Hola juever@s!
Me sumo con este delirio a la convocatoria juevera que esta semana nos dejan los amig@s de El vici solitari. Pasar por alli para leer todos los aportes.
LA TÓRTOLA Y LAS LENTEJAS
Con la mirada absorta y
circunspecta, perdido en los colores de la tarde, el joven pintor se asoma al
balcón de su buhardilla buscando inspiración. Se siente frustrado.
Desorientado. Solo. La bohemia de París no ha calado aún entre sus musas por lo
que en silencio clama al cielo suplicando su asistencia.
El traje raído, su cabello
desprolijo y la barba mal cortada, revelan la premura con que debe resolver su
pésimo estado financiero. Hace ya dos años que arribó a la ciudad luz y todavía
no ha logrado encontrar estilo o temática que logren sacarlo de su letargo
pictórico. Necesita ayuda, algo intenso que rompa su falta de vuelo inspiracional,
por lo que como último recurso y ya sin resistencia, entrecerrando los ojos se
somete al capricho místico hacia el que quieran conducirlo los dioses. Aguarda entonces
que le llegue una señal, la voz sutil de alguna musa que se digne a
responderle.
—¿Habrá lentejas hoy, para cenar?
—Una voz gangosa, marcada por quebrado gorgoreo, interrumpe con impertinencia el
crepúsculo parisino, precipitando bruscamente al pintor hacia la rutina trivial
de la ingestión alimentaria.
Estupefacto tanto por lo
inesperado como por lo inoportuno de la fútil demanda, el joven mira a su
alrededor intentando ubicar al insolente que lo ha sacado de su ensimismamiento.
No alcanza a identificar al culpable. Solo ve que una tórtola llamativamente desfachatada
se acerca hacia él sin cautela, equilibrándose con garbo sobre la balaustrada del
ático. La insolencia de la emplumada llama la atención del artista que la escruta
con desdén.
—¿Habrá lentejas hoy, para cenar?
—La reiteración de la pregunta naciendo sin
disimulo del pico del ave terminó por desconcertar al pintor al punto de presumir
su propia demencia.
—¿Estás sordo? —Te estoy preguntando si cocinarás nuevamente lentejas. Las del martes estaban muy ricas. Pude probarlas cuando arrojaste los restos por la ventana. Por cierto, una actitud muy incivilizada que deberías reconsiderar si quieres llevarte bien con tus vecinos. Pero bueno, más allá de estas recriminaciones -que pueden considerarse desubicadas en una primer entrevista- he venido porque tus musas me enviaron como inspiración para tus futuras obras. Ya verás. Serán un éxito. Material de estudio para las futuras generaciones. Los coleccionistas pagaran fortunas por ellas y por fin saldrás de pobre. Todo gracias a mi mediación que será crucial a la hora de renovar tus postulados teóricos. No me des las gracias ahora, ya habrá tiempo para eso. Así que nos pondremos a trabajar de inmediato. ¿Tienes lienzos y pinturas adecuadas? Si no es así, improvisaremos con lo que encontremos. Lo importante es aprovechar el primer impulso, como en el vuelo, cuando el viento es favorable. Pero antes, vamos a lo inmediato:
—¿Habrá lentejas hoy, para cenar?
En vez de musas le llegó un muso alado y hambriento jajajaja que bueno que el pintor no se infartó al darse cuenta de quien le hablaba...besosss
ResponderEliminarCreo que estuvo cerca, Diva jajaja no todos los días se encuentra uno con un tórtolo parlante! Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarPero qué bonito y creativo. Carajo en serio me encantaría participar en estos trabajos que ustedes hacen cooperativos y literarios, lamentablemente mi blog no me lo permite. Uf, qué entrada acabo de leer, me encantó haha, ¡buen día!
ResponderEliminarHola Conejo. Me alegra que te gusten nuestros jueves. Aunque tu blog tenga otras características igual eres bien recibido para leer y comentar. Gracias por tu visita. Un saludo
EliminarEsa tórtola era insistente, cenará lentejas :-)
ResponderEliminarMuy imaginativo y bien armado, en una buhardilla parisina, qué lujazo.
Me alegra que te gustara Albada. Valoro mucho tus palabras. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
EliminarTremenda y providencial esa intervención de la "tórtola llamativamente desfachatada", je je! Que hace de intermediaria entre las musas y el artista para darle un giro a su vida! Sencillamente genial! Un abrazote Neo y muchas gracias por participar! Un abrazote! Marifelita.
ResponderEliminarHa sido un gusto, Marifé. Me he divertido al escribirlo. Un abrazo y muchas gracias por la parte de la conducción que te toca.
EliminarTengo que confesar que cuentas con toda mi admiración. Me he encontrado con palabras que me han fascinado (desprolijo, desfachatada), expresiones que me han encantado (letargo pictórico, falta de vuelo inspiracional, la insolencia de la emplumada) y una frase que ha acabado por encandilarme: "Una voz gangosa, marcada por quebrado gorgoreo, interrumpe con impertinencia el crepúsculo parisino, precipitando bruscamente al pintor hacia la rutina trivial de la ingestión alimentaria."
ResponderEliminarRendida me tienes. Magnífico texto.
Saludos.AlmaLeonor_LP
Muchísimas gracias Alma por tu pormenorizado comentario. Me llena de satisfacción y lo agradezco con sinceridad. Celebro que te haya gustado el que pretendió ser disparatado relato. Un abrazo y muchas gracias otra vez
EliminarEn París encontrará la inspiración por medio de una tórtola charlatana. Vale la pena, total por un plato de tentejas. Muy bien contado y con un rico vocabulario.
ResponderEliminarM. Cristina
Me alegra que así lo hayas sentido. Muchas gracias Cristina. Un abrazo
EliminarJjajja.. La tórtola barrera para casa hasta en las comparaciones, con el impulso del vuelo.
ResponderEliminarMe da que a ti también te ha visitado la elocuente musortola, como bien se desprende leyendo este texto. Por el vocabulario más adecuado le resultaría inspirar a escritores que a pintores.
En Wikipedia buscas ejemplos de lenguaje florido y hay un enlace a esta entrada.😜
Abrazooo
Jajaja. Siempre ingenioso Gabi. La originalidad te caeacterizasun en los comentarios. Un abrazo y muchas gracias
EliminarCaracteriza, quise poner
ResponderEliminarHola Mónica, es un bonito relato, sin dudas la musa inspiradora llegó a su ático en forma de tórtola, un poco desfachatada esta ave, pero vale la intención de lograr que este muchacho se transforme en un pintor famoso.
ResponderEliminarRealmente disfrute mucho la lectura de tu relato
Un abrazo.
PATRICIA F.
Me alegra Patricia y agradezco tus gentiles palabras. Un abrazo
EliminarJajajaja, lo primero es lo primero, así que lentejas para cenar y después la fama. Una historia original con un toque picaresco, me encantó Mónica. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegra Nuria. Celebro que te haya hecho reír. Un abrazo y muchas gracias
EliminarMuy comercial la tórtola consiguió un pacto en el que los dos saldrían ganando
ResponderEliminarPodría interpretarse así jajaja. Gracias por leer, Tracy. Un abrazo
EliminarJajaja Lo ha dejado sin palabras a ese pintor y esperemos inspirado según lo dicho por ella! Tremenda esa tórtola, una genia! Jeje Besos por ahí!!!
ResponderEliminarMe alegra que te divirtiera, Mari. Un abrazo y muchas gracias
EliminarVolé por tu relato, y la música a la perfección... 54 de la Rue Lepic en Montmartre, el blacón de Teo... la tórtola inspiradora, y esa , fue la que le llamó a sacar los colores oscuros, buscando nueva luz en sus telas.... Ahí estaba, en el apartamento de Teo, apoyado en el barandal, zas... nueva vida, nuevo color.
ResponderEliminarBrindemos por ese nuevo color! Gracias por tu visita y tú comentario, Gustab. Un abrazo
EliminarMaravilloso
ResponderEliminarGracias!
EliminarLes dejo aquí.. receta https://versos-locos.blogspot.com/2024/08/receta-libada-de-lentejas.html
ResponderEliminarLa musa llegó en forma de tórtola.
ResponderEliminarY no es un mal trato para el pintor, la inspiración a cambio de lentejas.
Un abrazo.
Cierto! creo que va a salir ganando jaja. Un abrazo y buen fin de demana, Demi
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