miércoles, 5 de junio de 2019

ESTE JUEVES UN RELATO: MERCADOS TRADICIONALES

Sumándome a la propuesta juevera que nos hace Mar, aporto un texto algo alocado que surgió casi sin querer. Para leer todos los relatos, pasar por La Bitácora.





HISTORIA EN EL MERCADO

Por supuesto, como en todas las historias, cada quien cuenta las cosas según sea el momento en que llegó o desde dónde lo vio. Lo cierto es que ese jueves, cerca de mediodía, todo en el mercado era un desastre. Justo en el momento de mayor ajetreo, los puestos cerca de la entrada estaban hechos un desquicio, con la mercadería desparramada por el piso y muy maltrecha.

Si le preguntamos a Gloria, la vendedora de frutos secos, nos dirá que ella no vio nada, ya que su pequeño puesto está bastante alejado de donde ocurrió la pelea, pero sí pudo escuchar los gritos y logró reconocer claramente la voz de Paula gritándole a alguien “desgraciado”. Paula, como casi todos saben, es muy celosa, y su empalagoso marido más de una vez se pasa de la raya con alguna clienta que le dé calce, por lo que Gloria pensó que se trataba de algún reproche hacia el verdulero.

El carnicero en cambio, pese a no ser de los más chismosos, cuenta que un muchacho de aspecto algo extraño entró preguntando por el verdulero, así sin más, sin dar nombre ni aclarar el motivo por el que lo buscaba, y sin dudas no era comprar o vender naranjas o zanahorias, desde ya. Para él, la cosa venía a razón de la hija, esa casquivana que a veces atiende en el puestito de conservas de doña Inés y que alguna vez me ha contado que la chica no se priva de tirarse lances con cualquier cliente que se arrime con ganas de probar algún “dulce”.

La versión de la pescadera es otra muy diferente, y si me preguntan, es la más confiable, ya que su mostrador está cerca del de Paula y su marido y casi siempre tiene pocos clientes a esa hora, por lo que está más atenta a lo que pasa a su alrededor. Ella calcula que la verdulera advirtió un faltante de dinero en la caja y mandó llamar enseguida a su hijo, que estuvo atendiendo el puesto los días anteriores y que seguro metió la mano en la lata para irse de juega con sus amigos. No sería la primera vez, de ahí que al verlo entrar tan campante, el padre, desbordado por la bronca comenzó a tirarle frutas por la cabeza y a correrlo entre la gente que, ante los gritos y los golpes, pensando que se trataba de un robo a algo peor, comenzó a huir despavorida llevándose todo por delante y pisoteando lo que se le cruzara por delante. Un verdadero caos.

Yo, qué quiere que le diga, me limito a mirar y escuchar sin opinar, porque no me gusta el chisme. Que si bien vengo al mercado a diario lo hago por obligación y no para hacer sociales, que para hablar, hablo en mi casa y con mi familia, que -por fortuna- no es como la del verdulero, que entre la madre, el padre y los hijos hay para escribir una novela mejicana… sin menospreciar!

27 comentarios:

  1. Los diferentes puntos de vista enriquecen una historia colorista y un punto socarrona.

    Un abrazo.

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    1. Fue mi intención hacer algo divertido, espero haberlo conseguido. Muchas gracias José Antonio. Un abrazo

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  2. jajajaja Digno relato para una obra de teatro,
    (Ya me la iba imaginando mientras te leía).
    Muy gráfico tu relato, Mónica, y divertido.

    Besotes

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    1. Me alegra que te divirtieras, Myriam. Era mi intención. Muchas gracias. Un abrazo

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  3. Vaya tela de padre, madre e hijo!!! La santísima trinidad en pleno zafarrancho de gritos, frutas volando y espectáculo para deleite de todo aquel que se encontrara por allí jajajaja!!! Y es que en los mercados, todo puede pasar. Muy divertido, Mónica.

    Gracias por participar.

    Bss.

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    1. Fue un placer poder sumarme, Mar. Me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por tu comentario

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  4. Jaaa , en verdad los mercados de hace unas décadas si ocurrían cosas de ese estilo ..de todos modos me has traído al mi recuerdo que cuando era pequeña e iba con mi madre a los puestos algo de esto si llegué a escuchar , ese tendero un poco descarado o aquella tenderá con artes no solo de vender fruta ...es la picaresca y la vida en sí ..
    Me gusto mucho esa pizca de cotilleo le diste un sabor especial ..
    Muy bien Neo ..
    Abrazos y un bonito jueves .

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    1. Me alegra haber podido lograr un relato que fuera divertido. Te agradezco por pasar y leer, Campirela. Un abrazo

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  5. Una graciosa historia, ya estoy viendo al verdulero tirándole fruta al hijo, y es que a veces el chismorreo lo embadurna todd y quién sabe si fue el hijo algún cliente.
    Un abrazo

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    1. El entramado q los chismes suelen armar, muy poco tienen que ver con la realidad, por lo general, pero en este caso, es lo que menos importa. Me alegra que te haya resultado divertido. Un abrazo Carmen. Muchas gracias por tu comentario

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  6. Brillante, jocosa y pleno de sano humor esta entrada. Y lo digo pleno de buenas intenciones y sin "malmeter", que uno es muy meticuloso con estas cosas. ¿Se me ha pegado algo de tu protagonista?
    Besos.

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    1. Jajaja muchísimas gracias Juan! Te has ganado un papel dentro del sainete ! Un abrazo

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  7. Estas cosas ya pasan en el comercio de proximidad. Están todos tan próximos que lo ven todo sin la perspectiva necesaria y así las interpretaciones son lo que son.
    Saludos de proximidad.
    Francesc Cornadó

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    1. Agradezco mucho tu amable comentario, Francesc. Me alegra que pases a leer y saludar. Un abrazo

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  8. Otra lectura de los mercados, que pienso que con el tiempo se va suavizando y aunque los chismes existen en todos los ámbitos, la gente cada vez tiene menos tiempo de ocuparse de ellos, incluso en las verdulerías.

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    1. Puede ser, Tracy, pero quien quiere inmuscuirse en la vida ajena, siempre halla excusa y tiempo necesario jajaja. Un abrazo y gracias por pasar, leer y comentar

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  9. Por aqui tampoco hay ya de esos mercados, pero en pueblos mas chicos, puede que aun queden rastrps. Un abrazo Evan y gracias

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  10. Vamos que si hubiera más puestos cerca la versión de los hechos no se donde iria a parar....Me he divertido mucho leyendo las diferentes versiones y eso que la proragonista no queria escuchar...es buenisimo, besos.

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    1. Muchísimas gracias Moli, me alegra que te haya divertido. Un abrazo

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  11. ¡Oh! Lamento haber llegado tarde, no había visto el post. Realmente me ha gustado mucho, el uso de los diferentes puntos de vista para ilustrar una historia en una extención tan pequeña está por encima de mi. Te felicito. Has hecho una imagen muy concreta de esa familia con muy pocas palabras de manera muy natural.

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    1. Muchas gracias Alice, no es tarde, de ninguna manera. Al contrario, agradezco y aprecio tu visita y comentario. Saludos cordiales

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  12. Ese mercado es una colmena de gentes diferentes y con vida propia. Pasearse y prestar a tención es como si realmente estuviéramos presentes en una telenovela...

    Un saludo.

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  13. Uyy! que lío armaron! eso pasa con las personas que hacen del espacio público uno privado, se comportan como si fuera su casa! jajaja! divertida comedia costumbrista en el mercado Mónica, por suerte la realidad dista de esta ficción como bien lo aclaras. Los mercados son hoy lugares muy amables con puestos y puesteros con mucha urbanidad.
    Gracias por tu comentario y por el saludo a Manu!

    Beso de sábado amiga

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  14. Neo, me he divertido mucho leyéndote. Sí, cada uno cuenta la historia según lo que ve, quién es, cómo está...¡Cuántos puntos de vista! ¡Cuántos narradores podrían salir de aquí! ¿Verdad?
    Un abrazo,
    Mar

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    1. Jeje, me alegra Mar! Nunca vemos todo sobre las cosas que creemos interpretar. Un abrazo

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