EL ASCENSO
Subimos al último piso por una empinada y estrecha escalera. A
medida que ascendíamos el aire se volvía más inconsistente y mis piernas menos
firmes. Notaba que con cada nuevo escalón que trepábamos me desorientaba más y
que mi interior se iba disgregando, como si mi cuerpo fuera dejando de ser
materia para transformarse en algo más impalpable y etéreo. Inexplicablemente
el extraño que me guiaba parecía tener en claro, desde antes de emprender el
ascenso, que aquella sensación me embargaría a medida que nos eleváramos, por
lo que me advirtió desde el inicio que no interrumpiera el ritmo más allá de lo
que sintiera. Cuando le acepté la invitación, sólo pensé en la segura fatiga,
en el cansancio que los músculos suelen presentar ante una exigencia mayor a la
que habitualmente enfrentan, y la inmensidad de aquella escalera, vista desde
lo bajo, prometía ser un desafío tan enorme como irresistible; pero aquello que
iba atravesándome al subir nada tenía de común con el agotamiento físico que
tantas veces mi desentrenado cuerpo había vivenciado antes, más bien se sentía
como una profunda transformación a la que iba siendo sometido a medida que nos
alejábamos del suelo, el que -observado apenas de reojo debido el pánico que
suelen provocarme las alturas- en esos momentos comenzó a resultarme ajeno y
deslucido, nada acogedor ni evocable. Por el contrario, el ansia por llegar al
punto máximo de semejante elevación me impulsaba con ímpetu, haciendo que la
sensación de ingravidez que aumentaba con cada peldaño pasara a ser apenas un
punto a favor para desear despegarme de todo lo que alguna vez me había
resultado importante antes del ascenso. Todo el tiempo que duró el largo
proceso de subida resultó ser una especie de liberación, una laboriosa
metamorfosis durante la que cada momento de mi vida fue repasado desde una
perspectiva diferente a la que mi maltratado ego me tenía acostumbrado, sumergido
en la chatura de aquel suelo que ya ni recordaba y en el que solía asumirme como
poco menos que un insecto. Por fin, cuando ya casi había olvidado el objetivo
de nuestro recorrido, llegamos a la cumbre. Desde allí, ya sin ningún tipo de
vértigo observé hacia abajo y pude ver al que fui con suma claridad: como un
despojo sin valor quedaba mi cuerpo recién estampado sobre el
asfalto caldeado en medio de un gentío hostil y violento, que -por fortuna- de
allí en más dejaban de ser para mí, motivo de preocupación y queja.
¡Guau! Un ascenso al más allá. Ha habido momentos que me ha recordado a la canción "Aire" de Mecano y otros a Kafka. Muy chulo, has trasmitido emociones muy bien.
ResponderEliminarBesitos.
Me alegra que te gustara, Noelia. Muchas gracias
EliminarPero qué bueno. Bien pensado, mejor descrito y ese final ingrávido al fin sobre el asfalto.
ResponderEliminarRealmente brillante. Un abrazo
Te agradezco mucho por tu amable comentario, Albada. Un fuerte abrazo
EliminarMuy bueno Neo, con muchas emociones a flor de piel. Un abrazo
ResponderEliminarMuy amable. Muchas gracias por leer con atención. Hasta cada rato Mascab
EliminarNos has metido en una metamorfosis total, poco a poco hemos subido contigo y hemos sentido ese vértigo y desafío que es subir hacia el lugar del cual ya no volveremos a bajar.
ResponderEliminarAl final ver nuestros restos abajo nos da ese serenidad de que todo paso y libres somos de afrontar otra dimensión.
Un fuerte abrazo.
Me alegra que te gustara Campi. Muchísimas gracias por leer con atención. Un abrazo
EliminarLiberación.
ResponderEliminarBien descrito, ameno, entretenido pero, al margen de todo eso, lo que más me ha gustado es la forma de transmitir esa sensación de liberarse.
Me entusiasma tu comentario Lurio. Muchas gracias. Hasta cada rato
EliminarPara leer casi sin respirar. Se siente y se percibe ese ascenso a cada latido y sensación descrita.
ResponderEliminarMuy bueno, Mónica. Haces al lector partícipe de cada uno de los pensamientos y emociones que relatas.
Abrazo grande 💙
No sabes cuánto significa tu comentario, Ginebra. Muchísimas gracias. Un abrazo
EliminarEs curioso. Esta frase ha sido una de las más elegidas. Y tú le has dado emoción.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto, muchos hemos optado por este comienzo. Muchas gracias María por leer con atención. Un abrazo
EliminarSí, imposible no encontrar a kafka entre las líneas... me ha gustado :)
ResponderEliminarTe agradezco mucho por leer y comentar, Beauseant. Un abrazo
EliminarEl ascenso del alma a la Luz y la estampada del cuerpo en el pavimento. Brutal.
ResponderEliminarEntre una cosa y la otra, el Ser. He podido sentir esa angustia existencial.
Mil gracias por haberte sumado a mi convocatoria, beso enorme, Mónica querida.
Fue un placer Myriam. Me alegra que te gustara el relato. Un fuerte abrazo
EliminarUna especie de escalera de Jacob pero para el ascenso del alma. Me encantan tus personajes, tan precisos y certeros en sus procesos.
ResponderEliminarBesos.
Te agradezco mucho Esther. Me estimulan tus palabras. Un abrazo
EliminarBuscabas el cielo.... Espero el esfuerzo haya valido la pena,,,,
ResponderEliminarEspero que el protagonista lo haya conseguido. Gracias por leer
EliminarDesde el aviso intuí que era un paso al más allá. El final me lo confirmó. Has tomado el paso de la vida a la muerte como una fatigosa ascensión. Lo bueno es que subía, no bajaba, con lo cual, su muerte fue bendecida con la buena eternidad.
ResponderEliminarSe ha percibido la confusión y, al tiempo, la fe, la creencia en que había que subir, que había que seguir al guía, a la luz... y descubrir... descubrir para seguir viviendo.
Un texto magnífico, Moni, de veras.
Un beso muy grande.
Agradezco cada una de las palabras de esta detallada interpretación, MAG. Lo has expresado tal como lo sentí al escribirlo. Muchísimas gracias. Un fuerte abrazo
Eliminarimpactante entrada. has elaborado una recreación de la última vivencia de tu personaje
ResponderEliminarcon la confirmación del último escalón que le separa de su cuerpo inerte. Segun ascendía iba dejando la carga de ese cuerpo inerte que quedaba en la acera. Un abrazo
Así es, Rodolfo, así lo quise expresar. Muchas gracias por leer e interpretarlo. Un abrazo y buen fin de semana
EliminarLa muerte como un sentido de liberación, lo has recreado de tal forma que acabas viéndote en esa escalera. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarEsperemos que esa subida no nos sea pronta! Jeje. Un abrazo Moli y muchas gracias por leer
EliminarNunca podemos saber como es ese ascenso o viaje, la única verdad es que es liberador.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Siempre es grata tu visita Charly. Muchas gracias
EliminarExcepcional, un poco espeluznante, pero creo finalmente veremos a lo lejos nuestros cuerpos....pues estos pesan mucho. El ascenso seria pues la vida misma cotidiana que llevamos
ResponderEliminarTe agradezco, José, por pasar y leer con atención. Un abrazo
EliminarInesperada la revelación de la naturaleza de ese ascenso. Que curiosamente parece consecuencia de una brutal caída.
ResponderEliminarBien manejada la sorpresa. Un abrazo.
Me alegra haber sorprendido con el final. Muchas gracias Demiurgo. Buen fin de semana!
Eliminar¿Como se siente una cuando se da cuenta de que le ha salido algo completamente redondo?
ResponderEliminarMaravilloso texto, al principio interprete cono subida a lis cielos, pero que al final , es mas bien una despedida de estos infiernos. Pero cuando pensaba que "ya"... no! Aun das otra vuelta de tuerca mas, y le pones Final con mayusculas.
Sorprendente, admirable y repito, absolutamente redondo.
Besosss Monica
Me honras con tu comentario, Gabiliante, que agradezco de corazón. Muchísimas gracias. Un fuerte abrazo
EliminarMuy bien expresada la emoción de esa Ascensión.
ResponderEliminarBesos
Me alegra que te gustara Tracy, muchas gracias. Buen inicio de semana!
EliminarEs que claro en ese acto de seguir y seguír se liberan las endorfinas,la dopamina, la serotonina responsables de la satisfacción placentera, de felicidad, alegría, euforia que por un lado va restando el estrés, el dolor, pensamientos negativos pero que sí no se detiene a tiempo puede suceder lo que has relatado.
ResponderEliminarDices que surgió sin pensarlo mucho pero...
Para mí fantástico.
Un abrazo
Te agradezco mucho, Luz. Un abrazo y buena semana!
Eliminar