(debido a distintas circunstancias no tuve tiempo para elaborar un texto más extenso y jugoso, me disculpo entonces por mi limitado aporte de este jueves)
No hay
peor cárcel que la que nos construimos nosotros mismos. No hay aislamiento más
peligroso, ni sitio más inexpugnable que nuestros propios miedos devenidos en muros y
barrotes. No hay encierro más oscuro que aquel en el que nos sumimos a causa
del odio hacia los demás o de la desconfianza en nuestra propia fortaleza.
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Pero existe la posibilidad de romper las rejas o por lo menos tener la intención de hacerlo.
ResponderEliminarNo hay peor prisión que la nos imponemos nosotros mismos.
ResponderEliminarMuy bueno, un estupendo trabajo que invita a la reflexión.
Cariños…
No hace falta más extensión en tus palabras, con lo que decis es suficiente para comprender que tenes toda la razón, la peor prisión es la que nos vamos construyendo nosotros mismos, a través de los miedos, de los prejuicios y de las malas experiencias. Hay que comenzar a serruchar esos barrotes y escapar.
ResponderEliminarUn beso.
Desde luego, en pocas palabras que son claridiventes, expones lo que suponen las cárceles íntimas, las prisiones que encierran la voluntad, nos anulan en el propia celda.
ResponderEliminarUn besito cariñoso.
Ser prisioneros de nosotros mismos, es la peor de las cárceles. Cuanta razón lleva tu relato.
ResponderEliminarbss.
Ya sabes que decía Gracian: Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Desde luego tu texto me ha parecido inmenso en su brevedad. Describes en pocas lineas y de manera muy acertada y elocuente, las cárceles del alma, las que uno mismo fabrica con sus miedos y con sus debilidades. Pienso que son las peores, aunque no tengan barrotes físicos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
En esta cárcel, no hay barrotes ni muros visibles. Pero si muchas condenas que depende exclusivamente de nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Sabias palabras, totalmente de acuerdo con lo escrito.
ResponderEliminarAbrazos.
la verdad no necesita más palabras,
ResponderEliminarbien hecho
saludos
No hace falta ser más explicito. Tus palabras son las justas y están nimbadas de saber y conocimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Confiar en nuestra fortaleza es una de las tareas que hay que trabajar si se es valiente, porque solamente así podemos ir poniendo clavos en los fragmentos que se van rompiendo.
ResponderEliminarGracias por este buen y condensado argumento :))
Abrazo.
Esa carcel sin barrotes muchas veces nos la construimos nosotros mismos, tienes razón, por no tener el valor de luchar por nuestra libertad.
ResponderEliminarPocas palabras pero intensas
Un abrazo
lo bueno, si breve: dos veces bueno decía Quevedo como crítica a la poesía de Luis de Góngora
ResponderEliminarNo por breve deja de ser contundente. Prisiones hay de varios tipos, y esas que describes son tan penosas como las de los muros de bloques resistentes y barrotes infranqueables. Y a veces, la condena de permanencia en ellas, no tienen caducidad.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
No hace falta más texto Neo, lo has escrito perfectamente, me encanta. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarCon estas palabras has dicho todo lo que cabe, no hace falta más, para comprender que nuestros miedos consiguen atraparnos y que en esos momentos somos nuestro peor enemigo.
ResponderEliminarBesos amiga.
Y no hay momento más pleno que sucede cuando nos liberamos de algún miedo!!!!
ResponderEliminarBreve pero muy sustancioso.
besos
No necesitan mas extensión tus palabras para hacernos reflexionar.
ResponderEliminarLos barrotes que nos aislan los construimos nosotros mismos.
Besos
No hizo falta Neo más lineas para exponer una realidad, no hay peor carcelero que nosotros mismos, como no hay prisión más dura que la que uno mismo alza.
ResponderEliminarUn beso.
No hay prisión más peligrosa que la de nuestra mente...
ResponderEliminar"Pequeño pero matón" como diríamos por aquí!Tu texto da para reflexionar un rato sobre lo que dices...
ResponderEliminarUn beso
Breve y perfecto. Me has recordado aquel verso de Miguel Hernández que dice "Libertad / qu´çe gran palabra para el preso / Carcelero / tú nunca podrás gozarla"
ResponderEliminarComo este verso, hay frases de tu relato que serían para enmarcar.
Abrazo.
No creas Mónica, en ocasiones se agradece no extenderse demasiado.
ResponderEliminarY es que cuando estás en una de esas cárceles, te falta el aire hasta para enfrentarte a una sola línea.
Mucho fondo en lo escrito.
Besos
una vez escuché que si una persona no tuviera miedo, moriría en unos simples segundos, no viviría mucho, por el simple hecho de que no tiene miedo a morir, ni a vivir, lo que nos hace cuidarnos todos los días apenas nos levantamos es justamente eso, el miedo a la muerte, a no ser felices, a sentir hambre, frío, ese miedo que nos mueve y nos empuja día a día a seguir luchando por conseguir justamente una vida sana y plena, el no sentir miedo nos libera sí, pero no duraríamos mucho..... besos!!!!
ResponderEliminarY donde el carcelero es el más despiadado y menos "generoso".
ResponderEliminarSólo los "valientes" son capaces de saltar las tapias de esas cárceles y a veces, no ellos.
Besotes.