sábado, 1 de noviembre de 2014

ANTE LA INTROSPECCIÓN QUE CONDICIONA UN DÍA NUBLADO...



En el escenario de las trascendencias (re edición)

Desde el punto de vista de la verdadera  trascendencia, lo que llamamos realidad resultaría ser tan sólo una ilusión. Un breve paréntesis de apariencia transitoria en el que nuestras conciencias pierden la noción fundamental de la naturaleza real de su propia existencia, dejándose llevar por las contraposiciones constantes que nuestra mente interpreta dentro de este mundo material en el que aprendemos a movernos.

La vida, en definitiva, sería ese constante transitar hacia nuestro punto inicial de conciencia que dejamos de reconocer, y en ese mismo proceso de valoración interior vamos encarando –a lo largo de los años- lo que sería el camino hacia el profundo conocimiento de nuestro yo y sus enlaces sustanciales, en relación a nosotros mismos, nuestro pasado, nuestro futuro, nuestros congéneres, nuestro entorno, la naturaleza, el mundo que vamos modificando, el sentido de las cosas…

En ese contexto de descubrimiento nos sentimos vulnerables. Nuestras identidades se despiertan frente a los demás y nuestro ego cae en la tentación de asumirse en forma desproporcionada. Por miedo o por obligación, por sobrevaloración o indefinición, vamos construyéndonos máscaras. Insustanciales roles que interpretamos como definitorios, inconsistentes apariencias que ejercitamos según las pautas aprendidas como instrumento de integración dentro de una sociedad que tantas veces contribuye a aumentar nuestro desconcierto natural ante la incertidumbre que dibujan nuestros miedos.

La noción de nuestra propia caducidad va resaltando entre la telaraña de construcciones intelectuales que vamos tendiendo como red de salvación a medida que maduramos nuestra experiencia y lejos de dar por cierta una pretendida respuesta, presentimos que la búsqueda constante hacia algo más certero, trascendente  e incontrastable se halla allí, en nuestro interior, esperando que nos hagamos tiempo para salir a buscarlo fuera del teatro de representaciones que nos contiene.


No resulta entonces ser la muerte la escena final de nuestra existencia. Resultaría ser tan solo la caída de nuestras máscaras aparentes –ya desgastadas e inútiles- permitiendo resurgir al fin nuestro verdadero ser renacido. No llega el final tras la bajada irreversible del telón de nuestros días. Sería más bien el retorno hacia ese otro estadio más sutil de nuestra conciencia, donde el tiempo y el espacio no hacen valer su lógica ni sus reglas y donde el sentido primordial de lo que aún no comprendemos se abre allí, absoluto y permanente, para cobijarnos otra vez dentro de su trascendencia.

5 comentarios:

  1. Coincido en que la supuesta realidad puede ser una ilusión.
    Lo de las máscaras no necesariamente un engaño, tal sean también una construcción de la identidad, de la cultura, de los deseos. Tal vez algunas máscaras se conviertan en los verdaderos rostros.
    ¿Es la muerte algo inevitable? Tal vez la respuesta que suele darse usualmente sea una de esas ilusiones.

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  2. Uuuuuuuuuy qué profundos nos ha puesto la tarde, Demiurgo! gracias por acompañarme
    =D

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  3. Esa seguridad de caducidad no la tenemos presente en cada traspaso, nos dejamos mecer por la certidumbre de que es un transito. Al fin esa es la realidad. La muerte dicen empieza el mismo día de nuestro nacimiento por lo que las mascaras tienen una importancia efímera. Un abrazo

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  4. Una magnífica exposición trascendental con la que estoy de acuerdo hasta llegar al punto de la muerte personal que siento como el final del individuo, si bien porque una personalidad desvanezca como antes lo hicieron sus actos, pensamientos y emociones no impide que otros tantos aún encarnados porten sus mismos estandartes. La casuistica personal no la valoro como la religión judeocristiana se empeña en recalcar.
    Me ha costado un enorme esfuerzo emocional nihilizarme y al mismo tiempo tener que mantener una vida física coherente y "racional".
    Este último pensamiento quizás se halla influenciado por mis conocimientos astrológicos, antes, hace más de 25 años pensaba como tu al respecto.

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  5. Qué interesantes resultan sus personales interpretaciones sobre el tema, chicas. Muchas gracias por compartirlas.

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