miércoles, 18 de septiembre de 2024
lunes, 16 de septiembre de 2024
RECORDATORIO Y PEDIDO EXPRESO A LOS PARTICIPANTES JUEVEROS:
domingo, 15 de septiembre de 2024
CONVOCATORIA JUEVERA PARA LA PRÓXIMA SEMANA
Agradeciendo a la querida Nuria por la impecable conducción y el pase que me ha dado en el cierre de su convocatoria, les invito a participar en el próximo reto bajo el siguiente título:
miércoles, 11 de septiembre de 2024
CADA JUEVES, UN RELATO: VACÍO EXISTENCIAL
Invitando a participar de un nuevo encuentro juevero que esta semana organiza Nuria desde su blog, dejo aqui mi aporte para esta existencial convocatoria.
VACÍO EXISTENCIAL
Para él, su ombligo era el centro
del universo. Desde niño así le habían enseñado. Sólo sus necesidades
integrando su agenda de valores y prioridades. Después, en segundo plano, todo
lo demás. Apenas lo necesario para confirmar su existencia en un mundo sin
pares, dándole marco a la idea que a nadie necesitaba más allá del espejo en el
que se reflejaba su unicidad y suficiencia. Así creció y se hizo adulto,
creyéndose indestructible, único e irreemplazable. Siempre considerando el
mundo desde su ególatra perspectiva, sin tener en cuenta daños y consecuencias
más allá de su persona. Experto en auto-contemplarse fue modelando el ideal de
una existencia egocéntrica y solitaria, porque a la par de menospreciar, de
todos sospechaba. En nadie confiaba y en nada creía. No había gestos que lo
congraciaran ni dolores que lo conmovieran, sólo su propio ego alimentándose de
su pretendida autosuficiencia construida en absoluta soledad.
Pero un día se sintió distinto. Oprimido su pecho y constreñido. Se asomó hacia sí mismo como solía hacerlo y extrañado comprobó que de tanto escarbarlo su ombligo se había desgastado más de la cuenta. Un hueco amorfo se hallaba en su lugar expuesto y sin contenido. Inquieto y sorprendido quiso en vano recomponer los trozos de esa piel desgarrada pero no lo consiguió. Todo lo contrario, el hueco se hacía más grande a medida que lo tocaba y se desintegraba sin que hallara algo sólido dentro de él. Sólo un enorme vacío atravesándole de arriba abajo las entrañas. Quiso gritar, entonces, con rabia y resentimiento, pero ninguna voz salió de él. Su garganta se hallaba ahogada en una inmensa mudez que terminó por espantarlo. Quiso llorar aterrorizado ya por la impotencia que lo embargaba pero ni una sola gota logró salir de sus pupilas secas. Ni tristeza, ni dolor, ni pena, ni sentimiento alguno halló en el rincón en el que se suponía debía llevar un corazón humano que lo dignificara. Nada encontró más que una cáscara vacía, sin forma ni color que diera una pista de lo que alguna vez pudo haber sido… y ya para siempre estaba aniquilado.
jueves, 5 de septiembre de 2024
CADA JUEVES, UN RELATO: CINCO PERSONAJES.
Siguiendo la propuesta de Alma Leonor en su primer anfitrionazgo juevero, dejo mi aporte y les invito a leer todos los relatos dando clic aqui.
CINCO PERSONAJES
El hombre sin sueños:
Hastiado de sus días, más allá de
los logros financieros alcanzados ese mismo año, el hombre recurre a distintas
fuentes intentando conseguir algún aliciente que lo estimule en ese insípido
trance que viene resultándole su vida. Apenas verlo, el viejo chamán lo acoge
en su refugio, le escucha, observa en sus ojos la oscuridad que le persigue,
advierte su alma rota, acepta ayudarlo abriéndole una puerta impensada hacia un
nuevo destino. El hombre, sin mayores expectativas y descreído, igual se deja
llevar. Se hunde en el ritual de humos y cánticos mientras su alma se libera
del peso de su cuerpo y parte -apenas con conciencia- hacia otro tiempo, otro mundo,
sin que nada de su vida tenga allí causa ni efecto. El hombre entonces deja de
ser hombre y pasa a ser soñador, testigo omnisciente de otros destinos.
El rey:
Los dioses han pedido sacrificios.
Lo saben los sacerdotes, lo saben los cielos, lo sabe la gente, lo sabe él. Los
niños más perfectos suelen ser los elegidos, los mensajeros más puros que
ascenderán a la montaña llevando los ruegos del pueblo que tanto necesita de
esos dioses que nuevamente se han mostrado esquivos. Han sido malas las últimas
cosechas. Ha habido pestes en las costas y faltan las lluvias sobre los campos
antes tan fecundos. Esta vez el mensajero debe ser muy especial, debe llevar
sangre real en sus venas para congraciarse con los cielos. Esta vez será su pequeño,
el más perfecto, el más amado, el más bendecido. Se siente honrado, apenas
duele el corazón sabiendo que pronto le será quitado, porque entiende que de
esa manera ascenderá hacia las estrellas.
El mensajero:
Ha sido preservado de todo lo
impuro. Ha comido de la mejor carne, vestido con las mejores telas, adornado
con las mejores joyas. Hasta sus padres se han postrado ante él cuando la
procesión se ha iniciado y con tiernos abrazos se han despedido recomendándole
serenidad y orgullo. El chamán le ha dicho que es grande su designio, enorme su
dignidad y privilegiado su destino. Pero algo en su interior sigue latiendo con
inquietud y lo tiene entristecido. ¿Qué es eso de congraciarse con las
deidades? ¿Cuál será en definitiva ese sacrificio al que deberá responder sin
miedos ni preguntas? Confía en su fe tanto como se le ha inculcado y su
inocencia le permite, pero mientras la luna asciende marcando el fin del camino, algo en su luz le hace
reflexionar poniendo en duda lo que se le ha presentado como definitivo.
El viejo chamán:
Pendiente de la luna eleva su
ruego para ser escuchado. No pide por él, se sabe imperfecto, indigno. Se anima
en cambio a rogar por esas dos almas que a través suyo, -cada una en su tiempo-
ha pedido un nuevo destino. Una, inocente y pura, ha sido elegida como ofrenda
para inexistentes dioses que solo claman sacrificios. La otra, menos pura e
inocente, ha llegado hasta él para encontrarle sentido a una vida vacía.
La luna:
Observa al viejo chaman desde su
cenit y decide escucharlo. Se apiada de la insensatez de aquellos seres
confundidos. Les queda mucho aún por aprender. No distinguen el orden de las
cosas en esa inmensidad que les parece mágica y que reinterpretan en función de
sus propios vicios y flaquezas. Se creen especiales pero no lo son. Apenas son
soplo en el vendaval de un tiempo que juega con ellos como la brisa del mar con
una pluma. Pero ella es más sabia y constante. Desde siempre los viene
acompañando y se siente en armonía. De ahí que se conmueva y acceda al ruego de
quienes la han invocado.
Despierta el niño dentro del
sueño del hombre que sueña y en esa realidad ambos ven sellado su destino: uno ha
llegado para liberarse de una muerte absurda, el otro, para llenar de sentido su
vida vacía.