De la mano de Mag esta semana nos dejamos llevar para reencontrarnos con el pasado. Para leer todos los textos, dar clic aquí.
REGRESO A MI PASADO
Decidí volver atrás. Cerrar las
puertas del presente y marchar ligera de equipaje retornando al momento en que
recordaba haber sido más feliz.
Junté las fotos que retrataban
aquella dicha pasada, rompí ese espejo traicionero, testigo irrefutable de mi
vejez incipiente y esforzándome en meterme en aquel par de jeans desgastados
que alguna vez estrené despertando tantos suspiros como pensamientos impuros,
me concentré en aquella lista de metas que alguna vez detallé una noche de luna
llena en la que no lograba dormir.
Acodada en la cerca que rodea el
camino hacia el retorno, comencé a tararear en voz baja la música que solía
escuchar por mis veinte, cuando lo que aguardaba por delante resultaba mucho
más prometedor que lo poco que tenía por detrás.
Llegó por fin el tren que
esperaba, parsimonioso, sin brillos ni estridencias, en el que callados y
expectantes, otros seres disconformes también intentaban regresar.
Los nervios iban en aumento, era
indisimulable. No sé los otros, pero yo pensaba en los colores que lucía la
primavera por aquellos tiempos: el rosado de los lapachos recortados sobre el
azul intenso del cielo, el verde del parque, sus ojos oscuros, el amarillo de
la flor en mi pelo, el bronceado de su piel. Recordé también con intensidad los
perfumes: las fresias, la brisa húmeda del rio, su after shave acicalando el deseo. Todo armoniosamente equilibrado en
mi recuerdo que aguardaba ser reencontrado en ese ansiado viaje de retorno.
Llego por fin la estación
esperada. El ayer –imaginaba- me aguardaba terso, listo para ser reencontrado y
vuelto a paladear. Bajé ansiosa aguardando lo que tantas veces había evocado.
Me ubiqué según las coordenadas
preestablecidas, me dispuse a reeditar aquel tiempo en el que la felicidad
logró marcarme para siempre. Agudice mis sentidos siguiendo las instrucciones
que me habían dado durante el trayecto. Hice todo lo que suponía era necesario.
Pero nada se reiteró tal como lo recordaba: no resultaron tan azules los cielos
ni tan perfumadas las fresias, no eran tan bellos los lapachos, ni la brisa tan
húmeda y aromada, no descubrí tan negros sus ojos ni fue irresistible el deseo.
No fue que el ayer se me mostrara
diferente, porque la recreación fiel se había logrado. Era yo, en verdad, la
que sentía distinto. Era otra, menos ansiosa, menos ingenua, más experimentada.
Por lo tanto, distinta resultó la química entre lo que fue y quien
idealizándolo desde otro tiempo futuro, con otra magia lo recordaba.
Lamenté entonces el haber vuelto
atrás más allá de mis recuerdos. Se deshizo con ese acto el hechizo que la felicidad
sembró en mi memoria, y lloré -inconsolable- en señal de duelo, no tanto por el
tiempo impiadoso que pasó como lo hace siempre –ese es, al fin de cuentas, su
trabajo- sino por mi soberbia al querer revivir caprichosamente lo que sólo debió
transcurrir una vez para ser tan valioso.
Me has hecho pensar y mucho, cuando volvemos la vista atrás pensamos que lo que hemos dejado es mejor que quizás lo que tenemos y no es así, todo pasa por algo. Y los recuerdos de amoríos tempranos si volvemos a verlos sentimos que ya nada nos une a esos ojos vivos, ni a esa tez ya marchita. Todos cambiamos con el venir de la vida. Muy lindo Neo, me ha gustado mucho, mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y te deseo una genial semana!!
Me alegra que te gustara el relato Campi. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención.
EliminarPrecioso relato. Los recuerdos también destiñen con el tiempo.
ResponderEliminarBesos.
Claro que si Juan. Y el valor del recuerdo está en la forma que lo recordamos. Un abrazo y muchas gracias por leer.
EliminarWow!! No me esperaba ese desenlace que hace pensar, y me hace pensar que es lo que realmente se recuerda, creo que recordamos aquello que nosotros imaginamos de aquel recuerdo.
ResponderEliminarPrecioso Moni!!
Un abrazo :)
Te agradezco Cecy. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo
EliminarHola amiga Neo: los recuerdos felices són como todo lo demás: envejecen. Más aún si queremos revivirlos. NO se puede desenterrar de la memória un cutis terso con un cutis ajado y arrugado, y sobretodo si en el conjunto le añades un hombre que has querido tanto y ves que aquel atractivo joven ya no existe solo es un viejo que se le parece si lo miras de lejos.
ResponderEliminarSaludos y abrazos un montón
El pasado sólo fue realidad una vez y pretender revivirlo es una gran ingenuidad... y encima hace daño. Un abrazo Montse. Muchas gracias por pasar y leer.
EliminarMagnífico relato. Una visión real de lo que significan los recuerdos en sí mismos; ellos tienen su lugar y su época, y su valor radica precisamente en dejarlos allí de donde son, sintiendo su compañía en nuestro corazón y en nuestra memoria…
ResponderEliminarMuy bueno, Mónica…
Abrazos, y feliz noche 💙
Muchísimas gracias Ginebra. Me alegra y estimula saber que te ha gustado. Un fuerte abrazo y gracias por pasar y leer con atención.
EliminarImpresionante tu relato, Moni. Todo el texto pensando en lo hermoso, en la ilusión, en la chispa pero con el paso del tiempo tendemos a idealizar el pasado, y cuando, alguna vez podemos regresar a ese momento, lamentablemente, ni es el momento ni somos nosotros. Algo ha cambiado. El río sea el mismo, pero sus aguas no. Así nos pasa con la vida, con los años y con todo.
ResponderEliminarMagnífico, de veras. Un placer y mil gracias por sumarte a mi convocatoria, y dejarnos disfrutar con la belleza de este pasado "descolorido".
Un beso enorme.
Al contrario Mag. Me alegra haber podido sumarme a tu excelente convocatoria. Muchas gracias x tu elogioso comentario. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo
EliminarVerdad que si ?, guardamos los recuerdos bonitos en paños de terciopelo, los otros, los borramos. No podríamos vivir con tanta cruda realidad. Durante el sueño desechamos combinamos y creamos nuevas vivencias, por eso nada en ellos es real.
ResponderEliminarAl menos tenemos la esperanza de la reencarnación , yo ya voy por la tercera, y como soy de Madrid y por lo tanto " gato " tengo siete vidas, de las que he consumido dos.
Qué bueno Rodolfo! Saber que se está en vías de superación espiritual (Qué eso son la encarnaciones no?) Debe ser gratificante jeje. Los recuerdos son buenos mientras se mantengan en eso, no idealización o castigos. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención
EliminarSoberbio tu texto. ¡Qué cierto! La idealización del recuerdo nos juega malas pasadas porque somos diferentes cuando regresamos, hemos crecido, madurado. Igual me pasa con la lectura., se lee diferente en distintas épocas de la vida.
ResponderEliminarBesotes, Mónica. Y hablando de lecturas, he diafrutado muchísimo esta lectura.
Me alegra muchísimo que te haya gustado el relato Myriam. Te agradezco mucho y te mando un fuerte abrazo
EliminarEspectacular y emotivo texto, más por como explicas lo que explicas, que por lo que e plicas en si. Tienes un apabullante abanico de vocabulario y me encanta esa sensación de ir recrriendo una carretera de curvas con él. Es como un viaje todo el texto, así me lo parece a mi.
ResponderEliminarBesosss, Moni
Muchisimas gracias Gabiliante. Tus palabras me emocionan y motivan para seguir buceando en esto de escribir. Un abrazo
EliminarDice Sabina que al lugar donde fuimos felices, no debiéramos tratar de volver. Puede que sea cierto, porque en la distancia nos resulta espejismo de un ayer que fue, pero no idéntico a como recordamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Un espejismo, tal cual Albada. Muchas gracias por pasar y leer siempre con atención. Un fuerte abrazo
EliminarEs precioso Neo!!! Y es que lo que perdura en el recuerdo no puede ser revivido, por eso pervive!! Me encantó. Besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Moli! Me alegra mucho saber que te gustó el relato! Te agradezco por tus palabras y tu siempre cálida compañía. Besotes!
EliminarEn el recuerdo pervive nuestra huella humana en este mundo. Las hay que son huellas que nos llevan ante seres queridos y, lugares mágicos y escenas imborrables...Otras huellas queríamos que desaparecieran para siempre.
ResponderEliminarUn gran relato...como siempre un gusto leerte amiga.
Abrazos.
Muy amable Jorge. Te agradezco por pasar y leer. Gracias x compartir tu reflexión. Un abrazo
EliminarQué bonita reflexión del final.
ResponderEliminarQuerer revivir las experiencias a veces es un error.
Cada una tiene su momento y su tiempo y no se pueden manipular el pasado.
Un placer leerte
Beso
Muy amable Charly, me alegra que te gustara el relato. Un abrazo y muchas gracias por pasar.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarAcabo de llegar a tu blog y me quedo como seguidora. Espero verte por el mío❤
Un gusto leerte.
¡Nos leemos! Un abrazo
Bienvenida Stacy! Gracias x pasar. Ya pasare yo x el tuyo.😊
EliminarLa vida son las sucesivas versiones mejoradas de nosotros mismos. Qué pereza volver a nuestro yo antiguo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pereza o miedo a perder el encanto de lo que alguna vez amamos. Gracias por pasar José Antonio. Otro abrazo
ResponderEliminar