Me sumo con el siguiente relato a la particular convocatoria que esta semana nos deja Mag desde su trastienda. Dar clic aquí para leer todas las historias
EL VIEJO ARMARIO
Después de varios años regresó sola
a la casa vacía. Su hermano la había mantenido casi sin cambios después que sus
padres fallecieran y ella formara su propio hogar. Esa tarde, recorriendo en
silencio las estancias sombrías, decidió iniciar el proceso postergado de
vaciar el antiguo ropero de tres puertas, donde viejos objetos y algunas ropas
de cama aún parecían conservar aromas de un tiempo lejano.
Tratando de no sumirse en el
juego tramposo de nostalgias y tristezas frente a la luna empañada del espejo, intentó
concentrarse en la organización de lo que decidiera o no conservar. Aún sin
proponérselo, leves recuerdos de situaciones pasadas fueron despertando a
medida que repasaba con sus manos los hilos de las viejas sábanas y demás
reliquias olvidadas. Pese a no quererlo, al toparse con la prolija letra de su
padre trazada sobre viejos papeles amarillentos y con el dobladillo a medio
hilvanar de una inacabada funda de almohada doblada junto al costurero de su
madre, un par de lágrimas contenidas insistieron en asomar. De repente sintió pena
por el tiempo ido y por aquellos rostros que jamás volvería a contemplar.
Mientras desempolvaba y enceraba
la madera reseca del viejo armario, siguiendo un impulso que no alcanzó a
reflexionar, desistió de su proyecto inicial de deshacerse de todo y volvió a
colocar cada cosa tal como había quedado guardada hasta ese momento.
Luchando por reacomodar cajas y telas en los profundos estantes del viejo mueble, de repente y sin que
comprendiera cómo, una muy nítida visión de su infancia le fue concedida desde
el fondo del añoso ropero: a modo de ventana inter dimensional, en lugar de la
madera recién encerada, ante sus ojos absortos e incrédulos se reprodujo con
absoluto realismo una de las habituales escenas mañaneras de su niñez en la que
su padre saludaba presuroso desde la puerta mientras se iba al trabajo y su
madre, atenta a todos los detalles, acomodaba el moño en la cabeza de su niña que
salía para la escuela, justo antes de ponerse ella a limpiar el zaguán.
Desde esa tarde, cada vez que
ella vuelve para reacomodar las cosas de su interior, el viejo armario repite
su magia y sin orden aparente decide sorprenderla con alguna otra nítida y fugaz
escena vivida en aquella misma estancia, frente a la mágica luna de una de sus
puertas.
Esa escena que describes que bien me la conozco, tengo en un armario con muchas cosas de mis padres, y cuando lo abro y lo recoloco, mi mente se llena de imágenes.Una emoción ha sido leerte. Un beso.
ResponderEliminarEntonces tu armario también tiene algo de esa magia... Muy afortunada! Un abrazo y muchas gracias por leer con atención Campi
EliminarSon recuerdos vivos, no se van, siguen impregnados y asoman cuando nos acercamos, y nos gusta, nos permite no olvidar detalles. Un abrazuco
ResponderEliminarLa memoria puede ser un tesoro importante que nos hace menos dolorosa la pérdida. Un abrazo Ester. Muchas gracias por la atenta lectura
EliminarDespués de algún tiempo encontrarse con muebles, ropa, me refiero a cosas inanimadas que un ser querido mientras estuvo le dio vida, es un sentimiento difícil de expresar en palabras sobre todo cuando vienen esas imágenes donde te ves interactuando. Esta es la imagen que me mostró tu relato.
ResponderEliminar¡Ojala siempre fuera un regalo!
Un abracito Moni :)
Qué bien lo has descrito, Cecy. Me alegra que te llegará el relato. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención y comentar con tanto sentimiento
EliminarAferrarse al pasado suele no ser rcomendado, con cierta razón.
ResponderEliminarPero en este caso, el armario le permite conectarse con algo vivido, que sigue siendo importante para la protagonista.
Un abrazo.
A veces uno sueña con encontrar algo de esa magia. Gracias por leer, Demi. Un abrazo
EliminarEs precioso. Ojalá hubiera armarios así, que nos regresaran a ratos concretos del pasado.
ResponderEliminarMuy bien narrado. Un fuerte abrazo.
Me alegra que te gustara, Albada. Seguro que sería muy reconfortante tener ese consuelo. Un abrazo y muchas gracias
EliminarQué bonito y qué tierno revivir esos momentos, ojalá pudiéramos.
ResponderEliminarBesitos.
Sería muy gratificante, seguro. Muchas gracias por tu visita, Noelia. Un abrazo
EliminarA pesar de todo lo que se diga, la nostalgia no es mala compañera, cuando lo vivido solo refleja facetas luminosas.
ResponderEliminarHacemos lo posible, porque nuestras hijas y nietas, tengan la misma sensación que tu protagonista.
Besos.
Es cierto Juan, de eso se trata la vida, quizás, de dejar marcado un camino de buenos recuerdos. Un fuerte abrazo y gracias por acompañarme.
ResponderEliminarMe gusta especialmente esta frase:
ResponderEliminar“y con el dobladillo a medio hilvanar de una inacabada funda de almohada doblada junto al costurero de su madre”.
Nítidas y fugaces escenas de vida que se repiten en cada acceso al armario. No podía ser más evocador. Ojalá pudiese alargarse tu relato para que siguieras describiendo escenas entrañables de otra época, que se supone siempre feliz y dichosa.
Muy buena tu aportación al reto, Moni. La mía es
https://marcosplanet.blog/el-observador-de-mundos/
Saludos!
Muchas gracias Marcos por hacerte eco de una frase que me resultó muy evocativa: nada tan palpable de una ausencia como el rastro de algo a medio hacer. Ya pasaré a leer tu aporte. Un abrazo
EliminarTienes un don para la composicion fotográfica y otroas grande aún para sumergirnos en la nostalgia. Esta vez aderezada con un poco de magia , no sabemos si interdimesional o generada por los recuerdos escondidos, pero da igual, porque el resultado es igual de brillante.
ResponderEliminarmuchísimas gracias por la postal navideña, que en breve incorporaré al blog
besooo, Monica
Agradezco tu sensibilidad, Gabi. Tanto para leer como para apreciar el collage se necesita buena disposición y es por eso que valoro mucho tus impresiones y comentarios. Un fuerte abrazo
EliminarHas plasmado de manera tan conmovedora la nostalgia y magia que se esconde en esas memorias familiares... La descripción del viejo ropero como un portal a escenas del pasado añade un toque tan personal. Mis felicitaciones, tu relato llega al corazón.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!
Cuánto me emociona tu comentario, 712, muchísimas gracias!Celebro haber logrado conmover. Un abrazo
ResponderEliminarRealmente es un desafío al que nos enfrentamos cuando pisamos un piso viejo con el olor a vivencias, a pesar de que sus ocupantes hayan desaparecido. No te digo si hay objetos, armarios con alguna ropa, muebles que no se han tocado en años. Es como si todo objeto fuera mensajero de quienes habitaron allí y al tocar o mirar cada uno se nos vinieran las imágenes de golpe de los ausentes, o las conversaciones, o los olores...en fin, y sin embargo mi percepción es siempre positiva, nada dramática, nada huidiza. Es un tema fascinante el que planteas, Neo.
ResponderEliminarYo creo que parte de la gente se queda ahí, en las cosas que usaron, escribieron o disfrutaron. Y el reencuentro con ellos se logra si agudizamos nuestra percepción al tocarlos, leerlos o apreciarlos. Gracias por leer Fackel. Un abrazo
EliminarQué preciosidad Mónica. Aunque te confieso que me sentí compungida pues me trajo a la mente el armario de mis padres y ese momento tan doloroso en el que no tienes más remedio que abrir sus puertas y despertar al mundo de los recuerdos. Y a pesar de ello me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarComprendo, Nuria. Casi todos hemos pasado por algo así y creo que por eso, precisamente, nos toca de cerca. Me alegra que te. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
Eliminarqué bonito escrito Mónica, cuanta sabiduria pones en lo animado e inanimado, cuanto amor Un abrazo
ResponderEliminarMe emociona que así lo sientas, Rodolfo. Nació tal cual lo sentí. Un abrazo y muchas gracias por tu constante cercanía
EliminarUn armario que literalmente encierra recuerdos. ¡Me encantó, Neo!
ResponderEliminarTodo un tesoro.
Un besazo y feliz finde
Creo que sería un gran consuelo hallar algo así. Gracias por leer Dafne. Un abrazo
EliminarUna maravilla de relato que me ha emocionado porque hace poco tuve que hacer igual que tu protagonista y como ella, cada cosa que encontraba la volvía a dejar en su sitio, En la vida hay que buscar el momento en que estés dispuesta para ese terrible desapego.
ResponderEliminarUn texto tan real que me hizo resbalar las lágrimas.
Un abrazo
Me conmueve haberte emocionado, Tracy. A todos nos sensibilizan estos trances. Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarQue bonita historia Neo! Llena de amor y nostalgia! Quien pudiera tener un portal así para meterse de nuevo uno en sus recuerdos? Un abrazote!
ResponderEliminarMe alegra que te gustara Marifé. Un abrazo y muchas gracias por tu atención
EliminarRealmente hermoso relato, es muy triste observar los objetos que pertenecieron a los padres que ya no están, a veces uno desearía volver a tenerlos, abrazarlos, es mágico poder revivir algunos momentos de la infancia de esa manera, aunque sea solo un recuerdo vívido, me gusto mucho.
ResponderEliminarUn abrazo Mónica.
PATRICIA F.
Es cierto. Al menos con la posibilidad denitidez de los recuerdos uno se conforma. Un abrazo, Patricia. Me alegra que te gustara. Muchas gracias
EliminarHa sido un placer leerte. Me ha emocionado porque comparto ciertas emociones.
ResponderEliminarEsta semana no he podido participar porque tengo familia en casa y menos tiempo. Intentaré leeros hoy en un rato.
Muchísimas gracias por la foto. Me veo bien presidiendo esa mesa. Sobre todo me gustó veros las caras aunque no sé quién es quién.
No quiero caer en el tópico ('Feliz Navidad'), te deseo una fiestas serenas, en buena compañía y salud para poder disfrutarlas. Un abrazo!
lady_p
p.d. ¿Habría alguna posibilidad de abrir un espacio dónde dejar una felicitación para los miembros de 'relatos jueveros'? Estaría bien...
Hola Lady -p. Me conmueve comprobar que la historia logró emocionar. Eso quiere decir que resultó efectiva a la hora de transmitir lo que me inspiró al escribirla. Es un gran aliciente. Me alegra también que te haya gustado la tarjeta navideña. Si te fijas en la tercera foto de conjunto en la que aparecen los números, podrás identificar quién es quien. No se me ocurre cómo transmitir un mensaje de salutación general que no sea desde el blog que eventualmente organice la convocatoria semanal o desde el tuyo propio. No manejo redes sociales y el Facebook juevero que hubo en su momento creo que ya no está activo. Un abrazo y muchas gracias por tu entusiasmo
EliminarHola Mónica, tu relato está escrito desde el sentimiento que, además, tenga el color rojo en sus letras lo hace todavía más intenso. Unas palabras de nostalgia, pasado y vida al mismo tiempo, creo que le has dado una vuelta al reto de Mag, te ha quedado muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Me alegra que así lo sientas, Merche. Un abrazo y muchas gracias por tu amable comentario
EliminarAy!...
ResponderEliminarEl armario antiguo de tres puertas con espejo es tan parecido al de mi abuela. Cuantos recuerdos me has traído. En ese armario me escondía a veces sólo por el gusto de escuchar como me buscaban todos por la casa. Era un armario inmenso para mi tamaño y era fácil ocultarse entre los pantalones y las chaquetas de paño de mi abuelo, debajo de las mantas, o detrás de los vestidos de mi abuela. Ellos ya no están, pero el armario quedó en la casa familiar y me los recuerda.
Como este de tu relato, que sin duda muestra su magia para que la protagonista no se desprenda de esas sábanas de hilo que seguro son hermosas.
Precioso relato y muy emotivo. Es un gusto leerte, Monica.
Un abrazo.
Cuánto me alegra tu comentario, Ardilla. Pese a las distancias nuestros recuerdos no difieren mucho, más allá de los localismos. En substancia, los mismos sentimientos nos emocionan y condicionan nuestros recuerdos. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención y emoción
EliminarNo consigo ver esos números identificativos, sólo puedo acceder a una foto. Pero gracias por el trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo!
lady_p
Es una foto en gris con números en rojo justo antes de las fotos individuales
EliminarHola, Moni.
ResponderEliminarHas ido tejiendo una serie de fotogramas envuelta en una magnifica sinfonía de sentimientos y emociones. Pasito a pasito, con cada pliegue de ropa, se tañe un recuerdo, una remembranza que hace que la protagonista aparte su melancolía hacia la sonrisa inocente de su niñez.
Es fantástico :-)
Millones de gracias por sumarte a la convocaría. Te pido disculpas por llegar tan tarde pero si llego a tiempo para desearte una Feliz Navidad .-) con todo lo que eso significa :-)
Un besote enorme.
Nada de tarde. Lo importante es ponerle ganas tanto al escribir como al lee. Muchas gracias por tu tiempo y dedicación. Feliz navidad para vos también Mag
EliminarPaso pro aquí a desearte feliz Navidad . Un fuerte abrazo
ResponderEliminarTe agradezco el gesto y lo retribuyo, Chelo. Felices fiestas y muchas gracias por tu visita
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