En la tradición de las novelas románticas, el mar parece tener un efecto especial en las relaciones humanas (y por lo que se ve, tiene sus riesgos también). Me gustó, y como siempre pensé: ¿por qué no se me ocurrió a mi?
ResponderEliminarMuy apasionado tu relato, Neo, con un final inesperado, la verdad es que me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
El sueño acabó en pesadilla. Es curioso, yo también pensé en fantasmas en esta ocasión, pero le di a mi relato un matiz más realista. Veo que Demiurgo también lo hizo. Es misterio de lo paranormal es fascinante.
ResponderEliminarUn abrazo
Un final de los que dan importancia a los relatos, un final que nadie nos esperamos. Abrazos
ResponderEliminarComo siempre tu narración perfecta y tu inspiración ha sacado jugo a mi propuesta haciendo un relato con todos los ingredientes para atrapar al lector.
ResponderEliminarGracias por participar.
Un beso.
Un final verdaderamente trágico. Disfrutó, pero a que precio,mnunca se lo imaginaría.
ResponderEliminarUna historia de misterio muy. ien llevada.
Un abrazo
Tus historias siempre me atrapan, y esta no fue la excepción!
ResponderEliminarUn beso.
Un relato que cumple con el románticismo y la trama policíaca que parece llevar en sí todo lo que fantaseamos sobre lo que es un crucero.
ResponderEliminarEspíritus relacionados con el sexo, sin duda estimula la imaginación. Un relato diferente y original. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Se puede decir que vivio sus ultimos dias intensamente. Pasa del amor y el erotismo a todo un clima de misterio. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarBueno, al menos conoció el deseo desenfrenado y llegó a creer en el amor.
ResponderEliminarPero ya dicen que toda leyenda tiene algo de verdad.
Me alegra haber tenido esos "puntitos" en común.
Un beso enorme.
Valiente para experimentar, nunca es tarde. Su viaje sería eterno anclado en el misterio.
ResponderEliminarBesos
Un relato que como siempre sorprende por su final tan inesperado.
ResponderEliminarbesos
La historia ha sido trepidante y, como la Isla, misteriosa e intrigante. Un abrazo.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLas cosas que suceden en un crucero. Fascinante relato.
Fuí un pasajero más.
Saludos!
ah, no hay que facilitar, porque que las hay, las hay
ResponderEliminartodo un misterio
saludos
Un enigmático relato con un intrigante final. Muy interesante, de veras. Muchos saludos amiga Neo.
ResponderEliminar... ten cuidado con lo que deseas, no vaya a convertirse en realidad... me encantó... aunque faltaron detalles, tipo novela policíaca... de cómo encontraron el cadáver, en que posición, y qué es lo que le faltaba... pero me enredó, y con eso creo que basta... un fuerte abrazo...
ResponderEliminar