Sumándome a la propuesta de Dorotea y sin haber podido acortar más el texto, dejo mi aporte con dos posibles títulos. Para leer todos los relatos dar clic aquí.
ADIOS NONINO O LOS HOMBRES SÍ LLORAN
Llegar otra vez. Después de tanto
tiempo. A una tierra a la que me negué y me devuelve al pisarla, como nuevos,
tantos recuerdos. Llegar para despedirte, abuelo, como tu figura patriarcal se
lo merece.
Nacido en otros paisajes -aquellos
que decías añorar cuando me marché- supiste hacerte aquí tu lugar, tu refugio,
tu familia, tus menudos proyectos. Yo en cambio, decidí irme apenas sentí que
mis alas estaban listas para alzarme en fuga y creí que llegaría lejos. Más
lejos de lo que llegaste vos -me acuerdo que pensé al partir- despreciando,
quizás por mi imberbe juventud, la lentitud de tu paso y el medio vuelo con el que
asumiste tu vida rodeada de nietos.
“Nada para destacar” se me
ocurrió que -de tenerlo- tu diario marcaría en negro cada jornada de tu grisáceo
trayecto. En cambio yo -alardeaba- resaltaría en colores cada uno de mis días en
cuanto pusiera un pie en el avión, lejos de esta monotonía tonta que me
resultaba la vida por aquí, con personas chatas y rutinas sosas. Me creía un
vivo. Un superado que sabría avanzar a fuerza de creerme el cuento que a mí
mismo me vendía. Me sentía un macho. Un ganador. Alguien que tenía claro el
tipo de vida que quería. Y no la tendría aquí. Eso era obvio. La buscaría
afuera. Sin ataduras ni dudas que me anulen o me juzguen. A nadie llevaría. A nadie
rendiría cuentas. A nadie necesitaba. Me las sabía todas y nunca volvería. Después
de todo -pensaba- ¿para qué sirven los lazos cuando a la nada misma atan,
cuando el peso de las raíces no sirve para allanar caminos ni abren puertas más
allá de lo que guardan?
¡Qué equivocado estaba! ¡Cuánta
soberbia y cuánta ignorancia! A mi autosuficiencia hueca de macho todopoderoso y
a mi desprecio por tu legado de sensibilidad y decencia, la realidad los fue matando
sin anestesia y de un hondazo.
Me sentí solo. Sin viejas historias
para evocar, sin hombros para llorar, ni abrazos esperando a la distancia. Apurado
como estaba, no vi la importancia de lo que dejaba atrás. Y ahora que vuelvo -tan
viejo como estabas vos cuando me fui- me doy cuenta que hay cosas que merecen
paladearse sin vergüenza en su momento.
Tenías razón aquella última vez
que te vi, cuando sin disimular tus lágrimas me decías que no era verdad
aquello -tan absurdo que yo solía ventilar con ostentación- de que “los hombres
no lloran”.
Un buen alegato a esa frase hecha. Los hombres como las mujeres están forjados de sentimientos y sensibilidad, y no es menos hombre aquel que demuestra sus emociones y sensibilidad. Me gusto como o trataste el tema.
ResponderEliminarAún siendo el macho Alfa, no carecía de emotividad después de haber andado la vida por otros lares.
Un fuerte abrazo y muy feliz semana.
Intenté encarar el tema de narrar en primera persona masculina a partir de la excusa de un hecho emotivo, como puede ser el del regreso o una pérdida. Espero haberlo conseguido. Un abrazo y muchas gracias por leer, Campi.
EliminarMe encanta que hayas aprovechado el reclamo de hoy para romper estereotipos, mi texto va también un poco sobre los roles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que coincidamos en el cariz de los relatos. Muchas gracias por leer con atención. Abrazos
EliminarMuy bueno. Ese reuerdo de abuelo, esas renuncias a entender, para acabar sabiendo que el hoy de los abuelos es un plato exquisito. Es un manjar indudable
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Me alegra que te gustara el relato, Albada. A veces comprender el valor de las cosas, nos lleva mucho tiempo. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
EliminarTe has revestido con otra piel y desde esa mirada la historia logra convencernos, Me gusta que demuestras que somos iguales, que los sentimientos no tienen sexo. Magnifico y leerás esta palabra en mas comentarios. Abrazos
ResponderEliminarIntenté mirar la realidad y el pasado desde el punto de vista de alguien que asume su fracaso y equivocación después de mucho. Me alegra que te. Un abrazo Ester. muchas gracias
EliminarUn relato en el que muestras dos cosas importantes. Que los hombres saben llorar tanto como cualquier ser humano y que el orgullo, la vanidad, la prepotencia de creer que lejos de las raíces se puede vivir sin ataduras y con el olvido a cuestas ,no es posible. Esos lazos son muy fuertes y necesarios.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Valoro y agradezco tu pormenorizado análisis, José Luis. Justamente eso intenté narrar. me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias
EliminarHoy ya no es igual pero antes, culturalmente, nos educaban en unos mitos que se acababan convirtiendo en leyenda. Los hombres no lloran, como bien dices, las chicas han de cuidar de los padres... esas cosas. Le has dado una buena vuelta de rosca donde lo más sencillo es lo más importante, donde las emociones y los sentimientos han de ser libres y no etiquetados en dogmas arcaicos. Has plasmado un vínculo que le da serenidad y raciocinio a un sentimiento profundo.
ResponderEliminarUn beso enorme, Moni.
Me alegra que te gustara, MAG. Muchas gracias por compartir tu reflexión. Un fuerte abrazo
EliminarOpino parecido a Mag, la educación marca muchas veces la manera de sentir o de demostrar hombría en este caso, aventurarse, decisión, riesgo, haciendo de menos al amor y los sentimientos.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Muy amable Charly. Me alegra que te haya gustado mí relato, que, obviamente no pretende ser crítico en forma genérica, sino bien puntual. Un abrazo y muchas gracias
EliminarY es triste que muchas experiencias y sabiduría de una generación no es transladable a la siguiente.
ResponderEliminarPero veo que a la final el hombre también entro en razón debido a la experiencia y el tiempo transcurrido.
Me identifico con el narrador..... y me sirve de aviso, ya que aun voy por la mitad del camino
Creo que a muchos les (nos) pasa. Al inicio de nuestro camino, muchas veces vemos cómo escasos los logros de nuestros mayores, después con el peso de nuestra propia experiencia, los valoramos con más empatía. Un abrazo, José, y muchas gracias por leer con atención
EliminarLo de los hombres no lloran, es solamente un bulo. Yo me alejaría inmediatamente de un hombre, incapaz de mostrar sus emociones, como la de llorar en público.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como nos lo cuentas.
Un abrazo.
Comparto, Berta. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
EliminarMe gusta mucho como lo has planteado, los hombres también sienten, se emocionan, lloran.
ResponderEliminarFelicidades Mónica, lo has bordado.
Un abrazo.
Muchísimas gracias Dakota. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarMuy cierto Maricarmen, todos, quien más, quien menos, se ha creído más sagaz y más astuto que sus mayores pensando que sería capaz de superarlos en el camino de alcanzar los sueños con velocidad y sin sufrimiento. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo y muchas gracias por pasar y leer
ResponderEliminarQué relato más emotivo, es precioso el lamento del hombre que vuelve en busca de la raíz que algún día abandonó creyendo no le allanaría caminos ni le abriría puertas. Repito y saboreo esa imagen porque me ha encantado. Un abrazo y feliz fin de semana, Mónica.
ResponderEliminarMuchas gracias Esther, me alegra mucho que te resultará emotivo el relato. Un abrazo y muchas gracias por tu atenta lectura
EliminarMe gusta mucho como has enfocado el reto, alejado de sexualidad y centrado en las actitudes. No creo que te hayas salido del estereotipo, como han comentado más arriba, porque se trataba de explotar el estereotipo. Excepciones siempre hay. La primera perdona dificulta más aún el reto, pero es la que a ti te gusta. Si me permites , no una critica, sino un "nomegusta". Para mí, la palabra "macho", sobraba, porque queda sobradamente reflejada en su pensamiento y actitud. Parece como una llamada de atención al lector que resta sutilidad.
ResponderEliminarPor lo das , genial, y recalcó lo de la dificultad del reto de esta semana
Besosss
Entiendo tu punto de vista Gabiliante y valoro tu honestidad. Tal vez la palabrita buscaba poner el acento en cierta característica del personaje que tenía en mente y que, por estos lares suele apuntalarse con expresiones como esa buscando remarcar la carencia de sensiblería. Un abrazo y muchas gracias por todo
EliminarSi, hay que llorar no es cuestión de genero, es cuestión de ganas y motivos, aunque no acostumbro a hacerlo, ja.
ResponderEliminarTal cual Gustab. Eso quise enfatizar. Un abrazo y muchas gracias por leer
Eliminarpuede que los hombres nos sea más fácil hacer un hatillo y ponernos a caminar sin mirar atrás, el hecho en si es posible pero con nosotros siempre va como tu personaje deja claro nuestros recuerdos y seres queridos.
ResponderEliminarMás o menos repito el comentario, por que cuando lo escribí por primera vez no debi dar "enter " Un abrazo y mis disculpas
Jaja a todos nos ha pasado alguna vez, extendernos en un comentario esmerando nos en dejar clara nuestra intención, y después, por alguna razón involuntaria, no dar entre y perder la pequeña joya recién desperdiciada! Jaja. Vale doble el reintento, Rodolfo! 😄
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