Mi relato: COLOMBIA – Verde esperanza
Siempre tuvo que aclarar que no
era Colomba, sino Colombia
su primer nombre…y mientras recorre las calles de la gran ciudad, cuestiona
seriamente el capricho de su padre al haberla querido bautizar así, en
inequívoco homenaje a su amada tierra natal.
Colombia tiene la piel oscura,
brillante y como todas las mujeres de su familia, los ojos verdes como
esmeraldas, de ahí nace, sin duda, su
particular belleza. Hija de inmigrantes que lucharon para abrirse camino en
tierra ajena, siente que sus raíces han sido siempre impedimento para lograr
afirmarse en ese otro suelo milenario, tan distante y distinto al de sus
ancestros. Se siente diferente pese a haberse empeñado en mimetizarse con la
gente que la rodea.
Colombia vive sencillamente, ofrece
con marcada desenvoltura las artesanías que en su pequeño taller elabora a
partir de metales de descarte y vidriecitos de colores. Se las ingenia para
salir adelante en medio de esas calles bulliciosas -pobladas de turistas- que transita
con fluidez desde pequeña.
Su padre, como tantas otras
cosas, le enseñó los rudimentos del oficio que desde niño, él aprendiera de su
abuelo, y éste, a su vez, del padre de su padre. Ser orfebre estaba ya entre
los genes de su familia y el hecho de haber nacido mujer no significó para
Colombia ningún impedimento para que su natural talento surgiera sin necesidad
de mayor educación.
Mientras ofrece sus collares y
pulseras de elaboradas filigranas, Colombia recuerda que su padre le contaba –con
gran orgullo- que en su juventud llegó a trabajar engarzando las mejores
esmeraldas extraídas de las famosas minas de Boyacá. También le habló del
santuario natural de Iguaqué, de la majestuosa
policromía de las orquídeas y de los
cientos de guacamayos y colibríes que -recordaba-engalanaban aquellas tierras.
Pero no todas sus evocaciones
eran gratas. También le habló de odios e injusticias, de pobreza y exclusión,
de tantos niños que debían trabajar como guaqueros
en las minas para aportar a la inestable economía familiar. Colombia aprendió por
la voz de su padre y experiencia propia que para el pobre la vida es dura, sea
cual fuere el sitio en donde pretenda instalar sus sueños.
A veces ella imagina volver. Desearía
poder juntar lo necesario para pagarse el viaje y retornar a la tierra de la
que partieran sus padres. Quizás allí no se sentiría tan vacía como le sucede
desde que tiene memoria. Dicen que el hogar es el lugar donde se vive la
infancia, pero en su caso no ha sido así. Presiente que sus lazos primigenios están
en otras tierras, oscuras, verdes y lejanas, cruzando un océano de historias y
sueños, allá donde la selva aún es virgen, las montañas tocan los cielos y la
gente lucha a brazo partido para lograr arrancar a la tierra un pequeño trozo
de esperanza.
más relatos en lo de Wendy
Hola Neogéminis:
ResponderEliminarHoy he visto que Colombia puede despertar tantas vistas en los jueveros, y estoy encantada con todos. Sobre todo, con esa luchadora mujer que lleva en su nombre el de la tierra que le corre en su sangre, esa sangre luchadora, con olor a café y orquídeas.
12 puntos para ti tambien
Wendy
En el fondo sabe que regresará a esa amada tierra no conocida por ella pero sí por su corazón.
ResponderEliminarBesotes.
Necesita ese viaje a sus raíces Colombia, siente la nostalgia de la sangre que bulle en sus venas.
ResponderEliminarEsas esmeraldas, la orfebrería que los indios muisca conocían, esos paisajes esmeralda, colibrí, guacamayo, y las calles bulliciosas, y las gentes gratas, café y cacao.
Neo he sentido como Colombia nostalgia de esta tierra gracias a tus hermosas palabras. Besitos.
Que bien suena esa cumbia!
ResponderEliminarEl desarraigo se hereda y se lleva en el corazón. Ella sabe que no pertenece a ese lugar lleno de gringos, por eso extraña los paisajes que nunca vió.
Genia total vecina, le dió tres vueltas y le sacó el jugo al tema propuesto.
Me voy a seguir bailando
besos
Que extraña es la nostalgia y que bien la describes. Me ha gustado mucho, Neo.
ResponderEliminarUn besazo.
se regresa, sino en forma física, si en nostalgia (morriña, saudade, lembranza, etc)
ResponderEliminarsaludos
lo primero, mónica...y sí, lo has conseguido: has vuelto a darle un vuelta de tuerca. ¿no será acaso que quien vale vale? ¿no será acaso que su mente puede ser creadora de historias a aprtir de lo que sea? ello dice de la capcidad d eimaginación que la amiga mónica tiene...
ResponderEliminary en cuanto al texto en sí...
sabes, estoy alabando en este jueves a la gente que ha descrito, más que a la que ha inventado. y este es tu caso y el mío. no sé, aunque yo haya huido d ela descripción, tú también, y es lo más lícito, pues esta reunión es, por encima de todo, una reunión de escribidores...pero, y no sé muy bien el porqué, ..obedece a algo instintivo...así lo veo..
hecha esta salvedad, hecho este inciso, mónica, no sé cómo demonios lo has hecho pero lo has hecho. quiero decir que has sabido integrar un algo que acontece en hispanoamérica: la inmigración, con el hecho de ese querer volver, con el hecho de una pequeña descripción de colombia...
¿te imaginas ser de vezdemarbán y que un mi hijo fuera llamado así: VEZDEMARBÁN? JAJJAJA me mataaaa. pero colombia, ese nombre se salva...
medio besó, mónica...contigo dejo de leer jueves por ahora...que este jueves me ha pillado así, con ganas de echar las entrañas en las lecturas.y esto cansa. mañana será otro día.
Añoranza y verde: esmeralda como sus ojos y como la esperanza.
ResponderEliminarPrecioso!
Un beso
Me gusta como describes ese sentimiento de "perdida".
ResponderEliminarA veces, se añora aquello que no se conoce.
Buen relato.
Un abrazo.
Un relato real que se repite, más de lo que debiera. Una injusta manera de vivir a la fuerza. Sin poder elegir, sin poderlo cambiar.
ResponderEliminarUn beso
Salud y República
Colombia además de personas sin suerte en la vida, es tierra de profesionales prestigiosos por sus conocimientos y seriedad. Colombia es ejemplo de un renacer de un no decaer Deseo a Colombia que su lucha termine exitosa y ya sin ese cáncer se levante como la gran nación que sin duda es.
ResponderEliminarSus raices la llaman y ella regresara a ellas. Un relato envolvente Neo, detalle a detalle descripción tras descripción dibujando a Colombia y su fuerza luchadora. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un buen relato Mónica. De entrada el nombre de Colombia para una persona es además de poco oido, precioso.
ResponderEliminarEl deseo de conocer las propias raices, muchas veces trasmitidas de padres a hijos. Al final la sangre y el arraigo tiran mucho. El pueblo de los padres, de los antepasados, aunque uno nunca lo haya pisado, siempre es su propia tierra.
Algún día lo conocerá, no me cabe ninguna duda.
Un abrazo
Creo que es algo que viene en la sangre, casi mudo, pero que no deja de vertir el ansia y el anhelo más profundo en el corazón. Estemos donde estemos, la tierra que nos vio nacer, es donde están arraigadas nuestras raíces verdaderas, viene de nuestros padres también, que nos transmiten todo aquello que pudimos haber perdido al morar en otras tierras. Su propio nombre es un grito que apela al retorno.
ResponderEliminarPrecioso escrito, Neo!
Un beso al vuelo:
Gaby*
Es cierto, yo creo que las raíces siempre se llevan en lo más profundo del corazón, incluso cuando nisiquiera se ha vivido en el país, tal y como la protagonista del relato, Colombia, que espero que algún día pueda viajar hasta el lugar que le da su nombre para conocer de primera mano todo lo que le contó su padre. Un beso.
ResponderEliminarQue relato más bonito. Me ha gustado la forma de relacionar el nombre con las descripciones, porque igual podía servir para una mujer llamada así que para la verdadera Colombia.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Hay retornos que nunca son posibles...
ResponderEliminarBesos.
Bien podría haberse titulado Galicia y no me refiero al gentilicio con el que en América llaman a los españoles, hablo de los gallegos y su morriña de su tierra porque es calcado.
ResponderEliminarUn besote.
A veces tira la tierra de los padres, y en este caso el llamarse Colombia hace que la vuelta sea inevitable, su padre presionó un poco al ponerle este nombre.
ResponderEliminarUn abrazo
En este relato he visto muchas caras. He seguido la historia que nos narras, he situado a tu Colombia en esos mercadillos de artesanías, como he podido seguir una visión metafórica.
ResponderEliminarMuy buen relato, Neo. Besos.
Hola, Neo.
ResponderEliminarTu relato-que he leído varias veces- me ha enternecido. Ha sido un acierto enfocar el tema desde el lado de los sentimientos de tu Colombia. Es una bonita forma de ponernos en el lado del otro.
Un placer leerte.
Maat
y así como no hay mayor nostalgia que la que provoca aquello que jamás sucedió; la causa pendiente, aunque lo ignore la mantiene viva.
ResponderEliminarTodo por darse.
La nostalgia hacia lo que solo sus ojos no han visto pero que su corazón siente, el desarraigo siempre estará en ella. Es curioso, pero me has hecho pensar que casi nunca alguien que emigra a otro país hace un inmersión completa, siempre intentan mantener los lazos, de aquí que haya tantas "Colombias" dispersas por el mundo.
ResponderEliminarBesos
Hola Mónica, que buena historia nos traes! gente linda la colombiana, yo conozco a varios aqui en buenos Aires, la experiencia del destierro es dolorosa para quien sea, la tierra, la sangre... y el verde tiran sin lugar a dudas. ¡Hermoso!
ResponderEliminarBesito
La soledad y la nostalgia se llevan dentro y Colombia, en cualquier lugar añoraría otro.Es un bello y melancólico relato que me ha emocionado. Siento no haberlo leido antes, pero querida, estoy un poco acelerada por el día a día.No volverá a pasar. Gracias por ver mi blog. Un abrazo
ResponderEliminarduele la tierra y más si está lejos y más si la llevas hasta en el nombre... Un besote NeO : )
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