jueves, 23 de abril de 2009

MÁS DE MI INFANCIA







Bueno, visto que el tema nostálgico de las muñecas y la infancia nos ha remontado a todos hacia aquellos lejanos días en que la inocencia era todo en nuestras vidas, les dejo otra entrada traida de mi viejo espacio (las musas se han tomado año sabático enel 2009, ya lo dije!!!) dedicada a algo que también disfruté muchísimo en esos días: mis álbumes de figuritas.

FIGURITAS CON BRILLANTES

Cuando era chica, (tendría alrededor de siete u ocho años) tuve mi primer álbum de figuritas.

Algún astuto publicista pensó que al regalar los álbumes a la salida de la escuela, todos querríamos llenarlo y comenzaríamos a comprar compulsivamente aquellas primeras figuritas, tan increíbles que me hechizaron apenas las vi. El artilugio dio resultado porque a partir de ese día las susodichas figuritas se convirtieron en un bien preciado que todos ansiábamos tener, disfrutar y pegar en aquellas hojas vacías en las que se narraba alguna historia que deseábamos ver pronto ilustrada.

Aquellas maravillas (la palabra no era exagerada para como yo las veía en ese momento) eran preciosas creaciones con dibujos de personajes de fábulas y cuentos, llenas de flores, mariposas y colores de encanto, mágicamente ornadas con “brillantitos”…sí…aquellas figuritas eran para mí, pequeñas joyas que me sorprendían con su belleza apenas abrir el paquetito que contenía tres o cuatro de ellas (quizás sea por aquella remembranza que hoy me atrapan las imágenes con glitters!)

Además del placer de descubrirlas, ubicarlas y pegarlas en su correspondiente sitio numerado, se agregaba el atractivo de intercambiar “las repetidas” con nuestros amigos con quienes competíamos por página llenada y por “difícil” conseguida.

Todas las tardes, mi mamá me llevaba al kiosco y me compraba dos o tres paquetes, y la aventura comenzaba al elegirlos yo misma de entre los que contenía aquella cajita prometedora a la que soñaba comprar íntegra.

Rápidamente las páginas se fueron completando y algunas de mis amigas ya casi tenían lleno el álbum cuando a mí me faltaban bastantes, así que apelaba a la buena voluntad de tíos y abuelos para aumentar mis “chances” de conseguir las que me faltaban incrementando la cantidad de paquetes semanales.

Como todo llega a su fin, las promociones y las modas pasan rápido y cuando faltaba muy poco para que se acabara la venta de aquellas, mis primeras figuritas coleccionables, yo seguía sin conseguir la más difícil, la número uno: Caperucita Roja. Los pocos que la tenían hacían gala de su buena fortuna y desalentaban a los que rogábamos sacarla en el consabido paquetito de todas las tardes…pero estábamos sobre el final de la promoción y conseguirla por esa vía era imposible; las repetidas se nos acumulaban por montones y aquella ansiada número uno no se encontraba por ningún lado.

Mi primer álbum estaba incompleto y así parecía que iba a quedar por toda la eternidad, hasta que un domingo, un tío mío decidió poner fin a aquel martirio de espera infructuosa y nos llevó a mi prima y a mi (ambas coleccionistas frustradas por aquella “difícil” que se nos negaba) a un negocio de compra – venta de revistas donde también hacían canje de las famosas figuritas.

Aquella tarde de sol, las dos ansiosas infantes nos zambullimos en las enormes cajas con “repetidas” que se ofrecían en aquel boliche oscuro y húmedo con olor a cigarrillo y polvo acumulado.

Entre nuestros dedos ya casi desganados, pasaban una a una las súper conocidas imágenes, la mayoría ajadas y deslucidas, totalmente alejadas de lo que fueran en el inicio de aquella primera aventura coleccionable que mi memoria recuerda.

No sé el tiempo que estuvimos, supongo que habrán sido horas, revisando con paciencia que se convertía en desencanto aquel montón de figuritas casi sin nada de los brillantitos que me habían atrapado en otro momento.

De repente, y casi al unísono, las dos dimos un brinco de alegría!...en medio de aquel caótico revoltijo aparecieron no una, sino dos “número uno”, en bastante buen estado, comparando con lo que habíamos visto: enteras, (que ya era mucho) y con suficientes “brillitos” que las hicieran dignas de cerrar nuestro primer álbum. Salimos de allí radiantes de felicidad, alegría que le trasmitimos a mi tío que se dio por satisfecho al ver nuestras caras.

Esa noche, en lo que fue casi una ceremonia, procedí a pegar en mi álbum a “la número uno”. Desde su lugar, Caperucita parecía sonreír especialmente para mí…digna coleccionista novel que acababa de llenar su primer álbum.

Luego de aquel primero, se sucedieron otros. Hermosos todos, de distintos temas, y con la innovación de otro tipo de purpurinas que no opacaran sus brillos con el tiempo.

Con todos puse el mismo empeño y entusiasmo que en aquel primero, pero la suerte nunca me ayudó como con ése, (que aún conservo) en el que pude por primera y única vez, completar el tan codiciado álbum.

 

 

10 comentarios:

  1. Esa magia de la infancia!!
    Los jugadores de fútbol venían sin brillantina. Pero la infancia era la misma.

    Felices colecciones ;)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Hola Mónica!
    Vengo a visitarte en esta nueva plataforma que hemos escogido para seguir con nuestras andanzas... quería agradecerte tu apoyo y a decirte que cerraron mi espacio como ya lo hicieron injustamente con tantos otros. Espero que aqui se nos respete más a nosotros y al arte, que parece mentira. Con tu permiso seguiré este blog que me ha encantado... me vino muy bien recobrar ese espiritu de la infancia, de la niñez para pasar el mal rato...
    Muchas gracias de corazon y un abrazo enorme.
    Tengo que hacerme aun con el funcionamiento de blogger... paciencia....

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  4. ERA LA EPOCA DE LAS FIGURITAS, CON BRILLANTE Y QUE CUANDO LLENABAS EL ALLBUM GANABAS ALGO , TE ACORDAS??
    QUE LINDO MONI, CUANTOS RECUERDOS, YO JUGUE TANTO , CON TAN POCO , Y VEO A VECES AMI HIJA ABURRIRESE CON TANTO QUE TIENE QUE ME DA RABIA¡¡¡¡
    BESOTE MONI, GRACIAS POR TENERTE ACA Y ALLA JAJAJAJ

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  5. Hola Neo!! Recuerdo esta entrada de tu viejo blog!! Me recordaron a las figuritas que coleccionaba mi hermana y que yo agarraba a escondidas porque no me las prestaba. Claro, siempre me descubría porque terminaba con brillitos hasta en las orejas!!!

    Abrazotes llenos de recuerdos!!

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  6. Los hombres no juntabamos figuritas abrillantadas, pero teniamos las nuestras, de equipos de futbol o Titanes en el ring. Muy buen recuerdo! Saludos

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  7. Realmente precioso este sitio tuyo! Te felicito; es para disfrutarlo!
    Mis cariños desde las madrugadas...

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  8. gñeee...se me ha borrao el comentarioo! aarrggghhhh!

    Bueno, te decía que me suena muy reciente esta entrada y que la recuerdo perfectamente como si la hubiera leído ayer mismo :D

    Eso de alcanzar sueños, aunque sea el de una estampita para un álbum, cuando somos pequeños nos parece maravilloso! Ay, cuánto disfrutarías ese día! :D


    Un besito


    Lala

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  9. Yo no tuve la suerte de encontrar la estampa que faltaba en mi primer album y no te lo creerás pero recuerdo el número y todo a pesar de los años pasados jajaja, el 103 pero no importa. Tus letras me volvieron a aquellas tardes que como tú maravillosamente has descrito, corría al quiosco de la esquina dispuesta a abrir sobres y sobres llenos de sorpresas... Dulces sabores los de la infancia verdad? Un abrazote con brillantitos : )

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  10. desde la imagen que ilustra tu post hasta su punto final, un delicioso recuerdo de aquellos tiempos. precioso, un besote.

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