ESTE JUEVES, UN RELATO: El pozo de los deseos

Llegan desde lejos. Desde los más remotos rincones. Su fama se ha extendido a lo largo de los siglos. Deseos reprimidos, sueños imaginados, ruegos imperiosos. Todo deseo puede ser por él cumplido y esa mágica potestad lo ha transformado en un arcano hacedor de lo que aparenta ser imposible.

Algunos se arriman a él, ansiosos, apenas estrenado su primer intercambio amoroso. Otros lo hacen como último recurso, disimulando, quizás, su incredulidad ante aquella boca oscura que les abre como promesa, como mágica posibilidad de hacer ciertos sus más postergados deseos, pese a que la dura realidad amenaza con destruir –despiadada- sus esperanzas.

Cada quien sabe de qué se trata su ruego pero no comparten con los otros sus ansiedades. Sólo con él.  Con él se confiesan, a él le ruegan, a él le cuentan sus ansias, sus sueños más íntimos. Intuyen que en ese rito está el ingrediente mágico de la efectividad.

Él, orgulloso, se siente feliz con ese poder que le adjudican. Le complace saber que tantos han logrado, efectivamente, alcanzar sus deseos luego de susurrarle, desde su florido brocal, los secretos guardados que habitaban sus corazones.

Pero así como es grande su orgullo, no es menor su responsabilidad ni la inquietud por no poder cumplir alguna vez con su cometido. Esa remota posibilidad lo desvela…realmente teme que alguna vez no consiguiera hacer realidad lo que con tanta devoción depositan los soñadores -esperanzados- entre sus paredes húmedas, entre sus entrañas de agua y piedra.

Es por eso que cada noche de Luna llena, purificándose íntegramente en su esencia de otorgador de sueños y deseos, el pozo renueva ante Ella, su personal ritual de agradecimiento y ruego: con sincera y humilde devoción le pide que, por su intermediación, se le conceda a él la gracia de seguir cumpliendo por siempre,  todo aquel enorme caudal de deseos…

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