EL IMPOSTOR
A estas alturas ya no le cabía ninguna duda: ése
que estaba frente a ella simulando leer y beber
café no era él, su marido desde hacía cuarenta años.
Alguien o algo había tomado su lugar sin previo
aviso, mimetizándose en su cuerpo con sutileza, sin evidenciar ninguna anomalía
que lo delatara más allá de esas nimias alteraciones que la pusieron en alerta
y por las que ya podía confirmar la impensada mutación. El leve declinar del
tono de voz al final de cada sentencia, la inusual curvatura de la comisura de
la boca justo después de dar el primer bocado, la extraña posición que asumía
su meñique izquierdo al tomar la cuchara, su gesto de desaprobación inclinando
la cabeza hacia atrás cuando algún comentario extravagante surgía en algún programa
de televisión… todas pequeñas sutilezas que sólo alguien como ella -perceptiva
al extremo y sostenida por la larga convivencia- podía evidenciar.
Tenía que reconocer que en los trazos gruesos, la
simulación que el impostor había logrado era casi perfecta. Se movía y hablaba,
en líneas generales, como su marido, pero en los detalles mínimos, en esos
leves gestos en los que la subyacente personalidad surge sin filtros y en forma
espontánea, se notaba que algo estaba mal, que había dejado de ser él para
convertirse en algo siniestro y peligroso.
Su proximidad le hacía erizar los vellos de la nuca
y el más leve roce la alteraba al punto que su corazón latía a mil por hora.
Entre el miedo y el rechazo sentía que nada bueno había en aquel extraño, por
lo que su estabilidad emocional iba perdiéndose cada día mientras la extraña metamorfosis
avanzaba sin que nadie más la notara.
La causa de semejante transformación no había
podido descubrirla. Tal vez fuera un virus, una invasión alienígena o alguna
fuerza demoníaca aflorando desde lo profundo. Cualquier razón era lo
suficientemente preocupante como para hacerle suponer un sinfín de efectos
indeseables que solo ella estaba en condiciones de detener. Debía hacer algo.
Algo radical y efectivo. Y debía hacerlo pronto.
La oportunidad se le dio cuando el impostor rompió
el silencio del desayuno pidiéndole la manteca con mueca inocente. El destello
antinatural que advirtió en su ojo derecho fue el detonante. El viejo cuchillo
para untar, el arma mortal que ella utilizó con la velocidad de un rayo.
Para leer todos los relatos, pasar por el post anterior.
Perceptiva y agil, que conocía cada pequeño gesto o rasgo de su marido.
ResponderEliminarMe ha gustado, entre otras cosas, por la agilidad y montaje psicológico con trazas alienígenas que has armado en está interesante historia.
Un abrazo, Mónica.
A veces la locura domina las mentes --en apariencia equilibradas- precipitando las tragedias más impensadas! Gracias por leer José Luis. Y gracias también por sumarte a la propuesta. Un abrazo
EliminarPareciera estar leyendo la antesala de una invasión alienígena. Muy bien como lo has trazado, una esposa conoce esos pequeños detalles y ella se dio cuenta muy rápidamente que el de enfrente no era su marido.
ResponderEliminarAhora la rapidez con la que le ejecuto es una obra maestra.
¿Quién sabe si en realidad no estemos en ese proceso ? Un besote, feliz noche.
Quisiera creer que no!jaja más bien apuesto a que todo resulta ser producto del delirio de este personaje que cree ver en gestos inocentes, la prueba de que su marido ha sido suplantado por algo extraño y peligroso. Gracias por leer Campi. Un abrazo
ResponderEliminarTiene para mi entender varias interpretaciones, si quiero ser mas surrealista le vamos a dar la mano a cualquier espíritu de procedencia extraña que se metió en el cuerpo de su marido que ella tanto conoce. O sin ninguna culpa lo conoce tanto que fue una buena oportunidad para alegar eso y simplemente deshacerse de el. Puede que el pobre hombre solo haya sido victima de una locura demasiado avanzada....
ResponderEliminarPor lo pronto yo me he entretenido un rato :)
Un abrazo Moni.
Jeje ya con eso me doy más que satisfecha Cecy! Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarPuede ser cualquier ente,nos dejas con varias opciones, entre alguien de fuera, el sueño del personaje o la imaginación de su autora, nos queda suponer que el cuchillo pone punto y final y el personaje se esconderá por los siglos... o no. Un abrazo
ResponderEliminarCualquier opción es válida Ester jaja. Gracias por leer. Un abrazo
EliminarQuedan abiertas diversas opciones. Me encantó cómo emprendes el reto.
ResponderEliminarUn abrazo
Te agradezco Albada. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo
EliminarMadre mía que momentos hasta descubrirlo y gracias que por un simple ojo se dio cuenta que era una metamorfosis.
ResponderEliminarun relato que mantiene la tensión hasta llegar al punto.
-No te conocía te he descubierto desde el blog de Cecy.
Un abrazo
Bienvenida Bertha. Me alegra que hallas llegado y encontrado algo que te gustó. Los encuentros jueveros están abiertos para quien quiera sumarse. Estás invitada! Un abrazo y muchas gracias
Eliminar¡wooooow y trácate, finiquitado el marido! Muy buen relato. Besos
ResponderEliminarTe agradezco, Myriam. Esta vez el relato me salió bien truculento. Pobre tipo! Jaja. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
Eliminarno se como actuaría ante un hecho tal y como narras. Cuales serían sus verdaderas intenciones?, no buenas tras la transmutación en curso. Resumiendo un tiro es más rápidp que una cuchillada Un abrazo
ResponderEliminarJajaja cierto! El impulso no le dio tiempo a nada más efectivo que un cuchillazo... Aunque se trate de un romo cuchillo para untar! Gracias por leer Rodolfo. Un abrazo
EliminarJajj, con el cuchillo de untar mantequilla, ese de punta redonda, tuvo que sacarle el corazón a paletadas.
ResponderEliminarYo creo que se trata de una invasión alienigena. Además, la mujer había visto " la invasión de los ladrones de cuerpos" el día anterior. Ah, no. Que eso sería más indicativo de un desequilibrio mental.
En cualquier caso, como dicen Colombo y Poirot, lo importante son los detalles.
¿ y qué me dices de cuando ves algo diferente pero no puedes concretar exactamente qué es?
Besoss y gracias Monica
Siiii creo que a esa pobre paranoide la locura se le fue a la cabeza y el santo del marido sufrió las consecuencias jaja. Creo que has sido quien interpretó la historia tal como intenté escribirla, un delirio surgido de la mente enferma de alguien que comenzó a ver conspiraciones y peligros donde sólo había rutina y apatía. Gracias por leer con atención Gabi. Un abrazo
Eliminar¡Vaya un desayuno accidentado! Muy inquietante tu relato! No me imagino como debe ser la experiencia de comprobar que alguien suplanta a una persona tan cercana como la propia pareja! Nos has mantenido con la intriga hasta el final! Me ha encantado tu relato! Todo un impostor el coprotagonista! Un abrazote Neo!
ResponderEliminarMe alegra que te gustara y que haya conseguido mantenerte en vilo. Un abrazo y muchas gracias por ser parte del encuentro, Marifé
ResponderEliminarMe recordó a la temática de Philip Dick, con respecto a la paranoia sobre infiltrados, invasiones extraterrestres, que a veces son alucinaciones, otra son verdaderas. Los ojos tienen la precisa, es un cuento en que un personaje cree descubrir las claves de una invasión extraterrestre. Y sucede que no capta las metáforas en un libro que lee, que encontró en una plaza-
ResponderEliminarTu relato tiene una ambigüedad, de no saber si la protagonista tiene un delirio o si algo de razón en lo que ella cree, que su esposo fue reemplazado por un impostor. Y si ella tiene razón, es para preocuparse.
Y aun si fuera el esposo, podría estar ocultando algo.
Muy bien planteado tu relato. Un abrazo.
Te agradezco este pormenorizado análisis que me honra y estimula. Esa ambigüedad de la que hablas es la quise mostrar tanto en los personajes como en la conclusión a la que llega la protagonista. Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarMe ha dejado con ganas de más pistas, pero para ti con esa del desayuno fue determinante y tampoco diste mucho tiempo a la divagación para acabar con el impostor: fue fulminante-
ResponderEliminarMe gustó este relato psicológico y rápido en su resolución.
Besos
Celebro que te halla gustado Tracy. Muchas gracias por leer con atención. Beso grande
EliminarLa aterradora pregunta que tendrá que hacerse ahora la protagonista es: ¿qué ocurrió con su marido, el de verdad? Y luego vendrán otras cuestiones, como plantearse si hay más criaturas suplantando otras identidades. ¡No podrá bajar la guardia!
ResponderEliminarMe encantó la convocatoria, Neo.
Un besazo
Muchas gracias Dafne. Siempre es grato anfitrionar un encuentro con participantes tan creativos y entusiastas. Un abrazo
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