sábado, 31 de enero de 2009

QUIZÁS NO COMO TODOS LOS DÍAS…(esto lo escribí hace ya casi dos años!)





(Nota: la diferenciación en el tipo de letra indica una realidad distinta)





Como todos los días, cansado después del día de trabajo, el joven espera, en silencio y con cara de hastío a que llegue el ómnibus que lo llevará de vuelta a su casa.
Como todos los días, hay más de diez personas en la parada, algunos bostezan, otros leen el diario que como todos los días los bombardea con su cuota de pesimismo y malas noticias.
Cuando sube al colectivo, con el andar lento y sin queja se dirige hacia el fondo. Se ubica junto a una ventanilla dejándose caer descuidadamente sobre el asiento.
Con los ojos perdidos en un punto distante, se entretiene soñando con una vida distinta, llena de sorpresas y aventuras, una vida que merezca ser vivida, no como esa que padece, siempre igual y grisácea, sin penas ni glorias, sin demasiadas alegrías.
El ómnibus comienza su marcha mientras el muchacho parece sumergirse en un letargo que lo aleja de ese espacio y de ese tiempo.
Los primeros minutos del largo trayecto siempre suele dormitar apoyando su cabeza sobre el vidrio, pero hoy no lo hace, quizás queriendo romper la aplastante rutina de todos los días con pequeñas innovaciones como ésa; sin demasiadas pretensiones, pero variaciones al fin.
Sumido en una pesadez que casi lo inmoviliza, fija su atención en un grupo de muchachos parecen divertirse mucho jugando al fútbol. Los sigue con al mirada mientras piensa que siempre ha sido ése su deporte preferido aunque nunca se ha decidido a practicarlo. Por una u otra razón no ha encontrado el momento para hacerlo, y así van pasando los años y nunca cumple ese deseo.
Entrecierra los ojos y lo invade una somnolencia extraña, distinta a la que padece siempre cuando viaja.

El sol cae a pleno sobre aquellos jóvenes que juegan; de pronto, se acerca él, caminando decidido, y casi sin saber cómo es aceptado de muy buena gana y enseguida se suma al juego.
Le dieron el puesto que siempre quiso ocupar, donde pensó que mejor se luciría.
Apenas unos cuantos minutos en el segundo tiempo y siente como si lo hubiera hecho desde siempre, con una habilidad que a él mismo lo sorprende y que todos celebran. En una jugada memorable, cuando falta un minuto para que acabe el partido, recibe un pase y logra meterse por entre la defensa de los contrarios; uno y otro los esquiva mientras logra a hacerse un espacio desde donde patear.
El gol es magnífico, de aquellos que quedan grabados en la memoria. Todos festejan y lo levantan en andas, aunque apenas lo conocen desde hace media hora.


Entreabre los ojos con una sonrisa en los labios, no sabe por qué, pero se siente mucho menos cansado, no como todos los días.
El trajinar del ómnibus lo perturba, quisiera permaneces así, como inerte hasta llegar a su casa, sin preguntarse demasiados por qué, aunque estén resultando necesarios. Con esos pensamientos estaba cuando lo distrae una muchacha atractiva que camina por la vereda.
Le parece reconocer que se trata de una vecina a la que suele ver cuando sale a trabajar temprano por las mañanas. Siempre le gustó, pero nunca se animó a hablarle, no por ella sino por él mismo, porque pensaba que no quería arriesgarse a conocerla para luego sufrir una decepción.
Mientras la mira pasar desde la ventanilla, lamentándose como siempre por su eterna indecisión, siente que sus ojos caen otra vez en el sopor que lo protege de la rutina de andar siempre lo mismo.

El sol comienza a ocultarse detrás de los edificios más altos, ahora se refleja en la vidriera del negocio donde se detiene la muchacha, la imagen de ambos se funde con la luz dorada del crepúsculo que se duplica como en un espejo. La silueta grácil de la joven lo seduce y parece animarlo a hablarle.
Cuando él se le acerca, los ojos de ella, que lo reconocen, parecen alegrarse y lo invitan a preguntar eso que sin pensar surge de sus labios y en seguida recibe, aunque sin saber cómo, la mejor de las respuestas. Roto el hielo de los primeros momentos, así los dos, casi rozando sus dedos al andar, se dirigen caminando hacia cualquier lugar donde los lleve la tarde. Esa tarde que a pesar de su inicio igual a todos, parece depararle muchas sorpresas.

Entreabre los ojos con una sonrisa en los labios, no sabe por qué, pero se siente mucho más contento, no como todos los días.
Mirando con dejadez a través de la ventanilla, el paisaje cercano al río, su mente queda a la deriva, imaginándose otros cielos, otros horizontes.
Cuando se incorpora en el asiento, alguien nuevamente atrae su atención, esta vez es un niño que juega a lo lejos, en el parque de la costa. El pequeño intenta en vano remontar un barrilete, si bien hay buen viento no consigue hacer que la cometa se eleve y por la carita que pone, eso lo frustra enormemente. Contemplándolo, el muchacho recuerda su niñez y piensa cuánto hace que no se toma un día para disfrutar, simplemente para jugar y dejarse llevar sin preocupaciones.


El sol comienza a despedirse y el niño parece ya darse por vencido cuando solícito, el joven recoge del suelo el barrilete y con la seguridad de quien lo ha hecho muchas veces se ofrece para ayudar a remontarlo.
Mientras él sostiene el barrilete contra el viento, el niño se aleja en dirección contraria y cuando el hilo queda tirante el muchacho le da la orden para que comience a correr. Suavemente, mecido apenas por la corriente favorable, la cometa comienza a elevarse y sigue subiendo hasta que parece detenerse cerca de una de las nubes más bajas. En ese momento el niño sonríe satisfecho comprobando cómo puede dirigirlo a gusto, siguiendo las instrucciones que el muchacho le indica.
Ambos se quedan mudos un instante, tan sólo dejándose atrapar por la magia de aquel momento.

Entreabre los ojos con una sonrisa en los labios, no sabe por qué, pero se siente mucho más liviano, no como todos los días.
Al final casi de su trayecto alcanza a ver por la ventanilla del colectivo, a su padre, que caminando solo regresa también de su trabajo. El hombre parece muy cansado, con la cabeza gacha y los ojos húmedos como si estuviese llorando o si se hubiera negado a hacerlo. ¿Cuánto tiempo hace ya que no se hablan? ¿Cuánto tiempo hace que no comparten unos minutos a solas?
El sol se está ocultando ya cuando el muchacho sin pensarlo dos veces, desciende del ómnibus y con paso apurado procura alcanzar a su padre que se aleja.
Lo llama desde la vereda de enfrente y consigue que detenga su marcha. Sorprendido éste por encontrarse con su hijo y aún más porque éste se haya decidido a bajar antes de su parada tan sólo para caminar con él, lo pone contento… desacostumbradamente contento.
Ambos se detienen y mirando hacia el oeste, abren bien los ojos para contemplar el crepúsculo con una sonrisa en los labios; no saben bien por qué (o quizás sí), pero se sienten mucho más felices, no como todos los días.





12 comentarios:

  1. MUY NUENA TECNICA PARA DESCRIBIR LOS SUEÑOS DE ALGUIEN ....
    IMPECABLE, ME GUSTO MUCHO.
    UN ABRAZO Y BUEN FINDE..
    yA TE ESTOY SIIGUIENDO.....

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  2. Pero qué bien hilvanada y qué bonita es esta historia.

    Me ha recordado un poquito a uno de mis relatos "Los sueños de Nolo" El protagonista curiosamente también viaja en bus. Es una historia distinta, pero mecida en las palabras de la tuya, la he recordado.

    Tienes un don para que la gente pegue su nariz a la pantalla y no la aparte hasta que termina la narración. Me encanta leerte Neo, ¿te lo habia dicho?

    Un abrazo y sigue... sigue sacando tesoros del desvánN

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  3. Me encantan tus tesoros guardados ,enganchan de una manera tan sutil....sigue rebuscando en él y continúa deleitándonos con tan bellos cuentos.
    Besos Neo.

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  4. Que manera de escribir mi estimada y respetada amiga, un viaje en Bus de esos tantos que todos en algun momento de nuestras vidas recordamos y que nos adentra en historias vividas naturalmente distintas pero en esencia semejantes, me quedo con la calidad de tu relato que hace que el lector viva inmerso en un partido de futbol, un encuentro mas que bello con una linda mujer para terminar al lado del padre comunicandose desde el silencio, realmente magnifico, un beso y mi mejor deseo para este fim de semana, ... Alexis

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  5. No, como todos tus relatos, este no deja de ser apasionante. Ingenioso y divertido recrear varias situaciones simultáneas, diferentes pensamientos y sueños. Genial como los empalmas y llegan el padre y el hijo a un final soberbio, humano y tierno. Aleccionante!!

    Bendiciones de un admirador de trilogías y relatos

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  6. Neo, esta descripcion de los sueños que nos has regalado me ha devuelto a un tiempo en el que vivía de sueños...
    Realmente atrapa hasta el final. Ojalá la vida fuera así, y los sueños nos acercran a os que más queremos.
    Precioso, realmente precioso.

    Besotes.

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  7. "Ufff, ufff, uffff", si me conoces (y creo que ya nos vamos conociendo de a poquito), sabrás interpretar mi comentario.
    :)

    Smuacks

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  8. Me gusto mucho ^^
    Al fin te encuentro neo!!!!!!!
    Desde la llegada de la inquisicion electronica Spaces de MSN deje de escribir alli y perdi el contacto con casi todos pero no deje el blog XD, pase a chusmear el tuyo que finalmente encontre hoy ^^ te dejo un post y seguire husmenado en los antiguos me encanta leerte un beso grande.

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  9. Dos años ya de este relato que recuerdo...
    Madre mia, cómo pasa el tiempo!
    Así, sin darnos cuenta, leyendo tus palabras y tú las mias.
    Eso me ha provocado emoción, fíjate.
    :D

    Si lo piensa uno un momento, siempre descubre cosas que ha dejado de hacer....sin saber por qué.


    Un besito


    P

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  10. Todos los días iguales pueden dejar de serlo si se miran con otros ojos y se caminan con pasos distintos. Puff! Mira tú distinto esto porque no quiero decir lo de todos los posts jaja. Un besazo

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  11. - Los magos no pueden esperar para decirle lo que hacen sus trucos. - El hombre más interesante del mundo

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