Hoy, casualmente, es el cumple de mi hija. La
más pequeña. Cumple veintiuno, la mayoría de edad. Pero parece mucho más nenita,
por su contextura pequeña y delgada.
Como suele suceder a las madres,
me cuesta verla como adulta y en el fondo, sigue siendo para mí una nena. Esa rubiecita
callada de ojitos claros que se destacaba por su concentración e inteligencia
desde siempre.
Tiene sus bemoles, por cierto. Un
carácter importante que a veces suele estallar con ímpetu. Sabe herir con las
palabras, que son su única arma de ataque y defensa. Sin más escudo que su
aparente aspereza para intentar disimular que en realidad es frágil e insegura
y por lo tanto sufre lo que entiende es su rareza, frente a un mundo al que
juzga con aguda lucidez.
Hoy lleva el pelo rojo. Señal visible
intentando afirmar que esa es ella y no piensa claudicar. Bien por ella. Aunque
yo sienta que anda en desventaja. Que no le será fácil transitar por este mundo
loco, infame e injusto
Una, como madre, nunca siente
terminado su trabajo. Para bien o para mal, desde que nacen, sabemos que
siempre estaremos allí, para lo que necesiten. Enseñando y asistiendo a la par
que nosotras mismas vamos creciendo y aprendiendo, intentando superarnos y no caer enredadas en nuestras
propias contradicciones.
Hoy, en definitiva, a la vez de
ser su cumpleaños es también un poco el mío. Otro aniversario celebrando el
hecho de ser madre y no caer derrotada en el intento.
Más relatos jueveros en lo de Alfredo
¿Cumple años la fan de Doctor Who?
ResponderEliminarAlgunos rasgos de su personalidad me recuerda a su heroe, que si sabe herir con palabras, cuando quiere.
Pero describís una personalidad encantadora, que no necesariamente está a simple vista.
Que notable coincidencia que su cumpleaños coincida con este relato de jueves.
Feliz cumpleaños a la fan de Doctor Who.
felicidades para ambas
ResponderEliminarFelicidades para tu hija. Aquí la mayoría de edad es con dieciocho. Mi hija pequeña tiene 20 y ya se independizó, y es verdad siempre la veré como una niña pequeña, es lo que tenemos las madres, y con eso hay que vivir amiga mía.
ResponderEliminarUn abrazo
Felicidades para las dos.
ResponderEliminarLlevas mucha razón en todo lo que dices a cerca de ser madre hasta que te mueras, aprendiendo a la vez que enseñas.
Soy padre de dos hijas y abuelo de dos nietas.
ResponderEliminarObviamente no soy madre, pero también reconozco que para mi, siempre serán mis niñas, (de hecho, suelo llamarlas todavía así).
Pasé también por lo de la mayoría de edad: Pero en eso siempre lo TUVIMOS claro: las habíamos educado convenientemente y ya solo quedaba, dejarlas volar. Nuestro trabajo ya estaba hecho, ahora les tocaba a ellas.
Era su responsabilidad, aunque nunca dejamos de tener los brazos extendidos, por si las caídas.
Un abrazo.
Esos son los cumpleaños que nos hacen ser ricas, ricas en emociones, en recuerdos, en responsabilidad, porque ser madre es el mejor regalo. Un abrazo a esa niña de pelo rojo (como yo) y otro para ti.
ResponderEliminarAy, las mamás cómo somos! Mi hijo cumple mañana quince años y a pesar de que ya es un hombrecito que se afeita el bigote, lo sigo viendo como un niño...yo lo llamo mi "bebesito " (en la intimidad claro).
ResponderEliminarFelicidades a las dos, pues nosotras también cumplimos años con nuestros hijos.
Un beso
Por cierto, no me gustaría dejar escapar este año la postal navideña!
Mónica, felicidades para tu hija y para ti...También yo tengo una hija de 15 años y cada día aprendo y comparto su adolescencia...Mi abrazo y feliz fin de semana, amiga.
ResponderEliminarM.Jesús
Nuestros hijos son pequeños hasta que nosotros mismos nos hacemos niños...
ResponderEliminarBesos.
Feliz cumpleaños a las dos. A la una por esos 21 años, tan especiales que sirven para reafirmar que lo del pelo rojo no es ninguna tontería y a la otra porque hace 21 años se hizo tan maravilloso regalo.
ResponderEliminarBesos y gracias por venir a La Plaza...
Felicidades para las dos. Yo tengo tres hijos, dos niñas y un niño y así serán siempre para mí, unos niños.
ResponderEliminarUn abrazo
Has escrito con mucha objetividad Mónica. Felicidades a las dos; el amor madre/hija-o es especial. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amiga.
ResponderEliminar@Pepe_Lasala
Una alegria inmensa y orgullo describe tu relato, al sentir que tu hija va ganando una mayor autonomía. !Feliz cumpleaños para ambas! =)
ResponderEliminarUn beso
Al leerte, siento un poco (bastante, mejor dicho), el reflejo de lo que siento al ver a mi hija, que el miércoles cumple sus 19 años. La describes en su modo de ser, y Jime tiene muchísimas de sus características en común. Y sí, cumplen ellas y con ellas, nosotras también cumplimos, pero no solo años, cumplimos en esta tarea de acompañar, de contemplar, de estimular y creer en ellas. Lo mejor para tu hija que seguro hará sus propias conquistas de vida y te seguirás sintiendo orgullosa por ello.
ResponderEliminarUn beso para ambas!
Gaby*
¡que lindo Neo! ¡Felicidades entonces!
ResponderEliminarVeo a esa chica de pelo rojo y veo a la madre. Comparto tu sentir y deseo que ella siga siendo fiel a sus principios a pesar de todo lo que la vida le ira presentando.
ResponderEliminarLindo homenaje Neo. Felicidades a las dos.
Un abrazo.
Se ve una chica linda, inteligente y sensible, la que describes. En el fondo todos los padres tememos que nuestros hijos (en mi caso también hijas) se hagan mayores.
ResponderEliminarEs una ley del tiempo que a veces cuesta asimilar, pero no hay remedio.
Feliz cumpleaños de mi parte.
Un abrazo
Pues muchas felicidades a las dos ya que vivir no es un precisamente un juego mucho menos ser madre, miles de bendiciones a las dos y un abrazo enorme
ResponderEliminarMe gustó conocerla. Tiene semejanzas con la mía pequeña, que tiene 23.
ResponderEliminarAdemás en la narración me encantó eso de que una madre nunca siente que ha acabado su trabajo. Es muy cierto.
Besos.
Hermoso cumpleaños para ambas, Mónica. Si tiene el don y la oportunidad de la palabra bien empleada,posee la más poderosa de las armas. En cuanto al carácter, es una virtud, nunca un defecto. Es posible que debido a su juventud a veces lo demuestre en demasía, pero es preferible que lo tenga a que fuera apocada, tímida en extremo, indecisa o insegura. Creo que, tal como la describes, puedes sentirte orgullosa de la labor realizada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.