Sumándome a la propuesta juevera de esta semana que nos hace Moli desde su blog, elijo la siguiente imagen y dejo mi aporte.
DANZA NIÑA
Bailemos. Tú, con tu inocencia
y yo, con mis zapatos de tacos.
Dancemos. Hermanados los dos
con el cándido ritmo, sostenido
de la vida señalándonos el paso.
Bailemos. Tú, con tus sonrisas
y yo, desde mi bronce sin tacto.
Dancemos. Empoderados los dos
por tu ocurrencia niña, devenida
en este juego dulce y sin pactos.
Los niños no dejan de darnos lecciones con sus actos, con sus miradas exentas de juicios y sus regalos de infinito valor. Que macana crecer! Tal vez si mantuviéramos esa inocencia...
ResponderEliminarBesos!
Coincido. El mundo sería mucho mejor si así lo hiciéramos! Un abrazo y muchas gracias por leer con atención, Etienne
EliminarQué pena perder esa inocencia y esas ganas de reír.. y que bonito texto has traído hoy.
ResponderEliminarMuchas gracias, Beauseant. Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarSi ya la imagen es de una ternura que se sale, tu poema lo ha dejado bastante claro. Los niños aún siendo uno de bronce y otro de carne se entiende a la perfección.
ResponderEliminarUn besote grande.
Muy cierto. Parecen entenderse sin dificultades. Muchas gracias Campi. Un abrazo
Eliminar¡Qué ternura de fotografía y prosa poética! Besos enormes desde el otro lado del charco :-) 😘😘😘😘
ResponderEliminarHola Myriam! Cuánto se te extraña! Me alegra reencontrarte. Espero sigas bloqueando. Un besito y muchas gracias por tu visita
EliminarQue bonito verso para esa imagen. La inocencia de los niños siempre nos ilusiona y divierte. Abrazos
ResponderEliminarTal cual, muchas gracias Ester. Un abrazo
EliminarBello poema, muy dulce y con un lindo ritmo y cadencia en cada una de sus letras que se nota muy bien al leerlo
ResponderEliminarMe alegra. Muchas gracias María. Un abrazo
EliminarQué bonitos versos te inspiró esa imagen!
ResponderEliminarLos he disfrutado mucho.
Abrazos.
Muchas gracias Noelia. Un abrazo
EliminarQue preciosidad de versos!!! Gracias por sumarte, besos.
ResponderEliminarSurgieron con espontaneidad. Un placer haber podido participar. Gracias Moli. Un fuerte abrazo
EliminarHas plasmado con estos versos la belleza de la inocencia en esa danza maravillosa que no deberíamos perder nunca… La vida y el transcurrir de los años no nos lo ponen nada fácil, pero he ahí la esencia indeleble… Y tú, lo has contado muy bonito.
ResponderEliminarUn placer, Mónica.
Abrazo grande 💙
Te agradezco y valoro mucho tus palabras, Ginebra. Un fuerte abrazo
EliminarQue bonita tu poesía, igual que la fotografía! Transmite cierta complicidad entre ambas, debido a esa misma inocencia! Un abrazo!
ResponderEliminarComplicidad, muy cierto. Eso se siente al mirar la foto. Un abrazo y muchas gracias por leer, Marifelita
EliminarUna imagen preciosa y en la que se ve ve claramente esa inocencia de la infancia a la que nos estamos refiriendo este jueves.
ResponderEliminarCoincido, Tracy. Mucha alegría e onocencia combinada. Gracias por leer con atención. Un abrazo
ResponderEliminarLástima de la niña de bronce que no ñe puede seguir el ritmo, sunque lo intenta. Pero si la intención es lo que cuenta y la ilusuion lo que nos mueve, seguro que ambas se están divirtienfo
ResponderEliminarBrsooo, Monica
Seguro que si, Gabi. Te agradezco por tu buen humor y compañía. Un abrazo
EliminarEra una danza de espejos, el mejor baile al que había asistido.
ResponderEliminarSeguro que fue así jajaja. Muchas gracias por leer, Rodrigo. Un abrazo
EliminarY cada una tomo al final una manzana, y probo su dulce sabor... y dejamos de ser niños.
ResponderEliminar. Tanto para bien como para mal. Muy cierto. Un abrazo Gustab. Gracias por leer
Eliminarla infancia hace extraños amigos de viaje. Unas veces son reales, otras ficticios y esta vez material. Todo vale para la imaginacion de un niño. Un abrazo
ResponderEliminarUn tesoro que, de adultos, muchos luchamos por conservar. Un abrazo, Rodolfo y muchas gracias por leer con atención. Que tengas una linda semana
EliminarLa verdadera realidad es aquella que se percibe a través de la mirada inocente de un niño, capaz de ahondar en la inerte materia y llegar incluso a hacerla bailar.
ResponderEliminarHermoso poema estimada amiga. Aún sigo llegando tarde pero confío en ponerme al día.
Un abrazo.
Siempre es un gusto recibirte, Jorge. Valoro mucho tus comentarios. Un fuerte abrazo y muchas gracias
EliminarBendita inocencia
ResponderEliminarAbrazo
Tal cual. Gracias Vero
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