Antes que nada, me disculpo por la demora de leer sus relatos y para publicar el mío. Ciertos inconvenientes con mi PC provocaron un involuntario retraso. Subsanado el asunto, dejo mi aporte.
El tema que me tocó en suerte en la original propuesta juevera de Dorotea de esta semana es:
"El dulce prohibido".
"El dulce prohibido".
Ya sea dulce
o salado
lo clandestino
resulta ser el cariz
de lo que atrapa
de lo que seduce
nuestras humanas ganas
reprimidas.
Por el solo hecho
de contemplar
desde lejos
lo que por alguna razón
nos está vedado,
nuestro corazón
-débil- mentor
de nuestras acciones
no meditadas,
cae seducido
en anunciado final
frente a lo prohibido…
Más relatos sorpresa en lo de Dorotea!
basta que se prohíba una cosa para que se convierta en ese obscuro objeto de deseo pata todos en mayor o menor medida.
ResponderEliminarLo entiendo. Una razón puede ser estar demasiado lejos, para que las circunstancias acerquen. Y incluso si las cirncuntancias fueran propicias, no se lo deseado para lo deseado.
ResponderEliminarLa prohibición embellece a todos los objetos y sujetos, y un tabú los vuelce irresistible. Qué poética y concisa al musmo tiempo. Gracias por participar y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHay tentaciones a las que hay que ceder siempre.
ResponderEliminarBesos.
Yo me prohíbo el chocolate y cuando me lo como a escondidas de mi misma lo disfruto mucho mas. Un abrazo
ResponderEliminarBasta que algo esté prohibido para que se torne más irresistible...
ResponderEliminarTan bien y poéticamente lo has expresado Neo...
Besos y lindo fin de semana!
Gaby*
Todo lo prohibido atrae y atrapa, y si es dulce ya...ni que decir.
ResponderEliminarBesos Neo.
Hay tentaciones que son un pecado, te lo digo yo que estoy de régimen.
ResponderEliminarUn abrazo
Débil corazón que sucumbe al dulce prohibido, al que además el hecho de estar prohibido añade algo de dulzor.
ResponderEliminarMuy bien llevado, amiga.
Besos.
Hay un dicho popular que dice: Todo lo bueno, o engorda o está prohibido. Pues eso...
ResponderEliminarPequemos y engordemos sin remisión y sin cargo de conciendia, porque ese dulce me lo como.
Como también he comido y me ha engordado tu relato.
Besos
Las tentaciones de lo prohibido, y hay que ver cuando se trata de comida cuantas veces caemos en la tentación.
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarIrresistible todo lo dulce.
Pero es tan placentero pecar...
Un beso
En realidad lo prohibido es una buena excusa para hacer lo que ya se tiene resuelto de antemano mi amiga. Me gustó mucho la forma simple y poética con que resolviste el punto. un saludo afectuoso!!
ResponderEliminarBuenas tardes, Mónica:
ResponderEliminarSupongo que es más bien cuestión de perspectiva que de prohibir el prohibir; pero reconozco que siempre se me antoja el pastel que está al otro lado del cristal y no el que tengo en la mano.
Gran poema y gran reflexión, Mónica.
Un abrazo.
Me gustan esas rimas claras.
ResponderEliminarUn beso.
La irresistible atracción hacia lo prohibido. Pienso que debe ser una característica del ser humano. Esa atracción fatal nos remonta a Eva y la manzana, así que es parte de nuestra carga genética.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
El ser humano está marcado por ese estigma... veo que alguno de los compañeros en su comentario ya te lo ha dicho... el pecado original, y así nos va que seguimos en ello, pero abogo por la curiosidad infantil siempre (nunca se hace con maldad)...
ResponderEliminarBesos!!
Pucha!!!! por qué será así?????
ResponderEliminarMe da bronca.... pero es tal cual, tan poéticamente y de forma sensible lo has dicho en tus versos!!!!
besossssssssssssss
Bonita poesía! Es verdad que todo lo que sea prohibido nos atrae irresistiblemente y si es dulce para mí sería una perdición total!
ResponderEliminarUn beso
¿Sentimiento contra razón?, ¿el corazón tira a lo prohibido como tentación?, lo razonable atiende a modas, a dogmas, se aliena,¿débil el corazón?, no se yo, cuando este dice eso no está bien lo diga quien lo diga, hacerle caso y si dice eso no es “pecado” hacerlo por muy mal que nos miren, el corazón nunca permite hacer algo que dañe a los demás ni a uno mismo, me declaro pecadora, si, si el corazón me lo manda caeré en la tentación. Creo que tú también eres de ceder a las dulces tentaciones mi querida Neo, de hacerte defensora de ese débil óprgano que no sabe reprimirse ante lo establecido. Al menos así lo leo, en tono irónico y reveldemente sumiso, jejeje, miles de besosssssssssssssss.
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