Esta semana es Myriam quien desde su blog nos propone elegir uno de los destinos que ofrece como inspiración para nuestros relatos. Esta vez mis musas andan muy escasas de inspiración fresca por lo que recurro a la re edición de parte de una historia escrita ya hace tiempo a modo de trilogía. El fragmento que elegí corresponde a la segunda parte de la historia y se ambienta en el Paris de la pre 1ra guerra.
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LEONOR Y FEDERICO, PASADO EN PRESENTE
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LEONOR Y FEDERICO, PASADO EN PRESENTE
Corre el mes de octubre de 1913, Europa
está convulsionada y Francia es parte fundamental del juego de equilibrio entre
potencias. Centro neurálgico del mundo cultural la proximidad de la guerra no
logra opacar el movimiento artístico que en ella se genera.
Las galerías, cafés y museos de Paris
son el lugar de encuentro de soñadores, artistas y estudiantes. Las vanguardias
intentan en vano abrir un paréntesis en ese clima de caos y violencia que se
vive en el continente, se habla de ruptura con los cánones clásicos, la
revalorización de las formas y equilibrios naturales, el redescubrimiento de la
libertad y la fantasía.
Los rincones de bohemios y estudiantes
que pueblan sobre todo la zona de Montmartre genera el ambiente propicio para
intentar escapar de la guerra que se avecina buscando en el mundo del arte, la
liberación y el cambio que no se encuentra en la realidad.
Entre
las salas del Louvre, quiso la suerte que frente a las reliquias de un imperio
muerto dos corazones se flecharan a primera vista. Entre Nefertitis y faraones,
entre el misterio de sacerdotes y Osiris, celebrando la vida en el renacer de
la muerte, un hombre y una mujer se ven a los ojos por primera vez.
Dos
en cien millones…Víctimas y beneficiarios de un mismo azar, dos almas gemelas
coinciden en un mismo instante, en un mismo lugar, con las mismas
predisposiciones.
Y
en aquella sala de museo donde los trofeos de otras vidas muestran que se puede
sobrevivir a la muerte, dos jóvenes se seducen el uno al otro, sin que hayan
hecho falta demasiadas palabras para sellar esa ofrenda.
La
excusa para el acercamiento es un escarabajo. Un diminuto coleóptero dorado y
azul que significaba para los antiguos habitantes de los valles del Nilo el
permanente renacer desde la muerte. La simbología es atrapante, lo suficiente
para continuar en un café la charla y el encantamiento.
Noviembre
pasó entero, logrando prolongar con su marco de hojas doradas lo que pronto
será una cruenta separación. La guerra es inminente, los dos lo saben.
Ella
retornará hacia su sur, él, hacia su Germania de procedencia. Pero el otoño
persiste y Paris les regala por un día más su cobijo, y eso sólo importa. Nada
más tiene presente. Leonor se abre por primera vez al amor, Friedrich pasa,
gracias a él, a ser para siempre, Federico.
Pero
todo tiene su fin y aunque se evite mirarla, la realidad es omnipresente y
conspira contra dos amantes que deben separarse sabiendo que no habrá un “hasta
pronto”.
Es
el último día antes de la partida. De común acuerdo deciden entregarse en
cuerpo y alma el uno al otro, haciendo caso omiso de prejuicios, obligaciones y
corduras. Abrazados, despidiendo a su paso la ribera del Sena que fuera testigo
de sus besos, los enamorados intercambian sollozantes, promesas de amor eterno.
Ella
le regala una cigarrera, él, la réplica del escarabajo que les sirviera de excusa
para conocerse. Los dos llevan grabadas sus iniciales y su fidelidad por
siempre.
Un
pequeño cuarto de hotel en su Montmartre fue el “dónde”. Desde el ocaso hasta
el amanecer el “cuándo”, y con la extravagancia y pureza de su amor joven se
puede resumir el “cómo”.
Así,
íntegro y cabal, sin limitaciones, con lo mejor que puede construir el amor se
entregan y en sus corazones permanecerán el uno para el otro por siempre,
intactos hasta que la muerte les trunque el ansiado encuentro.
A
él lo matarán por buscar reencontrarla, escapando para ello de una oscura
guerra. Ella morirá en el sur, solitaria y joven, en la estancia donde siempre
vivió, presa de una incurable pena.
Sin
hijos se extinguirá su amor…o quizás, trascienda a la mortalidad de
sus cuerpos.
(...)
Hoy no solo has dejado una gran entrada sino toda una historia conmovedora , me has dejado encantada leyendo el pasado y presente de tus personajes ..Gracias Neo te felicito .
ResponderEliminarAbrazos y besotes ..feliz jueves.
Te agradezco el comentario Campi. Un abrazo
EliminarPodría ser el boceto de un guion cinematográfico, pero es un texto tan bien escrito que lo he visualizado, podría decirte como iba vestida Leonor, de que color eran las cortinas del hotel porque la imaginación que presta un texto siempre me gusta mas que una película. Esos "donde", "cuando" y "cómo" son una joya. Felicidades y un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias Ester. Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarUns historia de amor del de verdad. Preciosa y tierna. La has bordado porque la relatas con la maxima sensibilidad y delicadeza.
ResponderEliminarUn abrazo querida.
Me honran tus palabras Montserrat. Muchas gracias. Un fuerte abrazo
Eliminar¡Extraordinario texto!, Mónica, querida. Un fragmento conmovedor que me alegra hayas traído a esta primera convocatoria mía a la que no faltaste, aún cuando tus musas se estubieran renovando y retozando quien sabe por dónde :-)
ResponderEliminarMuchísimas gracias por participar, Mónica. Beso grane, enorme.
No podía faltar a tu primera convocatoria, Myriam, aunque fuera con algo reeditado. Me alegra y me halagan tus palabras. Te las agradezco mucho. Un fuerte abrazo
EliminarNo dejas núnca de sorprenderme. Como bien dice Ester, esa preciosa, poética y conmovedora entrada, bien podría ser un guión para una buena pelicula.
ResponderEliminarLa he visualizado y hasta le he puesto cara a los personajes, las situaciones y el atrezzo.
Brillante, es la palabra.
Besos.
Qué generoso de tu parte, Juan! Muchísimas gracias, me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo y muchas gracias otra vez
Eliminar¡Hola! Es la primera vez que visito tu blog, gracias a la iniciativa de Myriam sobre el concurso "El viaje a...". Me ha gustado cómo se fraguó la romántica historia de esas dos personas para las que no hubo un "hasta pronto", qué pena tan terrible...
ResponderEliminarMuy bien escrito, Neogeminis Mónica Frau.
Un saludo
Antes que nada... bienvenida! Nuestras convocatorias jueveras son siempre buena excusa para conocernos leernos. Me alegra que te haya gustado la historia, cpmo dije, es parte de un relato q escribí hace tiempi y del q publico la primera parte en la entrada siguiente. Un abrazo y muchas gracias por tu visita
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ResponderEliminarHola Neo. Es un gran texto, coincido con los amigos: Ester y Juan, me alegra darte mi enhorabuena.
(No me he ido, os sigo con interés).
Un besote.
Muchas gracias Mari Carmen. Me alegra reencontrarte. Un abrazo
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Ya lo han dicho todo. Una historia llena de amor, ternura... Una historia para soñadar.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias Leonor. Un abrazo
EliminarEl amor siempre es grande aunque el final no pueda ser el deseado, precisamente eso lo hace sublime.
ResponderEliminarAsí es. Gracias Tracy. Besos
EliminarTuvieron todo para que se diera ese gran amor. Salvo una circunstancias propicias para el reecuentro. Y dejás lo que parece un final abierto.
ResponderEliminarBien usado el ambiente que elegiste de la propuesta de este jueves.
Un abrazo.
Gracias Demiurgo, me alegra que te haya gustado, aunque el final vendrá más tarde.
ResponderEliminar=)
Los tiempos deparan viajes y relaciones de una especificidad enorme. Un bello post, con una historia novelera al máximo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Te agradezco por pasar y leer Albada. Un abrazo
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