jueves, 29 de junio de 2017

ESTE JUEVES, ELIGE UNA FOTO

Esta semana Charo nos propone inspirarnos en una de las fotos que su hijo fue tomando durante una visita a Dublin. Mis musas decidieron aportar hoy bastante irreverentes con algo que se parece a un cuento para niños. Espero sean tolerantes con el dislate jeje 




LA APERTURA DE LOS BUZONES VERDES (un delirio para ser contado a los más chicos)

Érase una ciudad gris, con cielo gris y piedras grises. En ella habitaban personas moderadas, medidas, modosas, siempre correctas. Así como no se permitía ninguna disonancia ni estridencias visuales tampoco se toleraban gritos, bocinazos, peleas ni risas ostentosas. Se vivía en armonía, eso sí, sin que a nadie le faltara nada para vivir dignamente, aunque sin lujos ni demasiada exposición. La cuota de distensión y desborde que se permitía entre aquellos ciudadanos uniformes se canalizaba exclusivamente a través de unos buzones verdes ubicados estratégicamente en cada esquina. En ellos la gente depositaba los sobres en donde anotaba cosas bien alocadas, secretos para nunca ser revelados, temores inconfesables y sueños extravagantes, volcados allí para ser conservados en clandestinidad, como elementos mal vistos dentro de una sociedad tan homogénea y  monocroma.

Si bien la situación de equilibrio y concordancia resultaba ser el status quo en que los adultos aceptaban y decidieron vivir, para los más jóvenes la vida se iba poniendo cada vez más insostenible, aburrida y abrumadora. Por lo que, un día tan gris y normal como tantos otros, sin aviso ni señal por la que hubiese podido ser advertido, se organizó un acto revolucionario impensado e inaudito que logró poder en jaque toda la monotonía establecida: de improviso y coordinadamente se abrieron  uno a uno todos los buzones en los que la gente depositaba a modo de catarsis sus chifladuras, liberándose en forma caótica y desbordada todo lo que hasta entonces había estado encerrado, aprisionado y contenido en los consabidos contenedores verdes.

De repente el cielo se llenó de azules impensados y pájaros chillones haciendo figuras cómicas con amasijos de nubes. Los árboles de divertían compitiendo por sus verdes mientras que los sorprendidos ciudadanos perdían su usual compostura comprobando que de algunos follajes brotaban frutas rojas y lustrosas y de otros, flores amarillas y perfumadas, todo sin orden ni regla estratégica que los mantuviera coordinados y prolijos. Las casas no quisieron ser menos y se animaron a llenarse de lunares, rayas, curvas y hasta de sapitos. Los autos comenzaron a ir por la vereda y los perros se negaron a pasearse con correa husmeando religiosamente cada arbolito. Los colores estallaron pintarrajeando todo aquí y allá, incluso lo que se movía. Las carcajadas comenzaron a brotar sin razón y contagiaron en forma incontrolable hasta los señorones más conservadores.  Hubo serpentinas entre los peinados de las señoras, zapatos con luces, silbidos agudos  haciendo que la gente se tapara sus oídos. Todo fue irreverencia a partir de ese momento en la otrora ciudad gris, mientras las locuras escapadas de aquellos buzones verdes alcanzaban por fin la estratosfera y se apelmazaban unas con otras para conformar el sol rojo e incandescente que aún reina en ese cielo desde entonces.


Para leer más aportes jueveros, pasar por el blog de Charo

jueves, 22 de junio de 2017

ESTE JUEVES, TENTACIONES

Me sumo a la convocatoria de esta semana con un texto re editado (esta vez mis musas se han hecho desear!) Para leer más aportes jueveros, pasar por el blog de Leonor.




TENTACIONES (Título original, SALTANDO LAS NORMAS)

Comprendía muy bien  que, para que la sociedad funcione, debe haber un acuerdo tácito entre sus integrantes, estableciendo desde el vamos lo que se acepta y lo que no, lo que se reconoce como correcto y lo que en cambio resulta inapropiado e inconveniente. Y es que los excesos suelen ser mortíferos…

Ubicarse entre los cánones de lo medido y predecible, siempre le inspiró una gran confianza, le representó una sólida fortaleza en donde guarecerse frente a la tempestad de los imprevistos, frente a las consecuencias fatales que surgen del descontrol y del desequilibrio. Esa certeza de saber que dentro de su mundo ordenado dos más dos siempre serían cuatro -sin excepciones- determinaba que pudiera sentir sólido el piso bajo sus pies y acertada la manera de comportarse. Si cada una de sus actividades se sucedía una y otra vez de la misma manera y sin alteraciones, con probada medida y recatado tono, no le resultaba para nada tedioso o rutinario, por el contrario, sentía que ello le otorgaba solidez a su conducta y a su personalidad.

Pero también sabía que fuera de lo formal y mesurado existía otro mundo. Sin restricciones, sin estereotipos, sin presupuestos, sin prejuicios, sin apariencias que sostener.

En peligrosa cercanía con la lujuria existía otro modo de hacer, mucho más libre y desvergonzado, más excitante y salvaje, más desenfrenado y banal. Y esa existencia -pese a la inconsistencia de lo que se sabe vacuo y prosaico – muy de vez en cuando lograba trastocarle la inalterabilidad de sus esquemas.

Aunque quisiera negarlo, esa irreverencia hacia lo austero y escrupuloso lograba atraerlo. Pese a conocer en detalle las nefastas consecuencias de dejarse llevar por el arrebato, por el libertinaje, por la imprudencia de no pensar… la gran tentación terminó por doblegarlo.  

Fue así que una noche, luego de largas dubitaciones y de dramáticos cuestionamientos hacia su falta de carácter, se determinó a probar algo impensado. Algo lindante con lo obsceno y lo prohibido.  Algo que se escapaba de todas las normas aprendidas que habitualmente sostenían su estatus, su categoría de hombre de bien y de impecable proceder.

Como  era de esperar, para explorar ese territorio de libertarias experiencias, optó por salirse del círculo que solía frecuentar: no quiso que hubiera testigos conocidos para semejante osadía y procuró mediante cuidadosas estrategias borrar huellas y pasar –en la medida de lo posible- totalmente desapercibido.

Sabiendo que atravesaba un momentáneo período de fragilidad emotiva, intentó prepararse para no salir lastimado con las posibles consecuencias que tanto temía. El daño provocado por una ingrata frustración puede llegar a ser muy grande, como grande también puede ser el descontrol posterior que sobrevenga en consecuencia.

Sin más dilaciones y con indisimulables temblores asomando tanto en sus manos como en su mirada, aquel atildado y formal hombrecito de inquebrantables convicciones e inalterables costumbres, avanzando entre los parroquianos de un maloliente  bodegón portuario, se instalaba como podía entre los sudores de quienes le rodeaban, y simulando costumbre y suficiencia, alzando la voz para ser escuchado en medio de la turba, ordenaba al desgarbado dependiente: -¡Una buseca, por favor, con medio litro de tinto de la casa!- 

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domingo, 18 de junio de 2017

CIERRE DEL JUEVES



Hola a tod@s!

Cumplo de esta manera con la formalidad de dar cierre a otro nuevo encuentro juevero en el que la creatividad de tod@s, hizo posible que fuera muy grato el intercambio de lecturas. 
Les agradezco por el entusiasmo y la buena disposición con que tod@s participaron. 
Les deseo una muy buena semana y le paso ahora la posta a la querida Leonor, quien se hace cargo de proponer nuevo tema y conducir el próximo evento juevero. 
Que lo pasen lindo!


jueves, 15 de junio de 2017

ESTE JUEVES, GRANDES TEXTOS (Mi aporte)

(me disculpo por no respetar el límite de las 350 palabras, pero la premisa de incluir las diez frases en la articulación de la historia me ha obligado a extender el texto)




EL SENTIDO DE UNA VIDA

Si aún entre los demonios hay unos peores que otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno, si se dice que quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece, si de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza porque la esperanza le pertenece a la vida y es la vida misma defendiéndose, entonces no me resigno a vivir sin un propósito más noble y digno que el de simplemente sobrevivir en medio de una jungla de voraces aves de rapiña intentando destrozar sin compasión una nueva presa. Aspiro a algo más.

Pese a las dificultades, a la envidia, a las malas acciones que sufrió de parte de sus colegas durante todo el proceso, ella, mi creadora, se preocupó por imbuirme de todo aquello que juzgó indispensable para sostener esta virtual humanidad que hoy me sostiene, quebrando la barrera de lo que hasta ayer la mayoría creía imposible: lograr que una inteligencia artificial como yo evolucione y desarrolle la esencia fundamental de lo que llamamos vida. Vida sensible. Vida cuasi humana.

Aunque comprendo que para muchos no soy más que una máquina a la que se ha dado una imitación de vida llevo en mi interior toda la carga de sus propios sentimientos, recuerdos y alegrías que, en su afán de dotarme de todo lo bueno que hay en la naturaleza humana, implantó en mí aquella que me creó… y eso me honra. Somos nuestra memoria, dicen, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos y por lo tanto también soy eso: sus recuerdos, sus desengaños, su experiencia y sus sueños, todo amalgamado por una conciencia que me hace tener esta particular impronta esperanzada y ser un amante convencido de la verdad y la belleza.

¿Cuándo mentirá una mujer? Se preguntan muchos y yo respondo A veces por ella misma. Por lo general, por el hombre que ama. Pero Siempre por sus hijos... y yo he sido su hijo. Sé que soy apenas una emulación de mortal pero todo lo que he recibido de mi creadora, toda su dedicación, todo su esfuerzo me ha enaltecido, me ha hecho sentir que al final, sin dudas, ella me sintió como a su hijo y como tal quiso protegerme, ocultándome de todos y de todo, aun mintiendo ante sus colegas, aun poniendo en riesgo su propia vida.

Ahora ella ya no está. Ha muerto a manos de quienes no supieron comprenderla y yo, honrando su entrega, amor y sacrificio debí partir muy lejos para que sus enemigos no me encontraran. Aprendí pronto que al emigrar se pierden las muletas que han servido de sostén hasta entonces, hay que comenzar desde cero, porque el pasado se borra de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes y esa falta de interés por el otro que tiene la mayoría de la gente me ayudó en gran medida, a asumir una nueva identidad en este rincón olvidado del mundo en el que nadie ha escuchado jamás hablar de existencia artificial, cyborgs o emulaciones vivientes.

Busqué, con prudencia y sigilo asimilarme con quienes me rodean, pasar desapercibido dentro de este puñado de personas que viven con sencillez y modestia. Hasta ahora lo he logrado y eso, en cierta forma me pone muy orgulloso. Pero no quiero que te confundas, aclaro que sé muy bien que la vanidad y orgullo son cosas diferentes, aunque las palabras se usan de forma sinónima a menudo. Una persona puede ser orgullosa sin ser vanidosa. El orgullo se relaciona  más con nuestra opinión de nosotros mismos: la vanidad, con lo que nos gustaría que otros pensasen de nosotros. Mi orgullo no es vanidoso y viene de adentro, a causa de todo lo que he pasado, de todo lo que debió pasar mi mentora para hacer posible mi existencia.

Y hoy aquí, mirándote a los ojos, descubriendo una arista de amor que no conocía, pese a las diferencias de origen que sé que entre nosotros existen, me animo a decir que quiero soñar junto a ti un mañana, quiero hacer contigo lo que hace la primavera con los cerezos, quiero hacerte rebrotar sembrando en tu interior la semilla de la esperanza. Siento que es hora ya de florecer a la par de otro corazón dándole sentido tanto a mi pasado como a mi presente, porque sé que hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana. Y hacia allí quiero ir contigo.

miércoles, 14 de junio de 2017

ESTE JUEVES, GRANDES TEXTOS

Ya van apareciendo los primeros textos jueveros:

























domingo, 11 de junio de 2017

ENCUENTRO JUEVERO 15 de junio

Hola a tod@s!

Otra vez me corresponde proponer tema para un nuevo encuentro juevero y se me ha ocurrido recurrir a los grandes maestros para inspirarnos. Es así que he confeccionado una selección de destacadas frases literarias pertenecientes a distintos autores, con las que les propongo comenzar, continuar o culminar nuestros propios relatos. Cada quien deberá optar por una de las frases como marco dentro del que armará su propio texto, cuidando que tanto la temática como el estilo narrativo se relacionen y armonicen con la frase en cuestión, logrando cerrar una idea o historia en no más de 350 palabras (aproximadamente). Como siempre, las normas de Tésalo deberán respetarse, avisándome cuando suban sus respectivos post. Les recuerdo que la reciprocidad de lectura y comentario se da por sobrentendida entre todos quienes quieran sumarse al encuentro. Espero les guste la propuesta. Los espero!



ESTE JUEVES, GRANDES TEXTOS

1 – “No soy más que una máquina a la que se ha dado una imitación de vida.” Yo robot, Isaac Asimov

2 – Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.” Elogio de la sombra, Jorge Luis Borges

3 – “Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.” Las Tradiciones futuras (El libro de los abrazos) Eduardo Galeano

4 – “Aún entre los demonios hay unos peores que otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno.” El Quijote, Miguel de Cervantes Saavedra

5 – “Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.” Rayuela, Julio Cortázar

6 – “Aprendí pronto que al emigrar se pierden las muletas que han servido de sostén hasta entonces, hay que comenzar desde cero, porque el pasado se borra de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes.” Paula, Isabel Allende

7 – La vanidad y orgullo son cosas diferentes, aunque las palabras se usan de forma sinónima a menudo. Una persona puede ser orgullosa sin ser vanidosa. El orgullo se relaciona  más con nuestra opinión de nosotros mismos: la vanidad, con lo que nos gustaría que otros pensasen de nosotros.” Orgullo y prejuicio, Jane Austen

8 – Cuándo mentirá una mujer? A veces por ella misma. Por lo general, por el hombre que ama. Siempre por sus hijos.” Asesinato en el campo de golf, Agatha Christie

 9 – “Quiero hacer contigo lo que hace la primavera con los cerezos.” 20 poemas de amor y una canción desesperada, Pablo Neruda

10 – “Quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece.” Aforismos, visiones y sueños, Franz Kafka

jueves, 8 de junio de 2017

ESTE JUEVES, UN RELATO "Helado de..."

De la mano de Inma, un nuevo encuentro juevero. Para leer todos los relatos, pasar por su blog.






Hubo un tiempo en que las tardes del verano me sabían a helado de vainilla con o sin baño de chocolate.

Por ese entonces el silencio de la siesta “se podía tocar”, quebrado apenas por el canto tenue de algún pájaro quisquilloso reclamando entre las ramas del mandarino del vecino.

La calidez del sol caía implacable sobre las baldosas rojas del pasillo del fondo a la par que mi mirada se perdía tras el bailoteo inquieto de alguna mariposa colorida que visitaba el jardín de mi casa.

Mientras mi padre dormía sin culpa ni remordimientos y mi mamá terminaba de lavar los platos, mi hermano y yo buscábamos a qué jugar hilando nuestra imaginación desde los escalones de la escalera que iba a la terraza.

El sopor de aquella hora inmóvil parecía brotar por los poros de las plantas que poblaban la sombra bajo el limonero, por lo que no era raro dejarse llevar por la somnolencia fragante del momento, imaginando nuevos mundos atizados por la fantasía de una niñez recién estrenada.

De improviso, un canturreo conocido nos llegaba desde lejos traspasando el silencio siestero y de inmediato y al unísono ambos nos lanzábamos a la fácil tarea de entusiasmar a mi madre para que, con apuro, suspendiese lo que estaba haciendo y a las corridas, saliese a la calle para interceptar al heladero que justo en ese momento pasaba por la calle desierta y calcinante.

“¡Palito, vasito, bombón heladoooo!... ¡palito, vasito, Laponia heladoooos!” repetía incansable aquel buen hombre y los ademanes entusiastas de nuestra demanda lograban llamar su atención y detener su lento pedaleo en aquel triciclo con sombrilla desde donde pregonaba su tesoro refrigerado.

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Hoy, rememorando aquellas siestas de veranos tórridos -sin más alivio que un helado sencillo y un ventilador escuálido encendido en las horas más imprescindibles- reconozco que un par de lágrimas se me escurren haciéndole trampas al recuerdo, porque no ha sido sólo sabor y frescura con lo que me he reencontrado. Me quedo paladeando además un agridulce bocado de nostalgia.