Esta semana de la mano de Myriam nos dejamos llevar por los distintos recorridos que surgen inspirados por su propuesta.
TRAYECTOS
(divagues reflexivos)
Independientemente del punto de partida o a dónde se busca
llegar, el hecho mismo del trayecto tiene, en sí, propio mérito. Vale por su intención,
su esencia, por la posibilidad cierta de crecer y adquirir experiencias durante
su transcurso, por la eventualidad latente de transformarse en una aventura, en
una circunstancia memorable para contar y recordar en un futuro, cuando la
evocación nostálgica surja al calor del fuego del hogar o en alguna noche
solitaria de verano y sábanas pegajosas.
Según se encare el recorrido, según sea nuestra
predisposición hacia él, podrá ser tanto un trámite inevitable como algo
deseado y bien valorado.
Hay quienes deben partir por necesidad o imposición, otros lo
hacen por placer y descanso o para conocer el mundo, pero también hay quienes
lo hacen con la intención de reinventarse, para alejarse de un punto de
amargura que ya no pueden sostener. Para ellos el trayecto, luego de la
decisión de marcharse, llega a ser el eslabón inicial en la cadena que se rompe
y eso lo transforma en algo trascendente, desbordante de significado y por eso
cada circunstancia que durante él transcurra puede ser interpretada como buen o
mal augurio en lo que se busca iniciar.
Durante los trayectos largos, la posibilidad de refugiarse ensimismado
en los propios pensamientos se transforma en algo fundamental más allá de las
bondades del camino y el paisaje. Uno se encuentra frente a sí mismo sin
excusas ni filtros, por lo que las chances de reafirmar o revaluar las decisiones
tomadas aumentan y eso generalmente provoca seguir andando, salvo que la espina
de la culpa y la cobardía se nos instale y nos haga retroceder.
Durante los peregrinajes, el cansancio físico suele conspirar
contra la férrea voluntad inicial que nos motiva a ese crecimiento espiritual
que pretendemos alcanzar. De ahí que avanzar con esfuerzo resulte ser una
prueba de fe que el peregrino ofrece con devoción. El hecho de no lograrlo no
impide que se vuelva a intentar en una oportunidad futura, por lo que es mérito
también ese aparente fracaso que igualmente estimula.
Pero como todo, aún un trayecto placentero, si se prolonga
demasiado al punto de degradarnos por el desgaste excesivo, termina perdiendo
todo su encanto y su magia, se vuelve una condena, algo que se ansía culminar. Es
así que el punto de arribo resulta ser algo fundamental para que cualquier
ciclo de tránsito mantenga su sentido, ya que llegar resulta ser la conclusión lógica
y gratificante de todo lo que se deseó y disfrutó en la medida que fue
transcurriendo pero que, de prolongarse en exceso sería hasta un cruento
castigo, algo insostenible… tal cual sucede con la vida.
Dicen que la felicidad
es un trayecto, no un destino.
Interesante reflexión con muchos matices en este transitar, el camino recorrido, según sea cada situación que se presente, así y todo, siempre he creído que la voluntad es un gran motor para ese viaje, ya sea el resultado, pero si estoy segura que la experiencia es un termómetro que no hay que desoír.
ResponderEliminarUn abrazo Moni :)
Muchas gracias Ceci. Más que reflexiones han sido divagues jeje. Esta vez las musas vinieron caprichosas 😁
EliminarNos has dejado una bonita entrada donde además nos das claves de un camino que hay que andar, el de la vida.
ResponderEliminarUnas veces se camina en libertad y otras por necesidad, pero nunca olvidemos que en el trayecto es donde de verdad está la esencia del viaje.
Un placer leerte .
Besos!!
Esa era más o menos la idea que quise transmitir. Un abrazo Y muchísimas gracias Campi.
Eliminar¡Qué buenas reflexiones sobre lo que significa transitar un camino!. Depende siempre de quien lo emprende y porqué. En mi caso, me he reinventado (me gusta mucho esa expresión) y he cambiado de país muchas veces, sin embargo no corté lazos. Todo lo contrario. De cada país, incorporé aquello que más me gustaba y una parte suya vive en mi. Personalmente creo que no hay cosa más rica que la multiculturalidad que nos abre la mente y en definitiva, nos enseña que todos somos seres humanos dignos de respeto y aprecio, sin importar la religión, el color de la piel, o cualquier otro rasgo que nos diferencie.
ResponderEliminarGracias por haberte sumado a mi convocatoria, Mónica. Beso enorme.
Interesante y reflexivo tu relato y es que la vida es un constante caminar , y lo importante es disfrutar del camino aunque no todos los caminos son placenteros.
ResponderEliminarBesos enormes.
Myriam, fue un placer participar y me alegra que te hayan parecido buenas las reflexiones. Concuerdo en que el viajar y conocer nos enriquece y nos enseña a ver la realidad ensayando nuevas perspectivas. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMaria Dorada, me alegra que te gustara. Sobre la importancia de concebir la vida como un recorrido en el que se aprende, aún de las cosas menos placenteras, se me ocurre que es algo que cuesta aceptar pero que, con el tiempo y la experiencia, vamos comprendiendo mejor. Un abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminarEs un tratado de viaje, de camino Y estoy de acuerdo con tu reflexión. Cada viaje es un punto y aparte, que nos abre posibilidades. Luego cada uno decide qué esfuerzo está decidido a dedicar.
ResponderEliminarUn abrazo y por los caminos, como Viaje a Itaca, que dure mucho la travesía, si es para bien.
Que así sea Albada. Mientras el seguir andando sea un proceso positivo de crecimiento y con buena salud 😊. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención
EliminarHay mucha certeza en tú reflexión. Pero también el camino, ésa peregrinación, aunque comporte un alto grado de esfuerzo para culminarlo, es completamente un estado de ánimo continuo. Dos que caminan juntos y hacen el mismo recorrido, seguro nunca verán ni sentirán el viaje de igual forma, por muchos pesares o alegrías que les aporte. Lo mismo pasa con la vida. Vemos el sendero a cada paso, según el color del cristal por el que miran nuestros ojos.
ResponderEliminarUn placer leerte...y caminar por tu sendero
Un abrazo.
Atinada acotaciones Jorge. Muy oportunas. Gracias x acompañarme en este viaje de intercambios. Un abrazo
EliminarMagnífica reflexión sobre el circular en la vida, sobre las decisiones o el dejarse llevar. Me has llevado a pensar, y mucho. Besos.
ResponderEliminarMe alegra que te haya hecho reflexionar Moli. Era esa mi intención. Muchas gracias x pasar y leer. Un abrazo
EliminarInteresantes tus planteos.
ResponderEliminarUna invitación a pensar en los propios desafíos..
Un abrazo.
Tal cual. Muchas gracias demiurgo. Un abrazo
EliminarEn algún punto es como si hubieras estado dentro de mi mente niña, que parece que te tengo al ladito.
ResponderEliminarAbrazo
Jeje me alegra que así sea Mujer de negro. Un abrazo y muchas gracias
EliminarCada uno crea su camino,hay veces que al final se cierra un círculo, otras veces todo es línea recta sin fin....buena reflexión que para cada uno será un cosa diferente.
ResponderEliminarUn saludo
Te agradezco mucho por pasar y leer con atención Víctor. Un abrazo
EliminarNos has regalado casi una tesis doctoral de los trayectos, en la que cualquiera se puede sentir identificado
ResponderEliminar. Muy interesante y estoy de acuerdo que lo importante es el camino y no el término.
Te agradezco mucho por tus palabras Tracy. Me halaga el hecho que te haya gustado. Un abrazo
EliminarMe ha gustado el símil del eslabón de la cadena que se rompe y la conclusión de que todo tránsito ha de tener un final.
ResponderEliminarLos aprendizajes son ciclos, de uno se pasa al siguiente, el viaje no acaba porque siempre hay nuevos caminos.
Un abrazo.
Me alegra qué hayas logrado esas conclusiones Ishtar. Coincidimos. Muchas gracias por pasar y leer con atención. Un abrazo
EliminarA mí me entusiasma tanto el trayecto como el lugar hacia dónde me dirijo. Los disfruto porque es como la antesala, los preparativos y eso siempre hay que tenerlos en cuenta. Besitos.
ResponderEliminarMuy cierto María José. Los preparativos son parte de la aventura. Un abrazo Y muchísimas gracias por pasar y leer
EliminarLa vida es un camino con muchos senderos y de nosotros depende en mayor parte cómo la andemos. Para este viaje venimos con lo esencial. El camino nos ofrece sus frutos y sus disgustos pero si no avanzamos, nada de provecho sacaremos.
ResponderEliminarSon muy interesantes tus reflexiones, Moni.
Así que cuando nos pongamos a andar, qué sepamos qué pie ponemos primero.
Un beso muy grande.
Me alegra que te parecieran interesantes las reflexiones Mag. Muchísimas gracias
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