Redención
de aquella promesa
hecha ya hace tiempo
por la que
vencer lo imposible
iba a ser premisa
que me convocara
cada minuto del día
cada día del año
de cada año de toda la vida.
Confirmación
de aquella certeza
-nunca resignada-
con la que
construir lo anhelado
seguirá siendo empresa
que me comprometa
cada minuto de mi día
cada día de mis años
cada año de toda mi vida.
las convicciones nos hacen humanos, actúan sobre nosotros como religiones personales a las que rendimos culto
ResponderEliminarUna promesa, confirmada, para siempre...cuidala para que se mantenga....
ResponderEliminarmantener los principios y convicciones siempre es el mejor motor para avanzar.
ResponderEliminarMuy bien descrito en esos dos párrafos.
Un beso
El compromiso necesita siempre la lucha cotidiana. De no ser así, muere y desaparece.
ResponderEliminarQue buena actitud.
ResponderEliminarbuen texto. bien rematado.
Un abrazo.
Lo que no deben las convicciones es en volvernos rocas con las que no se pueda razonar, como principio está bien, pero no como dogma de fé.
ResponderEliminarUn beso gordo.
Posiblemente sea lo que nos da fuerza para seguir en la brecha, una persona sin convicciones, lo tiene complicado para hacerle frente a muchas cosas en la vida.
ResponderEliminarAbrazos.
Hay que empeñarse en cumplir el compromiso que nace de unos principios. No hay que rendirse aunque a veces, llegar a conseguirlo sea difícil.
ResponderEliminarBesos.
Salud y República
Siempre es un placer pasar por tu casa, disculpa la ausencia,
ResponderEliminardeseo pases unas felices fiestas
de semana santa.
un abrazo.
Ya quisiera yo para mí esa convicción tan firme.
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