Otra vez el amigo Demiurgo nos propone bucear en su intrincado mundo onírico para inspirar nuestros relatos. Entre sus múltiples opciones elegí la siguiente imagen para basar mi narración. Espero les guste:
Previo a la batalla - que quizás fuese la decisiva entre las fuerzas
que encarnan el Bien y el Mal- la implacable guerrera prepara su alma y su espada
poderosa para lo que vendrá. El legendario emblema que corona la empuñadura señala al
mundo su noble linaje, reafirmando que su naturaleza la acerca a la inmortalidad.
Mientras repule una y otra vez el complejo filo de aquel arma
colosal bendecida por los dioses y forjada por la sangre de más de mil enemigos
vencidos, la exuberante vikinga se enfrenta mentalmente con su propio infierno
interior que, en esos momentos trascendentales, suele esforzarse por aflorar.
Su poderosa musculatura, tallada a fuerza de duros entrenamientos
desde su más temprana infancia, fue cobrando durante su juventud, la sensual
plenitud que hace jadear de deseo a todos los hombres con los que se cruza.
Amigos o enemigos, todos sueñan conquistarla o someterla de alguna u
otra manera, y esa certeza de saberse deseada a la vez que temida, le otorga un
aura vigorosa que acrecienta su determinación y su poder.
Un conciso pectoral confeccionado con varias capas de duros metales
extraídos de lejanas tierras determina su única armadura, exaltando la
curvatura de sus formas. La protección de sus brazos, que asciende hasta sus
hombros, resulta quizás algo caprichosa, aunque no merma la agilidad de movimientos
que el manejo de su poderosa espada requiere.
Una breve falda sostenida con complicado cinturón cobija apenas sus partes
pudendas, mientras, en notable contrasentido, altas botas de elevadas
plataformas y entrecruzados cinchos cubren totalmente y aprisionan la
musculatura de sus piernas.
Parada junto a un espejo, minutos antes de la que presiente será su
última batalla, la vikinga se pregunta por qué cuernos el guionista de aquel sueño
habrá dispuesto mandarla a la lucha ceñida
de semejante e inapropiado calzado!
Más relatos, en lo de El Demiurgo de Hurlingham
Debo decir que no vi para donde disparaste el final. Fue imprevisible.
ResponderEliminar¿A quien se referirá con el guionista del sueño? Ya Mara Laira se quejó por su ropa en la libretita. Casi que esta guerrera sería la segunda. Y no sería justo echarle la culpa a quien interpretó con su estilo, mi diseño original.
Me gustó la preparación, la descripción, lo que lo demás piensan de ella. Para luego ese final.
Besos.
Está muy bien logrado el giro final del relato.
ResponderEliminarBesos.
Un relato con un final de lo más original!!
ResponderEliminarBesos
Jajaja brillante el final, ahora es una interrogante basada en su gusto personal o por la incomodidad del calzado para la batalla? Saludos Mónica y seguimos jueveando después de tanto tiempo.
ResponderEliminarMe encantó el final tan inesperado.
ResponderEliminarUn placer leerte en los relatos jueveros, Neo.
Un beso muy dulce de seda.
Iba leyendo y digo... pero ¿qué pasa aquí? ¿Dónde está la acción ? :-) La acción era ella misma...
ResponderEliminarY me pregunto lo mismo que ella... ¿a dónde va?
Un beso muy grande y buen final.
Jajajajajajajajajaja!
ResponderEliminarMónica te has pasado con tu relato este jueves, llegué al final sin esperármelo y solté una carcajada ...me gustó muchísimo.
Un beso.
Si logras notar, sus piernas están vendadas, cubiertas, protegidas por algún motivo, hubiese elegido un pantalón, pero prefirió el vendaje, quizas tenga más libertad con él, o esté hecho de algún material no inflamable, q además le de ventilación, si sumamos las botas, mezcla de acero y cuero, hasta la rodilla, con esas suelas de mas de duez centímetros de espesor, yo diría q el guionista la vistió para luchar en un sitio cubierto de fuego, el piso o las rocas, deben de estar a temperaturas muy difíciles, de allí la idea del vendaje, para cubrir su piel del calor q emana del suelo y quizás alguna flama y no salir tostada.... de igual manera esos guantes de acero y cuero hasta el hombro, por si resbala y poder apoyarse en el piso, o en las paredes sin salir herida por las altas temperaturas, quemarse mientras libras una batalla, no es buena idea, porque pierdes concentración y podrías perder.... de allí la lógica de tener el torso demasiado desnudo, para equilibrar la temperatura, sino, se sofocaría, y con los pechos protegidos de metal, excelente opción, es una parte muy sensible, y por último el cabello, muy corto, efectivamente, una buena idea, ya q si el lugar está cubierto de fuego, llevarlo largo, sólo lograría convertirse en una antorcha viviente... excelente relato...
ResponderEliminarSiempre me admira tu capacidad para contar historias, nos mantienes ávidos de llegar al final y nos sorprendes cuando llegamos. Un abrazo
ResponderEliminarDesde luego con esas botas sería difícil luchar sin torcerse el tobillo.
ResponderEliminarHas hecho una descripción magnífica de su uniforme, así como también te has inventado una bonita historia, que seguramente existíó en algún confín del planeta.
Un abrazo
Jajajaja, el humor que no falte, además el calzado es muy importante para enraizarte en le tierra para poder luchar bien.
ResponderEliminarPerfecta descripción y brillante y jocoso final. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menudo giro en el final has dado Mónica, una descripción fantástica y un final que no esperaba y que me ha gustado mucho... Una vikinga con semejantes botas presta a la batalla, da miedito!!
ResponderEliminarBesines...
Me ha gustado tu descripción del retrato y sobre todo el final. Es verdad que en las peliculas, etc nonse lleva eso de poner calzado cómodo.
ResponderEliminarUn saludo.
jaajajajaja Porque mientras el enemigo se eclipsa mirando sus pectorales, ella puede aprovechar para dar una generosa patada con sus botas en semejante parte....digo yoo!
ResponderEliminarUn besazo