Otra vez Charo nos invita a sumarnos a su propuesta juevera. El tema es el Reloj y el control tiránico que ejerce sobre nosotros. Para leer todos los relatos participantes, pasar por su blog.
Nota:
como verán he cambiado el color predominante de la fuente en mi entrada, espero ese cambio les facilite la lectura.
Nota:
como verán he cambiado el color predominante de la fuente en mi entrada, espero ese cambio les facilite la lectura.
RELOJ QUE MARCAS LAS HORAS
Las dos y cuarto. A la certeza
del inminente e inevitable desenlace, agregarle el castigo extra de tener que
contemplar, sí o sí – no hay ubicación posible dentro de este cubículo que me lo
impida- la cruenta manecilla del reloj contando segundo a segundo el escaso
tiempo que me queda antes del infausto final. Me esfuerzo por dejar de observar
su marcha imperturbable, pero no lo consigo.
La mente retorcida que ideó semejante
tortura cronometrada ha demostrado ser sumamente perversa, al haberlo centrado
justo frente al recinto que ocupamos los condenados mientras aguardamos la
ejecución de nuestra sentencia.
Para quien no esté en nuestra
situación, quizás ese ingenuo tictac pase totalmente desapercibido, pero,
conforme avanza su impiadoso giro, los leves sonidos de su crujir interior se
van transformando en tenebrosos latidos que exacerban mi propio corazón hacia
el estallido.
Sin dudas su presencia es parte esencial
de este ritual de tortura. En mi caso, cuando señale las tres de la tarde –¡apenas
quedan minutos ya!- el inescrupuloso instrumento habrá concluido su misión de
disolver mi mente al punto de hacerla papilla, consiguiendo que no haya podido
centrar mi atención en otra cosa más que en su despiadada tiranía.
Los dos o tres conceptos decentes
que pretendía mantener con dignidad en este momento aciago se han diluido. La omnipresencia
del reloj ha ganado la batalla y mi propio miedo ha pulverizado la poca claridad
de pensamiento que me quedaba. Un incontrolable sudor me empapa. No hay nada
que pueda ya posponer lo inevitable.
Son las tres en punto. Ha llegado
la hora. Mi garganta está tan seca que no siento rastro de saliva. Un frio
intenso recorre mi espalda a medida que siento que no circula sangre por mis
venas. Así y todo, consigo levantarme de mi asiento intentando conservar la
verticalidad. Al menos aspiro a evitar la humillación de tener que ser asistido
en este último trance.
Me dirijo como puedo hacia el frente.
No soy muy consciente de lo que sucede a mi alrededor en este momento. Extiendo,
vencido y sin convicción mi mano…con la hoja en blanco de mi
examen hacia el profesor quien, con sorna y mirada de feliz verdugo la recibe
con gesto indisimulado de desprecio, pareciéndome decir “je! No esperaba mucho
más de su parte”.
Brillante, como siempre y con un final inesperado y pleno de sutil humor.
ResponderEliminarMe gustó.
Besos.
Hola Juan! Me alegra tenerte otra vez por aquí y que te haya gustado la historia. Me pone contenta también saber que el giro del final haya sido efectivo 😊. Un abrazo y gracias por tus palabras.
EliminarUn giro final admirable, te quedaste conmigo.
ResponderEliminarMuy generosa tu evaluación, Tracy. Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias 😀
EliminarFinal sorprendente como dice todo el mundo.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Fabián! 😁
EliminarMadre mía! desde luego me has encogido el corazón hasta un punto inimaginable pensando que era un hombre al que iban a ejecutar para luego dar ese giro que lo ha cambiado todo y me ha hecho suspirar de alivio y luego soltar una carcajada. Te felicito Mónica, ha sido buenísimo!
ResponderEliminarAdemás, de los que he leído hasta ahora has sido la única que ha cumplido escrupulosamente la consigna, que era que apareciera un reloj marcando una hora...
Muchas gracias por participar!
un beso
Muchas gracias, Charo! Me alegra mucho que te haya parecido divertido el giro final. Intentaba sorprender y creó que lo he conseguido. Sobre el detalle de ajustarse a la consigna que o por tu mente nós diste, también noté que muchos obviaron el asunto de la hora especifica. A veces uno lee en general, pero pasa por alto algunas particularidades. Un abrazo
EliminarOportunamente, quise escribir 😂
Eliminarwow... curioso final... no me lo esperaba, la muerte hubiese sido para mí, un delicioso final, que nunca llegó, pero, nunca obtengo lo que quiero, así que normal... quizás porque en el tiempo de escuela, no me importaba aprobar exámenes, ni discutir con el profesor, la vida me valía mierda si obtenía un diez o un cero, me daba igual, yo deseaba aprender, pero todo me sabía aburrido, mirando por la ventana, escribiendo un poema, o dibujando en mi cuaderno, era así como pasaban las horas en mi escuela, nunca estaba al día, nunca entregaba tareas, pero era el mejor de la clase en matemática y ciencias, incluso los profesores me pedían que participe en los concursos ínter escolares y me negava, nunca estuve atento al reloj del aula, simplemente llenaba lo que sabía y el resto lo dejaba en blanco, y sin hacer esperar a nadie, me levantaba primero y entregaba el examen... bueno, excelente narrativa, con ese suspenso unión en ti, me agradó leerte...
ResponderEliminarBueno, Luis, si no te sentiste nunca esclavo del reloj durante un examen, Lo que siente el personaje te resultará bastante ajeno, jeje. Las características que me das de tu época de estudiante resultan muy coherentes con las cualidades que te descubrimos a través de tus escritos 😀 .muchas gracias por pasar y leer.
ResponderEliminarJolin! Vaya giro....me he quedado casi sin respiración y despues pensando que no era para tanto, claro que hace tiempo que no tengo exámenes. Buenisimo, besos.
ResponderEliminarJeje, muchas gracias, Moli, me pone muy feliz saber que te ha gustado. Un abrazo
Eliminar¡Hola! En un principio, pensé en el salón de clases, luego, me hiciste creer que me equivocaba y que finalmente, iban a ejecutar a alguien y casi sentí que se me helaba la sangre ¡qué resignación! EL final, ha sido increíble.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Jeje, me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo
EliminarWuuauuuu que final, Neo, quien iba a imaginar se trataba de eso, nos has puesto los pelos de punta.
ResponderEliminarMuy buen texto.
Besos.
Me da una gran satisfacción haber conseguido sorprender, muchas gracias María
EliminarSi el examen hubiera sido sobre una disertación filosófica sobre el paso del tiempo, seguro que saca matrícula.
ResponderEliminarBonito giro final.
Jajaja, muy bueno! Seguro que si! Un abrazo y gracias por comentar 😁
ResponderEliminarJjajajaja. ¡Te has quedado conmigo! Como profe, sigo observando la angustia que acarrea el reloj en el aula del examen. Esa angustia que tú tan bien connotas... vas leyendo y sientes por la rapidez de tu escritura el apremio del paso del tiempo. Muy bien conseguido.
ResponderEliminarUn abrazo Mónica.
😁 me alegra mucho haber conseguido transmitir esa angustia, jeje. Muchas gracias por tu amable comentario, Mar.
EliminarJajaja, yo qye según leía pensaba qur hablas de una ejecución o algo así. Si que es una tortura, sobre todo depende de que examen.
ResponderEliminarUn saludo.
Haber conseguido sorprender generando una sonrisa final me pone muy contenta. Muchas gracias por pasar y leer. Un abrazo
EliminarMagistral. Nos has engañado hasta las últimas palabras. Un texto impecable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias, Leonor!
EliminarCuando no hacía más que pensar cómo será estar en la situación del condenado a muerte a pasos de su ejecución, te lanzas con ese final inesperado y efectista que nos dejar con una sonrisa en la boca a cambio de aquel sabor amargo. Sí, ese momento es tremendo!!! jajaj
ResponderEliminarbesos dobles, por su puesto!!
Muchas gracias Vivian! Me alegra que te haya sorprendido el final. Un fuerte abrazo 😁
EliminarUn relato en toda la regla, bien planteada y ejecuatada la historia y con ese giro final que nos aleja de la idea que uno se estaba haciendo. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, San, por pasar y leer. Me alegra que te haya gustado.
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