jueves, 14 de agosto de 2025

CADA JUEVES UN RELATO: PARES DISPARES

 Agradeciendo la nutrida participación, me sumo con este texto a mi propia convocatoria. Reconozco que no fue fácil enlazar con coherencia todos los pares de palabras, pero por suerte algo salió, jeje. 

Pasar por el post anterior para leer todos los relatos.



SIN TÍTULO

Allí en la alto de la colina, como un elefante milenario guardando antiguas memorias, se yergue una vieja ermita.

Custodiando la entrada como mudo regente, un ángel de humilde prestancia e imberbe expresión de infante, observa sin mirar a los pocos que traspasan el umbral de aquella estancia sombría.

Quedan afuera lo superfluo y lo urgente. Sólo se acoge lo inmortal y lo infinito.

Un tractor chirriante se pierde al fin en el horizonte disolviendo así el último factor profano de la tarde.

El cielo se despuebla de nubes. La tierra, de labores y viandantes.

Se arrodilla y santigua una joven viuda frente a la antigua virgen que corona en su soledad el altar de la capilla.

Ni la una ni la otra conocen de oropeles ni brocados. Conmueven ambas por la dureza y sobriedad de sus pobrezas al igualarse en la sencillez de sus recatos.

Con el sol aún lejano del poniente, sube desde el patio terroso un vaho caliente que parece ser el soplo del averno.

Intenta el capellán menguar el fogoso castigo  cerrando con firmeza los postigos. La muchacha cancela por un momento su plegaria, como quien recela hasta de su propia sombra.

Lanza una disculpa muda el mulato clérigo hacia la rezadora, mientras que -carente  de relato- alcanza a la virgen nívea la mejor flor del jardín recién brotado.

Reposa la flor su aroma en la frescura del agua mansa, mientras la enviudada esposa borda en silencio sus plegarias.

Muere la tarde, al fin, entre lamentos de campanario. La luz sangrante se trueca en noche sacramentando todo lo allí rezado.

Se persignan en silencio capellán y devota orante. Se alejan ambos, cada cual hacia el silencio de sus propias soledades.

Quedan solos -igual que ellos- la blanca virgen y el mustio ángel, custodio tácito de aquella sacra morada.

 

 


4 comentarios:

  1. Hola Mónica, muy bonito relato, bien enlazadas todas las palabras, me remonta a una imagen de esos pueblitos en algún lugar lejano de España o Italia, donde todo transcurre en una vida lenta solitaria, me encantó.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

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    1. Me alegra que te gustara, Patricia. Ese fue el ambiente que intenté transcribir, aunque por la inclusión (forzada 😂) de la palabra "mulato" me imaginé algo más latinoamericano. Un abrazo y muchas gracias

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  2. Magnífico relato y además se ve realizado con todo tipo de detalle, como si lo menos importantes fuera es uso de esos vocablos endemoniados.
    Me gustó mucho.

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    1. Jajaja me ha hecho gracia lo de vocablos endemoniados, Tracy! La verdad es que algunos de ellos resultaron muy difícil de ubicar 😂. Un abrazo y muchas gracias por sumarte

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