Esta semana nos convoca Dorotea, desde su blog Lazos y Raices, invitándonos a aportar relatos relacionados con farmacias o viejas boticas. Para leer todos los aportes, pasar por aquí.
CUENTOS DE BOTICA
El hecho que la única botica de
aquel pueblo fuera atendida por una mujer no dejaba de ser, en sí mismo, una
curiosidad, pero la circunstancia de que ella fuera además, atractiva,
inteligente y muy independiente, le agregaba un plus que contribuía a que el
suceso fuera considerado por aquellos años como algo notorio y digno de
destacar.
La boticaria en cuestión era una
mujer venida desde lejos, soltera, de mediana edad y de porte sobrio y elegante
que contrastaba con el semblante rústico de la mayoría de las señoras de la
zona. Se destacaba sin proponérselo, aun cuando caminara por las calles sin su
habitual y pulcro guardapolvo, señal inequívoca de distinción y estatus. De inmediato
logró ser considerada entre los personajes más respetados del lugar, junto con
el juez de paz, el médico, el jefe de estación y el intendente.
Un buen día un joven abogado
arribó al pueblo desde la gran ciudad. Llegó para cobrar una herencia y se quedó instalado
en la pensión cercana a la botica. De aspecto jovial, distinguido y desenvuelto
conquistó inmediatamente con su simpatía y buena disposición a todos quienes lo
trataron. Particularmente a la boticaria, quien quedó prendada de él apenas cruzaron sus miradas un domingo por la mañana, caminando, frente a la iglesia. Si
bien ninguno de los dos tenía compromisos, la relación entre ambos se fue
dando lejos de los ojos de los curiosos, quizás por pudor, quizás para preservar
sus respectivas intimidades, lo cierto es que el apasionado romance se dio a
escondidas, sin que nadie, ni las más conspicuas chismosas del lugar llegaran a
notarlo.
Pasó el tiempo y la autosuficiencia
inicial de la boticaria fue menguando, su inseguridad aumentó al paso que
fueron naciéndole las primeras canas. Los primeros recelos asomaron lastimando la
confianza que venía sosteniendo con su secreto amante. Las dudas sobre su
fidelidad surgieron a medida que vistosas jóvenes abordaban al susodicho en los
lugares que frecuentaba. La sospecha más acotada se fue centrando en la hija
del panadero, coqueta ella y vivaz, de andar gatuno y pechos abundantes. De esa
forma los celos se instalaron definitivamente en la vida de la boticaria, - anteriormente
tan medida y segura de sí misma y ahora indisimuladamente afectada- al punto
que los gritos y los cuestionamientos alejaron a su galán por varias semanas. Aguardando
en soledad su regreso, angustiada por saberse ya mayor y pensando en el engaño
al que su amante supuestamente la sometía, la mujer se fue transformando en alguien
totalmente irracional e inseguro, imaginándose traicionada y humillada por dos jóvenes
rebosantes de lujuria y pasión.
Un día, la esposa del panadero
acudió a la botica solicitando un preparado para los dolores de estómago de su
hija. La celosa boticaria reaccionó ante la oportunidad que se le brindaba como
lo hacen las personas más desequilibradas y despechadas: sin dudarlo le
agregó al fármaco solicitado una buena cantidad de arsénico disimulado con esencia
de eucalipto para atenuar su olor. Los efectos del veneno fueron contundentes y
la joven falleció dos días después.
La mañana del entierro acudió al
responso toda la gente del pueblo. También la boticaria y el abogado, cada cual
por su lado y con sus respectivos remordimientos. Fue después de la ceremonia
que el abogado aprovechó para despedirse de quien había sido su amante por
tanto tiempo, anunciándole su regreso a la ciudad, esta vez acompañado por la
hija del médico del pueblo, con quien pensaba casarse apenas llegar.
Madre mía, lo que hacen los celos enfermizos, al final lo que le hizo fue un favor y ella con remordimiento y sola ..Muy buen tema ..Gracias Neo .
ResponderEliminarUn abrazo guapa.
Celos enfermizos que encima apuntaron hacia dónde no había motivos! no era la hija del panadero en quien había puesto los ojos el abogado! jeje Gracias por pasar, Campirela. Un abrazo
ResponderEliminarLos celos son ciegos y confunden la razón, tu relato lo pone de manifiesto, tantos celos y sospecha sin acertar. Vaya historia nos cuentas, es muy buena. Un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias Ester, celebro que te haya gustado. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarDesde luego los celos nunca son buenos...ni para uno mismo que delata un problema de seguridad ni para los demás que a menudo les condiciona sino es más...y sino que se lo pregunten a la hija del panadero y sin comerlo ni beberlo...
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un beso
Jeje me alegra que te gustara Amando. Muchísimas gracias. Un abrazo
EliminarQué peligro es una mujer despechada, pero fíjate, los celos, aquí lo apuntas muy bien, hace dudar de la seguridad en uno mismo. Una persona segura, no tiene celos, no tienen por qué tenerlos. La venganza fue excesiva ¿eh?
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un abrazo y vamos a por un finde estupendo
Gracias Albada. Los celos enceguecen al punto de distorsionar el destino de nuestra ira. Te agradezco por pasar y leer con atención. Un abrazo
EliminarMónica, ¡estás que te sales! Es buenísimo.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Muchísimas gracias Juji! Me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer
EliminarLos celos a este nivel no traen nada bueno, ni para quien los sufre que los ve de lo más normal, que para quien los sufre, cuyas consecuencias nunca puede medir.
ResponderEliminarAl final, se quedo sin plumas y cacareando, y con un cargo de conciencia que a saber si aquellos celos no acaban en locura... y ahora más, ahora que se ha quedado sin amante....
Un relato que podría ser historia, un triller de esos que oscurecen la empatía del lector con personajes así.
Un beso enorme. Moni.
Nos vamos leyendo.
Muchas gracias Mac! Por la dedicación q pones en tus comentarios no puedo más q sentirme halagada y motivada para más letras. Un Fuerte abrazo y muchas gracias otra vez
EliminarQué desarrollo tan interesante y la transformación de la boticaria me da pena y susto a partes iguales. Casi una novelita, mucho más que un relato! Gracias por participar y un abrazo
ResponderEliminarMe alegra q te haya interesado la evolución del personaje. Era esa mi intención, apuntar a un final inesperado. Un abrazo Foro. Muchas gracias
EliminarDoro, quise poner 😁
EliminarLos peores celos, suelen ser los imaginados.
ResponderEliminarBuena entrada.
Besos.
Sabía reflexión Juan¡ gracias por pasar. Un abrazo
EliminarMala enfermedad esa de los celos, que como una ceguera solo deja ver lo que la perversa mente imagina y no la realidad que está delante. Es un relato magnífico. Eres capaz de sintetizar las escenas y logras desarrollar la trama y resolverla con rotundidad...vamos, lo que viene siendo escribir de forma genial un relato redondo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero qué amable y entusiasta es tu comentario Donato! Muchísimas gracias 😁. Un placer recibirte por aquí. Un fuerte abrazo
EliminarMuy bueno tu cuento con ritmo trepidante y final inesperado. A ver si ahora que la boticaria se da cuenta de su error no le corta los frenos al auto en que la pareja se va a ir a la ciudad, después del entierro, y se carga así al abogado y a su amante....
ResponderEliminarBesotes, Mónica
Uuyyy Myriam! No le des ideas!jaja. .. Me alegra que te haya gustado el relato. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer.
Eliminarun relato que conforme lo iba leyendo me parecía el guión de una peli policíaca, me ha sabido a poco.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos
Te agradezco mucho Tracy. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo
EliminarQue giro argumental tiene tu relato, no lo vi venir.
ResponderEliminarLa boticaria parecía una mujer meritoria, atractiva, independiente, haciendo bien ese trabajo, lo que sorprendió. Y capaz de tener un amor con el abogado.
Pero se convirtió en celosa y posesiva. Y lo peor usar su profesión para matar, traicionar en quien confió en ella. Y ni en su lógica retorcida, le sirvió.
Bien contado.
Un abrazo
Me alegra que te gustara demiurgo. Muchas gracias por pasar y leer con atención.
EliminarLos celos son irracionales y tu relato magnífico, con ese final que sorprende y te deja imaginando distintos "y después"
ResponderEliminarAbrazo
Te agradezco tu comentario Mujer de negro. Un abrazo
EliminarNuestro personaje, para mi no supo jugar las bazas que tenía en su mano de mujer inteligente y madura. Basó su estrategia en su punto débil: El sexo, la carne trémula.
ResponderEliminarAsí es. La aparente seguridad e inteligencia de esta mujer desaparecieron ante la vulnerabilidad que sintió al saberse madura. Te agradezco por pasar y leer Rodolfo. Me alegra siempre recibirte. Un abrazo
EliminarOsea que realmente los celos sí tenían cierto fundamento, aunque sus sospechas no recaía sobre la verdadera amante.
ResponderEliminarUn texto que encierra en realidad muchas más historias que las propias de una botica. ¡Formidable!
Un abrazo.
Puede leerse así.. Lo cierto es que el camino se los celos la transformó en una asesina, y encima, de alguien a quien ni siquiera podía acusar de haberle robado la felicidad...muchas gracias Rebeca x pasar y leer . Un abrazo
EliminarMe gustan tus relatos Moni, siempre dando un giro inesperado. Los celos como la inseguridad son tremendos si son desmedidos, a veces es mejor poner en palabras y cortar por lo sano, pero bueno, no todos toman ese camino.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Una vez que los celos enfermizos toman el timón, es seguro que el barco del amor se hunde sin sobrevivientes. Gracias Cecy por leer con atención. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo
EliminarLos celos no traen nada bueno nunca; y en este caso, además por ellos paga la chica que nada tiene que ver. Imagino que la farmacéutica no podrá vivir con ello sobre su conciencia... claro que tampoco es que esté muy bien de la cabeza.
ResponderEliminarTrágico final para tu cuento de botica.
Bss.
Supongo que a pesar de la locura cometida, algo de conciencia le borrara alguna vez sembrando remordimientos...muchas gracias Mar por pasar y leer. Un beso
EliminarBrotara, no borrará
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