Alétheia estaba loca. O eso era
lo que decían quienes la veían pasar cada tarde, justo antes del sol ponerse
sobre el bordeado canto del horizonte. Y es que por su desenvuelta manera de
andar, sus vestidos vaporosos recortados sobre su cuerpo joven, las flores
trenzadas sobre su pelo libre y su hilo de voz canturreando viejas canciones de
irreconocibles idiomas, para la gente de aquel pueblo rústico, su presencia de
piel de hada resultaba ser muy perturbadora. Imposible de asimilar su espíritu
a todo lo que estaba allí anclado y arrumbado desde siempre junto al mar bravío.
Nadie sabía bien cuándo y cómo
había llegado. Simplemente un día comenzó a irrumpir así, cruzando la calle
empedrada que muere en el muelle, aleteando al viento sus brazos de niña y
recitando trozos de algo que para algunos era apenas un canto de locos y para
otros -quizás los menos soñadores- resultaba ser algo mucho más oscuro e insano.
Siempre a la misma hora, tanto en verano como en invierno, justo antes de caer la
tarde, ella avanzaba hacia la orilla sin preocuparse por otra cosa más que ese
mar que parecía responderle.
Sólo una vez había revelado su
nombre, según contaban los viejos. A un joven pescador que se lanzó luego a la
mar en una tormenta y jamás regresó a puerto. De ahí que todos pensaran que
algo de mala suerte arrastraba su cercanía
y desde entonces trataban de evitarla.
Ella en cambio persistía en su
ritual sin alterarse, libre, de cara al viento, entonando esas enigmáticas
canciones que nadie comprendía.
Un atardecer de cielo rojizo y
aire cristalino, cuando ya todos los pescadores del pueblo se hallaban en
tierra, mientras Alétheia continuaba con su ritual de canto y volteretas, algo
inesperado cruzó el horizonte. Se trataba de un pequeño bote a remos que la
gente no lograba identificar de lejos. Al aproximarse, casi irreconocible por
la barba espesa y los cabellos largos, aquel joven pescador perdido hacía
muchas lunas, por fin regresaba a puerto guiado y protegido por aquella extraña
loca que jamás dejó de invocar al mar para que se lo trajese de vuelta.
Para leer todos los relatos, pasar por el post anterior.
Y resultó que no estaba loca ni atraía a la mala suerte. Su cántico guió a ese pescador perdido.
ResponderEliminarToda una revelación.
Un abrazo.
Gracias Demiurgo😊🤗
EliminarEra como una sirena... solo que su pescador era el único que entendía el porqué de todo. No una sirena de esas que llevan a los pescadores al desastre.
ResponderEliminarEs un magnífico relato, envuelto en esa especie de encanto bucólico. Atrapa y cada escena se refleja a través de tus letras. Me ha llegado y he sonreír al final. Además, subyace mucha magia y una gran reflexión. Me quedo con ello.
Un beso muy grande, Moni, y que tengas un estupendo finde.
Te agradezco enormemente tu cálido comentario Mag. Me alegra que te gustara el relato. Un abrazo y muchas gracias por participar
EliminarQue bonito, no estaba loca, era una maga, un alma pura. Se disfruta del relato y da paso a la reflexión. Un abrazo
ResponderEliminarUn alma pura. Así es Ester. De esa que solemos no comprender y juzgar. Muchas gracias por tu visita . Un abrazo
EliminarSiempre el mar. Tan propicio a los encantos, a los presagios y a la magia.
ResponderEliminarGracias por esta bella historia contada con el lenguaje y la poesía necesaria.
Besos.
Muy cierta tu reflexión sobre el mar Juan. Me alegra que te gustara la historia. Un abrazo
EliminarLas almas libres, son almas puras, que casi nadie entiende, por otra parte, pero lo has bordado.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde, anfitriona. Que la noche te llegue con buenos ratos
Muchas gracias Albada 😁 que tengas un buen fin del dia
EliminarQue linda locura de esa loca enamorada, me gusto como fuiste desgranando la historia, poco a poco hasta el regreso de ese pescador varado ..Muy lindo .
ResponderEliminarA veces las locuras resultan necesarias en la vida cotidiana.
Un abrazo Y FELIZ FIN DE SEMANA.
Muchas gracias Campirela. Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarDe eso se trata el amor verdadero, creo yo, de traer a buen puerto al ser amado. Precioso y tierno relato, Mónica. Además con la enseñanza que nadie -que no sea Juez y en la Corte- debe juzgar a ninguna persona.
ResponderEliminarBesos y mil gracias por tu anfitrionazgo.
Gracias a ustedes por sumarse a la propuesta Myriam. Un fuerte abrazo
Eliminarcon la enseñanza de que..., debe decir.
ResponderEliminarSuelo dudar en esos casos también jeje
Eliminaren la antigüedad los " locos" los elegidos por los dioses por sus ataques de epilepsia eran transmisores directo de los dioses. Hoy son los diferentes los incomprendidos, los señalados por la mediocridad los que nos sorprenden con sus revelaciones o poderes. Tu personaje se comporta como las míticas sirenas que con sus cantos atraen a los marinos. Gracias siempre por tus comentarios con mis pinturas.
ResponderEliminarCreo que nos sentimos vulnerables y desconcertados frente al exceso se libertad que puedan manifestar personas que carecen de filtros impuestos en su forma de ser, como quienes son catalogados de locos aún sin ser mentalmente inestables. Te agradezco tu constante compañía Rodolfo. Es un gran placer poder ver de cerca tus pinturas a lo largo de estos años. Un abrazo
EliminarMe gusta mucho tu Aletehía, porque ni estaba lo ca , ni daba mala suerte
ResponderEliminarCómplice el mar...
No se puede pedir más.
Muchas gracias por tu comentario Tracy. Me Alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por pasar y por participar
EliminarQue bonito, Mónica. La esperanza de volver a verlo se hizo realidad. Nada de locuras ni malos augures, como los viejos de pueblo aventuraron.
ResponderEliminarCon tu permiso, me llevo a La Bitácora el libro que personalizado que nos has regalado, todo un detalle por tu parte.
Bss.
Es todo tuyo Mar! Me alegra que te gustara. Gracias por leer con atención y por sumarte a este encuentro. Un abrazo
EliminarAletehía no estaba loca, lo que pasa que era especial, libre aleteaba como el viento.
ResponderEliminarUn placer leerte, y participar en tu relato juevero.
Besos enormes.
Te agradezco mucho por participar y leer con atención. Un abrazo y muy feliz finde María
Eliminar¡Qué preciosidad de relato, Neo! Con ese tono como de leyenda en la que se entremezclan mito y realidad. Me encantó. Y también ese significado que le diste a Aletheia de nombre.
ResponderEliminarUn besazo y gracias de nuevo por anfitrionar
Te agradezco tu comentario Dafne, me alegra que te haya gustado y sí, creo que quienes llamamos locos a veces ven más allá de lo aparente y logran llegar a la profundidad de las cosas.
ResponderEliminarUn abrazo y me disculpo nuevamente por la demora en agregarte a la lista.