A propuesta de Gustavo, me dejo llevar por el delirio y aporto un texto bastante apocalíptico escrito a modo de bitácora, surgido en estos días de excesivo calor y frecuentes cortes de electricidad.
Primeros días de un nuevo año, verano en la plenitud de un
hemisferio sur tórrido, en una ciudad populosa y caldeada. Cuarenta grados de sensación
térmica y todos los equipos de refrigeración trabajando a full. Como era de
esperarse, el sistema colapsó y el flujo eléctrico se ha interrumpido en toda
la ciudad, en toda la región, quizás en la mayor parte del país.
Día 1
Ya van 24 horas que estamos sin luz. Hemos intentado
preservar los comestibles perecederos pero no ha sido posible. Debimos arrojar
a la basura gran parte de lo que conservábamos para el fin de semana en los
refrigeradores. El calor no cede. Sin aire acondicionado o ventiladores,
hidratarse resulta ser la mejor manera de sobrellevar las altas temperaturas. Los
niños y los ancianos son quienes más sufren. Las comunicaciones comienzan a
verse seriamente afectadas. Son pocos los celulares que cuentan aún con carga. Sin
computadoras, televisión o entretenimiento electrónico, la gente no halla la
forma de calmar su ansiedad y descontento.
Día 4
La gente está reclamando a gritos prontas soluciones pero
los responsables no consiguen reparar el sistema eléctrico general. Ya ha
habido numerosos casos de descompensaciones graves y estallidos de crisis nerviosas.
Los alimentos escasean. La presión de agua ha disminuido en forma preocupante. El
precio de las velas se ha triplicado. Para colmo de males, en la noche,
amparados por la oscuridad, los amigos de lo ajeno aprovechan que los
generadores de las alarmas se han descargado e irrumpen con impunidad asaltando
hogares y negocios. La policía no consigue controlar los desbordes.
Día 8
Las manifestaciones se suceden frente a los organismos
municipales, las dependencias de las compañías eléctricas y frente a las
legislaturas. El caos crece junto con el descontento y la indignación general. La
mayoría de las actividades administrativas y comerciales se han suspendido. Se sobrevive
como se puede. Algunos han intentado organizarse solidariamente para paliar las
graves consecuencias, pero la mayoría de la población reacciona con violencia,
agrediendo no sólo a quienes considera responsables sino a cualquiera que les
proponga mesura y paciencia. El calor sigue siendo sofocante. Una linterna con
pilas se vende tan cara como un traje a medida. Los electrodomésticos se
utilizan para armar barricadas de defensa en cada casa.
Día 10
Ha habido un éxodo masivo desde las ciudades hacia las zonas
ribereñas y los pequeños poblados rurales. Se piensa que allí se encontrará
algo de alivio y –fundamentalmente- más seguridad de la que se halla en los
grandes centros urbanos. El calor cede apenas por unas horas durante las noches
y pese a ello, la gente ha optado por mantener encendidas grandes fogatas en
los alrededores de sus casas buscando sentirse algo más seguros. Se han
organizado patrullas de vigilancia circulando dentro de las zonas urbanas. El agua
ya ha comenzado a ser racionada. Aún no hay fecha estimada para la
normalización de los servicios.
Día 15
El caos ya está totalmente generalizado. No quedan casi
rastros de organización ciudadana. Se acude a los centros de ayuda y emergencia
para buscar algún tipo de socorro, pero la anarquía ha ganado terreno aún entre
los voluntarios más solidarios. Las altas temperaturas no ceden y en el cielo
no se divisa ni siquiera una pequeña nube que augure tormenta. La normalidad resulta ser ya una palabra que ha perdido su significado.
Día 20
De lo que fue una ciudad quedan sólo escombros vacíos. De lo
que fue una sociedad organizada, apenas el recuerdo en la memoria de los que aún
no han partido.
El hecho es que una ciudad necesita de la electricidad, de los medios de comunicación, para la cantidad de habitantes que suele tener.
ResponderEliminarBien escrito.
ResponderEliminarNeo ese es nuestro día a día, solo nuestro país esta en el trópico y siempre hay calor y lo que describes no solo a sido por 15 días, sino durante todo el año , racionamiento de luz, permanente, y de pronto sin aviso se va por 3 o 4 días uno nunca el tiempo La gente siempre va consiguiendo formas que encarecen y muchas veces denigra, ya hay plantas de luz, por todas partes, ... respecto a los alimentos buscamos hielo y los colocamos en cavas, o los llevamos corriendo a un sitio de la ciudad que tenga luz, ... reserva de linternas, de velas, encendedores... hemos comprando cargadores de celulares que deben estar cargado y duran 72 horas, en los edificios se va el agua porque las bombas no funcionan hemos aprendido a tener reservas de agua ... y nada nadie sale de casa , en las noches .. pero ya no porque falta la luz sino porque somos el segundo país más peligroso del mundo ... en fin me doy cuenta que dentro de este desastre hemos aprendido a sobrevivir en lo que es una catástrofe lo que para nosotros ya es lo habitual... buena descripción excelente entrada recibe mi cariño
ResponderEliminarParece imposible que esto pueda ser real, claro que todo lo vemos desde un mundo con luz. Yo me lo he creído, está muy bien escrito. Abrazos
ResponderEliminarQué caos, no sabemos lo necesario que es todo lo que tenemos alrededor hasta que nos falta. Ya no podemos volver atrás, estamos metidos en la era de la electricidad y todo depende de ella.
ResponderEliminarMuy bien la forma de tu texto.
Un beso.
Como dicen, la realidad supera la ficción... leo el comentario de Bichita y no puedo más que sorprenderme al ver que ella -venezolana que reside en su país- ve reflejada en mi texto ficticio, su realidad cotidiana... vaya para ella un fuerte abrazo cariñoso y solidario.
ResponderEliminarA tod@s, gracias por leer y comentar.
A medida que te iba leyendo me iba poniendo más y más nerviosa, perece que era una de las personas inmersas en ese terrible apagón.
ResponderEliminarEn diciembre de 2013, los porteños estuvimos muy cerca de vivir algo así.
ResponderEliminarAl mismo tiempo que me congratulo por la calidad literaria de tu escrito, me preocupa que este relato ficticio pueda llegar a hacerse realidad algún día.
ResponderEliminarSomos demasiado dependientes de esa energías y me temo que nadie tiene un plan B.
Un abrazo.
Que tristeza la falta de luz...
ResponderEliminarUn beso.
Espero que no pase nada igual. Da mucho miedo. Los humanos nos volvemos facilmente locos y ahí está el ejemplo.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno e interesante.
ResponderEliminarUn beso
Muy bueno, es el tipo de relato que más se acerca a lo que puede pasar si se prolonga un corte.
ResponderEliminarBesos
A día de hoy, si se cae la electricidad se cae la ciudad entera, parece mentira que antiguamente pudiesen vivir con luz natural o velas. Muy bien escrito Mónica. Espero que hayas comenzado muy bien el año. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarPoco a poco vas narrando como la ciudad se destruye y con la falta de luz se apagan los valores de los seres humanos. Una dificil sociedad y una dura forma de vida que por lo que he leido en Venezuela, todavia pasa.
ResponderEliminarMe solidarizo con Bichita23
Besos para las dos.
Relato que alguien pudiera pensar de ciencia ficción, pero que puede llegar a ser tristemente real. Confío en que, de la misma forma que supimos vivir sin luz, en el pasado, pudieramos llegar a vivir nuevamente sin luz, en el futuro, aunque el precio a pagar sería muy elevado, renunciar a tantas y tantas comodidades que tenemos y disfrutamos gracias a ella.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Has permenorizado perfectamente lo que ya conte en mi entrada de esta semana. No es en este momento posible sobrevivir a un apagón de 20 dias. Lo has explicado muy bién. A mi me freno el sr. Tésalo Te evio tods mi admiración y carino.
ResponderEliminarQue angustia va generando tu texto línea a línea, La narración te atrapa y te sumerge en ese caos sostenido. Lo terrible es que la realidad supere esta ficción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te ha salido una película en la que el caos paraliza al lector. Y como en cualquier buena película de ficción que se precie, al final los que mandan son los monos.
ResponderEliminarHay que aprender a vivir sin luz, es menos práctico pero eterno.
Besos
Tu texto no deja de ser el reflejo activo del día a día de muchas personas en el mundo. En un mismo planeta hay mil mundos diferentes. El azar marca el destino de dónde naces y cómo quizá será tu vida. Pero eso no impide tampoco que aún naciendo en el lugar más tecnológico del planeta, la oscuridad alcance a todos estemos donde estemos.
ResponderEliminarUn texto genial. Abrazos.
Querida Neo, estos son mis deseos para este año 2015: Amor, Paz, Salud, Dicha, Prosperidad y sobre todo que nos mantengamos siempre unidos.
ResponderEliminarFeliz año.
Un abrazo desde Venezuela.
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