Esta semana, Juan Carlos nos propone inspirarnos en la letra de alguna canción para narrar una historia. Como mi musa no llegó a tiempo al convite, recurro al reciclaje de un cuento que escribí hace ya bastante, en forma de trilogía y que parte de una historia contada en una canción de autor uruguayo. Se trata de un tema de Jaime Ross, titulado La hermana de la coneja. Les dejo mi texto y se escucha la música.
Estaba
seguro que era ella. No le quedaban dudas. Al pasar cerca y sentarse en la mesa
de enfrente pudo verla bien. La hermana de la coneja!...como detestaba que la
llamaran así!...se ponía furiosa! Su cara aniñada se encendía de furia y no
podía disimularlo ni cuando después recibía, en compensación algún piropo
bienintencionado.
Aquellos
ojos tan queridos!...cómo podría olvidarlos!...profundos y desafiantes, del
color del tiempo, como le gustaba a ella definirlos. Para él siempre fueron
verdes, algo tristes pero hermosos…fuente de inspiración de sus primeros
versos, aquellos que se mantuvieron siempre en secreto y se frustraron tanto
cuando el flaco Tito se le adelantó y se abrió camino hacia su corazón.
Tantos
años sin saber nada sin casi recordarla, y de pronto, un día tan gris y de
lluvia…allí frente al río (que siempre le pareció mar) venir a encontrarla!
Se
la ve muy bien. Todavía linda, como siempre lo fue. Menuda y movediza, inquieta
y bastante insolente. Así había sido…cómo sería ahora?
Parece
mucho más serena, por lo menos, controlada, ajustada y medida en cada
movimiento. Se la ve muy elegante. Ropa cara, colores bien combinados…quién lo
diría! Sin embargo algo en lo profundo de su mirada es distinto…parecería que
mucho de aquella luz para él tan especial ya no está…sin duda se diluyó entre
las sombras de aquellos días en que debió crecer de golpe.
Da
la impresión de estar casada…sí, lleva alianza…la luce en su mano como
desafiante, destellando el anillo con cada ademán mesurado con los que bebe su
té. Le queda muy bien el pelo corto…le destaca ese perfil tan delicado que
siempre lo enamoró.
Las
vueltas que da la vida!...encontrarla así, tan casualmente, tan alejados los
dos de su viejo barrio, de su lugar, de su gente. Coincidiendo con él en esa
misma nostalgia, en ese mismo aire, en esa misma lluvia. Sola. Sin saber que
alguien que la había amado la estaba mirando, y que la acariciaba, en su
recuerdo, con esa melancolía que brota en los días cenicientos, logrando traer otra
vez al presente aquellos lejanos aromas de la adolescencia.
Mientras
al fin ella se aleja de aquel bar, él se termina su café… sin arrepentirse de
no haberla hablado. Pero en cambio, comienza a hilvanar en unos versos, la
historia de la mujer que, otra vez se fue sin siquiera haberlo visto, una tarde
cualquiera de lluvia en un rincón de Montevideo.
Un relato estupendo con un final creíble, mejor no regresar y quedarnos con los recuerdos que son buenos. Abrazos
ResponderEliminarSabes que soy admiradora de esta trilogía y de Jaime y bueno de Montevideo!!!!
ResponderEliminarme gusta ese toque local (para mi) que tiene tu historia y tu música. Te siento parte de la mía.
besos geminianos con cariño doble.
Un logrado efecto melancólico.
ResponderEliminarPues me alegro de esta reedición, porque no lo había leído. Me encanta el ambiente de la narración, muy bien casado con el de la canción, en un relato sin concesiones, de recuerdos, añoranzas, realidades y presunciones que no se resolverán y seguirán en ese mundo que son las suposiciones, que para cada cual termina siendo más vivo que la propia realidad.
ResponderEliminarVaya frase me ha inspirado tu cuento, la guardo para algo que escriba.
Besos.
Una canción, unos versos, que como un tiempo pasado resucita en foma de versos para evocar aquellos momentos.
ResponderEliminarBonita historia.
Un abrazo
No había leído este relato y me da gusto haberlo hecho ahora. Una historia melancólica, llena de recuerdos y encuentros que traen cosas del pasado.
ResponderEliminarLa canción no la conocía, y está perfecta para el relato, muy buen engarce de ambas cosas.
Un beso enorme.
Nostalgia y buena música Neo!!
ResponderEliminarLos recuerdos y la música suelen ir de la mano. yo tengo una frase que me ayuda " Al lugar donde fuiste feliz, no debieras volver a sufrir "
ResponderEliminarBesos guapa.
Es precioso, como si estuviera envuelto en una dulce melancolía...
ResponderEliminarCuentas de una manera muy bonita.
Muchos besos
Cuánto aire montevideano! :)
ResponderEliminarUna de esas canciones de Jaime que marcaron época, acompañando un relato que bien responde a esa faceta evocadora de la música... El tiempo, el pasado, las preguntas... el reencuentro, más no sea, desde el pensamiento. Me gustó mucho está adaptación de tu relato inicial.
Besos!
Gaby*
Que magnífico relato con sabor a tango, Neo. Es una historia con un fondo triste y melancólico, de lectura pausada, pero que se disfruta como el buen café.
ResponderEliminarUn abrazo
Leerte despacito bajo los acordes de esta música pausada, es un placer. Como dice Cas tiene ese toque tuyo local, al que nos transportas.
ResponderEliminarBesos.
Un bonito relato acunado por la música.
ResponderEliminarBuenas tardes, Mónica:
ResponderEliminarFelicidades por el relato (por cierto creo que está inspirado en la canción que suena de bienvenida en tu blog, pero mi mala conexión impide su reproducción)
Creo que hay mucho de (casi) todos los que te leemos en esta historia que cuentas. En ese escribir en palabras lo nque no te atreviste a decir, en ese encontrarte con alguien que te lleva, de la mano que no te atreves a tender, a un pasado en el que sobraban las pasadas.
Un gran texto, Mónica.
Feliz tarde.
Triste y desesperanzador. Yo pensaba que iba a terminar bien.
ResponderEliminarUn beso.
Pudiste haberle dado un toque final de reencuentro e inicio de algo que nunca fué aunque siempre estuvo en el ánimo de tu protagonista y, sin embargo, has dejado que termine tu relato envuelto en la desesperanza, la misma que tuvo hace ya muchos años. Claramente su destino no está unido a la hermana de la coneja, no, o no al menos como el desearía.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una historia preciosa, una tarde lluviosa y un encuentro inesperado con el pasado que trae a la mente del protagonista recuerdos de un corazón herido...tal vez debería haberle dicho algo pero creo que hizo bien en dejar las cosas así. Estupendo relato, me gusta más que la canción...tal vez tendría que escucharla más para pillarle el gusto.
ResponderEliminarUn beso
Me ha encantado ese encuentro con tantos recuerdos, nostalgia de otros tiempos y otras edades. Hermoso el texto con acento sureño de melodía de fondo.
ResponderEliminarBesos