Sumándome a la propuesta juevera de esta semana que nos deja Campirela desde su blog, me ha surgido el siguiente texto a partir del cuento homónimo de Julio Cortázar que quizás conozcan. Me disculpo por haberme excedido en la cantidad de palabras y los invito a leer todos los relatos participantes.
LAS PUERTAS DEL CIELO (inspirado levemente en el cuento de
Cortázar)
Los observo afanarse todas las
mañanas, presurosos, cada quien ensimismado en la estrecha chatura que le ha
tocado en suerte y no puedo dejar de sentir cierta ternura y conmiseración al
verlos contentarse con tan poco. No es que no valore su esfuerzo cotidiano y su
filosofía de no pretender más que lo que puedan lograr sin molestar al otro, pero
viéndolos desde mi perspectiva de quien ha logrado despegar, no puedo dejar de
pensar que su extrema sencillez, lejos de resultar una virtud, a la larga
termina siendo un contrapeso indeseable en esa oquedad que habitan. Es sano
tener una cuota de ambición. Es bueno esmerarse en dar un salto más alto de lo
esperable. Si bien no está garantizado el éxito, al menos la posibilidad de
avanzar está latente y saber que existe esa opción resulta, en sí mismo, una
motivación para hacernos sentir diferente. Pero no la advierto en ellos. Apenas
logro verles algún destello que los encienda cuando están de fiesta, como esta
noche, sumergidos en esta sonora melancolía que contagia. Bajo las luces
parpadeantes de la pista, arrinconado en una mesa junto al escenario, veo que ya
se ha ubicado la orquesta. La melodía dulzona comienza a levitar junto a la enredadera
florecida que penetra -con su esencia- la rancia realidad que se disipa
mientras comienzan a llegar los bailantes en pareja o en pequeños grupos,
vestidos todos con sus mejores galas. Ellos, enfundados en el único traje que
reseñan como dominguero, -disimuladas
las hebras sueltas y alguna mancha porfiada que se ha negado a desaparecer con
la nafta blanca- ensayan poses de compadrito sosteniendo con desdén el
cigarrillo tosco recién encendido. Ellas, mientras tanto, empolvadas y
enjugadas generosamente en agua de
colonia, avanzan como gatas en celo, encaramadas con gracia sobre los tacones aguja con los que intentan forzar
una estatura que las iguale a las modelos estilizadas de las revistas. Mientras el alcohol, la música y el humo
comienzan a unificar los rostros, empiezo a verlos como monstruos: especie indescifrable
de caricaturas trazadas con gruesos trazos, entreveradas en sus sudores
intentando reinventarse en medio de un paraíso que me sabe a infierno. Siento que
no pertenezco a todo aquello. Aunque les entiendo los gestos, las palabras y
las muecas, compruebo que entre ellos existen otros códigos, lenguajes sugeridos
que les elevan sin que yo pueda alcanzarlos. Me siento excluido, relegado,
imperfecto. Caigo en la cuenta que ellos al fin han logrado entrar en el cielo
mientras yo, macerado en otras prioridades, me he quedado definitivamente atrás.
Un reañismo mágico muy de Cortázar, y me ha necantado. Soy apasionada de Rayuela, un modelo para armar, pero su cuentos... es que no hay ninguno que me deje indiferente.
ResponderEliminarUn abrazo
Coincido. Tiene una magia muy particular que, si bien no pretendo emular, sirvió para inspirarme. Me alegra que te gustara Albada. Muchas gracias por tu visita. Un abrazo
EliminarEs posiblemente el menos reconocible de sus cuentos, menos ácido, aunque las clases sociales y su pugna y el modo dan pistas. Tu texto es muy claro las puertas son importantes dependiendo de quien las cierra. Un abrazo
ResponderEliminarMe gustó esa evolución en la mirada respecto a la gente sencilla que en un comienzo parece menospreciar y que en el final reconoce casi envidiar. Muchas gracias por leer, Ester. Un abrazo
EliminarExtraños y extrañados de otros mundos, por las puertas que nuestra biografía nos fue levantando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mundos distintos que parecen convivir en una misma realidad pero que al final se vuelven lejanos. Gracias por la visita, julio. Un abrazo
EliminarNo conozco el cuento, pero se ve claramente que en él trata la diferencia de las clases sociales, y en este caso hay un hombre que se afana en su trabajo, pero nunca lograra estar a la altura quien sabe si no es mejor, hay clases sociales que solo son eso sociales.
ResponderEliminarMe gusta cuando se realza el esfuerzo de las personas por querer llegar alto no saben que en el intento ellos tal vez sean más felices.
Un besote y muchas gracias por este texto.
De eso trata el cuento, Campi. Con maestría se muestra esa actitud discriminadora de quien se considera superior pero que en realidad reconoce y envidia el mérito de quienes son felices aún en lo sencillo. Fue un gusto participar de tu convocatoria. Un fuerte abrazo
Eliminar
ResponderEliminarHola Neo, no conozco ese cuento, sí al autor. Tu texto es claro, trata en profundidad y objetivamente el valor del esfuerzo, llegar a metas...
Me encanta, como todo lo que escribes.
Que tengas un estupendo fin de semana.
Un beso.
Me alegra Maricarmen. Muchas gracias. Un fuerte abrazo
EliminarHola Neo! Con tu fantástica descripción nos has sumergido en tal peculiar escena, con su especial ambiente y sus personajes! Indicándonos que el protagonista no encaja nada, para bien o para mal, con el resto! Me ha encantado tu relato! Un abrazote!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Marifelita. El cuento de Cortázar es el que realmente nos mete en la piel de los personajes. Sólo quise hacer referencia a esa situación dual que el protagonista experimenta. Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarSi parece que hay varios clubs.... incluso al morir esas distinciones de castas tambien parecen existir.... la otra vida pues es mas de lo mismo que ya tuvimos aqui, pero mas intensificado.
ResponderEliminarHola José. No pensé en esa simbología, pero puede darse. El cuento pretende hablar de esas realidades en las que con poco y en condiciones que a los ojos de otros hasta parecerían despreciables, para lis habitues resultan el paraíso. Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarHas cogido a un buen maestro y ceo que estaría orgulloso del relato que te inspiró.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te agradezco los conceptos, Tracy. Muchísimas gracias por leer. Un fuerte abrazo
EliminarMe gusta cómo has descrito la tristeza de sentirse desplazado del protagonista.
ResponderEliminarLa gente teje muchas puertas que abre y cierra a su antojo, creando dolor en muchas ocasiones.
Enhorabuena por el relato.
Me gusta que hayas usado ese cuente como inspiración, bien logrado.
ResponderEliminarY cumpliste con la confocatoria.
Un abrazo.
Me alegra y te agradezco Demiurgo. Me estimula tu comentario. Un abrazo y gracias otra vez
Eliminar¡Qué buen texto! Tan bien delineada la atmósfera decadente y la descripción e introspección de la voz narradora. Me encantó y dejó pensando. Beso enorme, Moni.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado. Muchísimas gracias por ser tan buena receptora. Un fuerte abrazo, Myriam. Que sigas bien
EliminarPD. ¡Me has incentivado a volver a leer a Cortázar!
ResponderEliminarMe congratulo por ello jejeje
EliminarMe empezó a caer mal desde el principio. O sea mal. Despreciar la sencillez no tiene nada que ver con ser ambicioso. No veia la relacion con la puerta, y cuando algo se me escapa voy a ver lo que ha comentado Ester, que nunca se le escapa nada, y ya me queda claro.
ResponderEliminarcoincidimos en el formato narrativo todoseguidoenunparrafosinpuntosyaparte.
abrazoo, Mónica
Jeje. Así es. El personaje, tomado del cuento de Cortázar, es un abogado con un concepto de clase muy despectivo hacia la gente sencilla. Se cree superior y poco valora la forma de vida de gente con la que se rodea pero que menosprecia con sutileza. Pese a todo, logra ver qué en ciertos momentos, esos mismos que ve con desdén, son los que logran hallar su paraíso, o sea llegan a la puerta que el quisiera atravesar. Gracias por tu sinceridad y la atenta lectura, Gabiliante. Un abrazo
EliminarCortázar me encanta y tu cuento te ha quedado excelente, felicitaciones, saludos.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Bienvenida Patricia. Me alegra encontrarte por acá! Muchas gracias por pasar y comentar. Un abrazo
Eliminarfue la envidia el pecado origen del parricidio de Abel por Caín, ese cainismo lo hemos llevado en nuestro ADN de manera insoportable, No ! no puedes no debes escalar aquello que es mi sueño. Muy bonita y buena entrada Neo Un abrazo
ResponderEliminarEnvidia. Si, muy antiguo ese pecado y atinada tu observación. Y hoy en día se suele ejercer de múltiples formas y casi sin filtros. Gracias por leer Rodolfo. Un abrazo
Eliminar