DE MADERA
Un haz de luz cruzó el cielo como partiendo la noche. Sin aviso, de
improviso. Fue justo en ese instante que recordé haber escuchado alguna vez que
las estrellas fugaces que cruzan un cielo estrellado son capaces de hacer
cumplir los deseos si se lo pide con sincera fe y se trata de algo puro nacido del corazón de niño que casi todos llevamos dentro. Si se conjuga bien la
magia, el cielo nos escuchará y nuestro deseo será concedido.
A mi larga trayectoria de
mentiroso empedernido se le cruza incluso una cierta fama de irresponsable
aventurero que pone en duda la autenticidad de mis sentimientos, últimamente
entrenados bajo la tutela de la especulación y la picardía mal dirigida. No soy
creíble. Lo reconozco. Más allá de las circunstancias que me ha tocado
atravesar y de mi naturaleza incierta que tantas veces me confunde y no me
ayuda a la hora de asumir las consecuencias de mis decisiones, tengo que
admitir que he sido tan irresoluto como inconstante, tan poco fiable como impulsivo
en esto de querer creer y encapricharme con cualquier tentación que hallo en el
camino. Por todo eso, por mis antecedentes tan vergonzosos, reconozco que esto
de pararme ahora frente a la inmensidad de un cielo majestuoso jurando
arrepentimiento e implorando una nueva oportunidad, hasta a mí mismo me suena
sospechoso.
No sé si lograré hacer que allí
en lo alto alguien me escuche y se muevan esta vez los hilos de mi suerte en mi
favor, pero juro que soy sincero. Aunque parezca duro por fuera, llevo dentro
un alma sensible y me arrepiento por mi absurda manera de enfrentar la vida
arrastrado por el malicioso juego de los que buscan sacan ventaja de mi
inocencia (o de mi estupidez, que suelen mezclarse demasiado).
En ese momento sentí que algo en
mis articulaciones dejaba de crujir y se volvían más flexibles mis brazos y mis
piernas. Pensé en Geppetto y una calidez especial surgió desde el costado
izquierdo de mi pecho… y mientras tanto
los patos revoloteaban la laguna como si nada extraordinario hubiese
pasado.
El relato es superior, nos conduces por un comportamiento y un arrepentimiento, las dos caras pero el último párrafo es genial, es la imaginación vestida de gala. Abrazos
ResponderEliminarGracias Ester. Espero que la referencia al personaje de Pinocho haya sido interpretada. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención.
EliminarMe encantó tu Pinocho, ese monólogo que lanza en la inmensidad del cielo nocturno estrellado es genial. Y el final, un broche de oro.
ResponderEliminarBesos y abrazos y gracias por conducirnos este jueves.
Me alegra y me estimula tu comentario Myriam. Muchísimas gracias. Un fuerte abrazo
EliminarMónica: Que conste aquí que mi comentario lo escribí antes de de tu respuesta a ESTER. Besos
ResponderEliminarJeje tomo nota y lo considero doblemente importante entonces!,😁
Eliminaral menos nos cabe la esperanza del arrepentimiento, al contrario qu-e los calvinistas que ganan el cielo con el trabajo, puede se la explicación de su prosperidad pero en entender la vida disfrutándola no nos gana nadie el "carpe diem" nuestro vale más que miles de millones de ellos. Tu personaje tras una vida disoluta y egoista se redime en el arrepentimiento, asi gana su cielo particular. un abrazo
ResponderEliminarInteresante punto se vista el de tu análisis, Rodolfo. Muchas gracias. Un abrazo
EliminarNos dejas a una persona que a pesar de ser un mentiroso compulsivo al mismo tiempo tiene su debilidad y admite serlo,( eso ya es un paso a su favor) esperemos que el cielo y las constelaciones se apiaden de él y le den una segunda oportunidad. Muy bien ese elemento de pinocho al final del texto. Un fuerte abrazo muakis para toda la semana.
ResponderEliminarIntenté ponerme en el lugar de Pinocho justo antes de lograr hacerse niño, Campi. Quizás el texto resultó demasiado elaborado como para alguien tan naif, pero bueno. Esa fue mi intención. Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarMaravilloso relato que en cierta manera viene a corroborar en su primer párrafo el tema que toco en el relato de este Jueves, Me alegro.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y siempre mi agradecimiento.
Me alegra que te gustara y que encontraras puntos de contacto con tu propio relato, Tracy. Muchas gracias. Un fuerte abrazo
EliminarMe encanta tu Pinocho, ya sabemos que volverá a mentir, pero de momento con un instante de arrepentimiento hay bastante. Te ha quedado genial, besos.
ResponderEliminarMe alegra que te gustara Moli. Temía que no se interpretara bien la idea. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer
EliminarSaberse, reconocerse y tratar de cambiar en un momento de sincero arrepentimiento ha logrado que podamos leer este hermoso monólogo, Neo
ResponderEliminarAbrazo
Me alegra que te gustara mujer de negro. Muchas gracias. Abrazos!
EliminarUn excelente relato y muy buen final, si, existe la magia y los milagros realmente existen
ResponderEliminarMe alegra que te gustara. Muchas gracias María
EliminarMuy buen relato,Mónica.Le has dado vida a Pinocho personificándolo, mostrando esa dualidad, mentira-arrepentimiento que clama perdón al cielo en esa noche atravesada de cometas.un personaje limitado a su destino de madera, al final con corazón humano.
ResponderEliminarBonito y mágico.
Un abrazo.
Te agradezco por tu interpretación. Me alegra que te gustara el relato. Muchas gracias José Luis. Un abrazo
EliminarMe gustó muchísimo tu Pinocchio, tan reflexivo y emotivo. Me saca una sonrisa que nuestros finales hayan sido tan parecidos ;)
ResponderEliminarUn besazo y, de nuevo, mil gracias por anfitrionar
Jeje, síii! Al leer el tuyo pensé lo mismo, qué coincidencia! Muchas gracias por pasar y leer, Dafne. Un abrazo
EliminarJaja. "Aunque parezca duro por fuera...", nos traes un Pinocho de madera de olivo. El final feliz y drástico, a veces te hace releer, para ver si te has perdido algo por el camino. Me reitero en la fluidez de tu narración y el acierto en la puntuación, queprmite leer sin perder la entonación frases tan largas.
ResponderEliminarY un punto más por poner las frases del reto la primera y la última (casi)
Besosss Monica
Jeje. Me gusta dejar pistas de lo que luego será sorpresa. En el final! Me alegra que te gustara, Gabiliante. Muchas gracias
EliminarAh. Y el título que acabo de verlo
ResponderEliminarOtro detalle que quise sumar 🤭😄
EliminarQué difícil resulta ser un muñeco de madera.
ResponderEliminarBesos.
Por suerte! Gracias por leer, Pedro!
EliminarEs que no es fácil ser de madera, ni creador de títeres, si nos ponemos a pensarlo Me ha encantado cómo, en primera persona, has desgranado una historia connmovedora.
ResponderEliminarUn abrazo, y buen finde, anfitriona
Me alegran tus palabras Albada. Muchas gracias. Un abrazo
EliminarY al personaje se le ha concedido su profundo deseo. Tal vez porque, a pesar de sus mentiras, aún conservaba buenas cualidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Era un niño en cuerpo de marioneta. Por algo consiguió su deseo. Gracias Demiurgo. Un abrazo
EliminarHasta podría haber sido un hombre lobo :-9 pero la ingenuidad, la inocencia, las mentiras... de un niño en la madurez de un adulto que ve la perspectiva del pasado. Y ese deseo cumplido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho porque yo he visto varias variantes, valga la redundancia, y eso es un texto también es muy bueno.
Un beso enorme y feliz domingo.
Muchas gracias Mag. Lo bueno de propner este tipo de opciones es comprobar cómo, con iguales elementos, la creatividad surge de muy distintas maneras igual de válidas. Un fuerte abrazo y una excelente semana!
ResponderEliminarHas escrito un relato precioso, un Pinocho maravilloso con una gran sensibilidad.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Muy amable, Dakota. Me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer
EliminarMiente con elegancia, siempre habría uno no tanto, que te crea... mentir, como preguntarse que es la mentira si no conocemos la verdad.
ResponderEliminarBuenas reflexiones Gustab. Gracias x tu visita. Saludos
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