El siguiente texto surgió durante un intercambio de mails con alguien que está pasando un momento muy especial. Lo transcribo aquí, a sugerencia de esa misma persona:
Dicen que los olivos no deben plantarse sólo para los hijos y nietos, sino por el mero placer de sentir ser parte de la fuerza creadora que mueve el universo. Intentar comprender semejante inmensidad se escapa a nuestra razón, pero creo yo que la propia búsqueda de ese sentido de la vida es lo que ya nos hace trascendentes. Sembrar -entonces- tanto olivos como esperanza es un acto de fe, algo que no solo se justifica desde la razón, algo que nos une con eso que -no alcanzamos a comprender- pero desde siempre buscamos.
Dicen que los olivos no deben plantarse sólo para los hijos y nietos, sino por el mero placer de sentir ser parte de la fuerza creadora que mueve el universo. Intentar comprender semejante inmensidad se escapa a nuestra razón, pero creo yo que la propia búsqueda de ese sentido de la vida es lo que ya nos hace trascendentes. Sembrar -entonces- tanto olivos como esperanza es un acto de fe, algo que no solo se justifica desde la razón, algo que nos une con eso que -no alcanzamos a comprender- pero desde siempre buscamos.
la fe es un camino largo, el que seguimos aferrados a una esperanza,
ResponderEliminarsaludos
Por cierto que la fe nos va moviendo hacia actos/actitudes que no siempre se ajustan a la razon, pero que van modificando el mundo junto con nuestras propias vidas.
ResponderEliminarAbrazo!
Sembrar, siempre sembrar.
ResponderEliminarGran verdad Mónica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estupendos las cosillas que nos dejas. Siempre un placer.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Pues sí, un precioso texto cargado de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo
Mari Carmen Polo