La vida nos habla a veces en otro
idioma. Uno totalmente extraño, que no comprendemos. Se esmera en confundirnos,
buscando sacudirnos con un lenguaje inusitado. Aún lo conocido se nos presenta
desfigurado, como si todo luciera distorsiones que no coinciden con la
perspectiva cotidiana a la que estamos habituados. Eso nos descoloca, nos
agrede, nos amarga, nos deja sin apoyo.
Luego de la primera impresión de
desconcierto solemos agudizar los sentidos para intentar reconocer algún gesto,
algún detalle de lo que antes resultaba ser refugio cálido y de repente resulta
ser incongruencia hostil, oscuro desengaño. Intentamos interpretar esa
colección de señales que aparecen de repente y para empeorar el estado de
conmoción, descubrimos que las mismas no surgieron de la nada y sin aviso,
sino que antes habían ya estado manifestándose sutilmente, sin que las
advirtiéramos.
Pensamos entonces que hemos sido
nosotros los discapacitados para notarlas, o quizás, las hemos negado
inconscientemente por temor a enfrentarlas. Sentimos que el mundo conocido se
deshace a nuestros pies. Se nos caen las certezas, se ponen a prueba nuestras
creencias.
Repasamos mentalmente una y otra
vez cada extraña sílaba que hemos escuchado en esa catarata de sonidos
aparentemente inconexos y poco a poco vamos re-interpretándolos. Lentamente
identificamos repeticiones y acentos, características que le dan marco y
estructura a eso que resulta ser un nuevo idioma, un lenguaje totalmente
diferente que ansiamos con desesperación comprender. En forma autodidacta vamos
desgranando las reglas que lo organizan y depuramos poco a poco su significado.
Con esfuerzo logramos desentrañar
lo que la vida quiso comunicarnos de forma poco habitual y llegamos a la
conclusión que, pese a la incomprensión inicial, las verdades estipuladas
siempre son las mismas, la esencia es inalterable y –consistente- se prolonga y
se mantiene. Lo que cambian sólo han sido las formas de comunicarlas, han
variado los códigos y los fonemas, pero los significados profundos siempre han
sido los mismos.
Nos damos cuenta que no había
razón para sentirnos fatalmente amenazados y lentamente el miedo y la
desorientación van desapareciendo. Los cambios no resultaron ser tan terribles
como habíamos creído en un principio y poco a poco, nuevos puentes de
comunicación van reemplazando a los ya caducos. Aprendemos, en definitiva, el
nuevo idioma, comenzamos a balbucearlo buscando lograr expresar la cualidad de
nuestros sentimientos, y poco a poco lo logramos.
A medida que lo practicamos,
desaparecen los titubeos y las dudas, se nos hace, con el tiempo, comprensible
y manejable. Hasta que un día, al fin, lo naturalizamos y con destreza lo
utilizamos casi sin pensar.
La vida siempre nos dice cosas.
Lo que pasa es que a veces se aburre de decirlas siempre del mismo modo y
decide un día ponernos a prueba enseñándonos nuevamente a hablar.
Más textos sobre idiomas, en lo de Juan Carlos
Me traigo la original manera de presentarme que ha tenido nuestro anfitrión, quien se ha tomado el trabajo de traducir a distintos idiomas el nombre de cada blog participante.
Me traigo la original manera de presentarme que ha tenido nuestro anfitrión, quien se ha tomado el trabajo de traducir a distintos idiomas el nombre de cada blog participante.
Qué buen texto Neo! Me gustó como lo fuiste llevando, reflexivamente, tratando de arribar a conclusiones. Y es que la vida, ciertamente, a veces cuesta ser descifrada en su esencia, nos cuestionamos muchas veces, buscamos explicaciones y respuestas. Tiene un idioma propio, el cual como bien dices, vamos aprendiéndolo en la marcha.
ResponderEliminarYa me extrañaba no encontrarte en la lista juevera... :D Buenas noches amiga, siempre un gusto leerte!
Gaby*
Cuanto antes entendamos el lenguaje de la vida antes dejaremos de tropezar. Un abrazo
ResponderEliminarMe ha gustado como has conducido este reflexivo texto Neo, así como su conclusión. Cierto que la vida tiene su idioma, una forma de hablarnos que en ocasiones nos descoloca totalmente, pero está en nosotros asimilar y aprender.
ResponderEliminarUn abrazo.
por eso mismo hay que aprender su idioma...
ResponderEliminarBesos.
Si la vida siempre dice cosas, muchas de esas veces las dice en un lenguaje oracular. Lenguaje ambiguo como el de Si cruzas el río, un gran imperio caerá; sin aclarar cuál será ese imperio.
ResponderEliminarOtras veces el lenguaje será rápido, como las legales de las publicidades, donde dicen las excepciones a las promociones.
No es nada fácil entender ese idioma, según nos vamos liberando del miedo a lo desconocido, a lo que vendrá y asumimos lo que, a su manera, nos quiere decir vamos creciendo en todos los sentidos.
ResponderEliminarBesos!!
Me has recordado la frase genial de Mario Benedetti:
ResponderEliminar"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, cambiaron todas las preguntas".
Ed cierto que a veces la vida nos descoloca en un lento proceso que no percibimos y nos parece que ocurre de manera repentina y, no es menos cierto, que recuperamos, nos levantamos, aprendemos los nuevos códigos y seguimos caminando.
Un fuerte abrazo.
Muy buena reflexión amiga. A muchos les tendrían que enseñar nuevamente a hablar , y así cambiaría su forma de pensar.
ResponderEliminarUn abrazo
la vida nos enseña poco a poco su lenguaje, sus formas de expresión, y el secreto para entenderla. Muy buen relato Mónica. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarA veces se hace difícil comprender el idioma de la vida, y eso que nos va dando señales todo el tiempo, pero parece que no las vieramos.
ResponderEliminarUn texto impecable y para pensar.
Un beso.
Una aguda y nada superficial reflexión Neo!
ResponderEliminarMuy introspectivo relato, Neo. El lenguaje de la vida es muy complicado, tiene la mala costumbre de dejarnos temerozos, y luchando para poder comprenderlo. =)
ResponderEliminarBesos
Excelente texto sobre el aprendizaje de lenguas con el que, como profesora de lenguas extranjeras te digo, estoy muy de acuerdo. A veces, sin embargo, y eso es también la riqueza de los idiomas, hay cosas que uno en su lengua, en su cultura, no ha nombrado ni visto... en su lengua no existen porque a lo mejor en su realidad tampoco. La vida entonces sí que nos confunde del todo.
ResponderEliminarPero cuando empecé a leer tu texto, me llevó este por otros caminos. Lo leí literalmente... "La vida nos habla a veces en otro idioma". La vida, no la gente, no los vocablos de un idioma... simplemente la vida. Lugares, gente, acciones, situaciones que llevamos viviendo años, de repente un día, por lo que sea (nuestras emociones, nuestros cambios vitales, nuestra maduración, enfermedades, etc), nos confunden, no podemos interpretarlos de la misma manera, no entendemos, o vemos significados nuevos, o leemos entre-líneas...
Tu texto da para darle vueltas y vueltas y en cada lectura sacar algo nuevo. Me gustó mucho. Gracias.
Un abrazo
Tienes razón y, mira, esta semana he estado en un curso sobre una nueva Ley y, practicamente, eso he sacado en conclusión. La nueva Ley dice cosas que son difíciles de entender, pero al final descubrimos que nada va a cambiar, salvo las formas en que senos presentará una misma realidad.
ResponderEliminarAbrazos, Neo.
Hola Neo!!
ResponderEliminarComo diría el Indio, "vivir solo cuesta vida"... La vida misma nos propone distintos lenguajes, en distintas circunstancias, que hay que aprender a leer e interpretar... Y, si es posible, asimilar al máximo sus enseñanzas.
Un beso grande!
RoB
Un largo y a veces tortuoso camino que lleva tiempo, golpes y paciencia, pero si uno está dispuesto a aprender.... pues tienes toda la razón: llegamos a aprender ese idioma.
ResponderEliminarTus reflexiones, son para quedarselas bien guardadas para cuando la impaciencia nos invade... Lo haré!!!
besos (dobles9
Cada vez que quedamos desconectados comienza un nuevo aprendizaje, así vamos superando dificultades y caídas, con cada nuevo vocablo comprendido, asimilado y pronunciado volvemos a estar en comunicación con el mundo, con su esencia.
ResponderEliminarUn beso.
Un buen, excelente texto, me ha encantado leerte y vaya que me has echo pensar sobre las distintas situaciones que me han pasado en la vida en que realmente creo no entender aquel idioma en que la vida me esta hablando en ese preciso momento... MIL FELICITACIONES REALMENTE UN EXCELENTE TEXTO
ResponderEliminarLa vida, muda, como las serpientes de piel y nos recicla en la percepción de la forma que tiene de comunicarse. Pero como con casi todo, el tiempo hace que le perdamos el respeto a las cosas serias, hasta que una nueva piel nos viste por dentro.
ResponderEliminarElaborado y reflexivo texto. Me gustó.
Besos
Quizá lo haga para que no nos estanquemos, nos hagamos cómodos, oigamos sin escuchar. Me pasa con frecuencia, el no entender lo que está pasando y me están diciendo y confieso que aprender el nuevo idioma cada día me cuesta más, pero supongo que es necesario para sobrevivir con cierto nivel de equilibrio.
ResponderEliminarUn beso
del
aire
Vaya, que bonito tu relato de este jueves, lo he leído dos veces seguidas y embobada, la vida nos habla, es cierto, y a veces no la entendemos y nos asustamos, aprendemos a vivir continuamente, compararlo con el idioma es genial y precioso, una metáfora perfecta!, me ha encantado tu relato, miles de besosssssssssssssss
ResponderEliminarYo diría que la vida para mí habla un idioma incomprensible la mayoría de las veces...
ResponderEliminarMuy buen relato, da que pensar!
Un beso