Dejo, antes de tiempo, un relato acorde a la convocatoria anual de Teresa Cameselle, el Halloblogween. Espero les guste.
ACCIDENTE CÓSMICO
ACCIDENTE CÓSMICO
Quizás por un accidente cósmico
que no lograba aún comprender, lo que antes resultaba ser normalidad para aquel
insulso muchacho, repercutió de repente, en lo que comenzaría a ser un ineludible
infierno.
No supo por qué, pero mientras
volvía caminando -como todos las noches- de su rutinario trabajo de oficina, empezó
a sentir que todo a su alrededor comenzaba a mutar hacia una realidad mucho más
siniestra, sobrecogedora, terrorífica.
Las ventanas de los edificios
parecían oscurecerse más de lo habitual, apagándose luego, una a una, las luces de los departamentos que
solían encenderse a esa hora, anunciando hacia el exterior el reencuentro
familiar.
Asomándose sobre el río, la luna,
dejaba de lado su acostumbrado velo amarillo para teñirse sospechosamente de un
rojo intenso que recordaba –inevitablemente- a esa luminosidad irreal y sanguinolenta
con la que suelen presentarla en las más tenebrosas películas. Todo parecía
confabularse para puntualizar los detalles de un terrible presagio.
Levemente primero, con más
evidencia después, los sonidos de la ciudad fueron desapareciendo de la
percepción del solitario caminante que, a esas alturas, descubría ser el único transeúnte
por aquellas calles, cada vez más extrañas e inhóspitas. Sin que lo pudiera
controlar, su corazón comenzó a acelerar increíblemente sus latidos, llegando a
una velocidad tal que –creyó- culminaría en un estallido.
La perspectiva de que pasara justo
en ese momento algún ómnibus que lo acercara
a su casa -poniéndolo a salvo de
lo que intuía y no lograba definir- resultaba ser totalmente improbable, por lo
que no quiso correr mayores riesgos aguardando a solas en alguna esquina y
prefirió acelerar el paso, llegando a un ritmo tan intenso, que le hizo sentir
agudos tirones en todos los músculos de sus piernas.
Al rato debió detenerse para
reponer fuerzas. Para colmo de males, un viento gélido comenzó a soplar desde
el este, haciendo aullar el follaje de los árboles como si se tratase de sollozos
de almas sufrientes que no encuentran su destino.
La luna se hallaba ahora en su
cenit, e inexplicablemente continuaba tan rojiza y enorme como cuando la viera
nacer sobre el río. Algo andaba mal, eso era evidente, e imaginar una a una las
posibles causas de aquella alteración desacostumbrada de la naturaleza, lo
retrotrajo inevitablemente a aquellas noches de su infancia en la que leía a
escondidas historias de terror, leyendas espeluznantes que le hacían temblar de
miedo hasta los huesos.
Un estremecimiento repentino fue
surgiendo desde sus entrañas haciéndole retorcer con fuertes espasmos y leves
gemidos. Cayó al suelo a consecuencia de una especie de latigazo que le azotó
sus piernas de improviso. Su boca se entreabría por el dolor mientras babeaba
copiosamente. Le ardía todo el cuerpo como si un fuego ancestral luchara por
quemarlo desde adentro. Intentó varias veces incorporarse, pero no lo conseguía.
De improviso, una silueta
pequeñita se fue recortando sobre el tapial de una iglesia. Con impreciso andar
una anciana mujer se dirigía, presurosa, a la que sin dudas resultaba ser su
casa, justo por delante de donde él se encontraba. Pasó a su lado sin
advertirlo, ya que durante su caída, el aturdido muchacho había quedado semi
oculto dentro del cerco perimetral de un jardín.
Un súbito impulso que no fue
capaz de controlar le hizo dar un brinco extraordinario sobre aquella mujer
indefensa. Sus manos, como garras expertas, se aferraron al cuello de la que
pasó a ser su víctima sin mediar palabras. Los ojos aterrorizados de la
escuálida viejecita parecían salirse de sus órbitas mientras, en vano,
intentaba gritar pidiendo ayuda. Nada pudo hacer mientras el otrora oficinista -ahora
ya transformado en sanguinaria bestia descontrolada- la destrozaba a
dentelladas, sin razón, culpa o miramientos… Simplemente porque algo desde en su
interior así se lo dictaba.
Detrás de algunas espesas nubes
de tormenta, la luna -único testigo de la inesperada masacre- se iba tornaba extrañamente
más rojiza, augurando ya sin dudas una interminable noche de sangre, misterio y
anómalas transformaciones.
Y tal vez no sea el único. Casi seguro habrá otros transformados.
ResponderEliminarLa luna no se muestra igual para todos. En algunos casos, como en tú terrorífico relato, hace estragos en la mente de un oficinista, arrebatando una vida para ver sangrar la luna radiante.
ResponderEliminarMe gustó mucho el relato, un abrazo.
Un relato excelente! Poco a poco vas creando esa atmósfera opresiva que nos va encaminado sin remedio a un fatal y terrorífico desenlace. Enhorabuena!
ResponderEliminarBesos
Un relato excelente
ResponderEliminarMe has captado desde la primera palabra.
Felicitacion
Un beso
Isa
Aaaaah, qué buenoooo.
ResponderEliminarMe iba achicando en la silla, escurriéndome en el asiento. Qué bueno. Ha sido un buen avance antes de meternos. Muy alto dejaste el listón :)
Muchas gracias a tod@s por sus amables comentarios. Me alegra que les haya gustado.
ResponderEliminar=)
La transformación del entorno al final condujo a la transformación del individuo. Nos llevaste sabiamente engañados hasta la aparición de esa bestia sanguinaria. Genial. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
!Ay! un relato verdaderamente terrorifico. Entretenido con mucho suspenso, que me llevo a un final escalofriante. Y como dijo Demiurgo, seguramente estaran por salir muchos más con ese accidente cósmico que transformó a tu protagonista.
ResponderEliminarBesos
Lo volvi a leer y vaya susto me pegue cuando salio la musica jajaja
ResponderEliminarExcelente tu relato Neogeminis. No te lo digo pero vaya escalofrio me he pasado
Un beso
Isa
Qué buena vuelta de tuerca le has dado a la historia, el que parecía la víctima propicia, se convierte en un monstruo inesperado.
ResponderEliminarGracias por tu participación en el HALLOBLOGWEEN.
Un relato que va derivando en una espeluznante transformación. Seguro que vibraciones cósmicas o alineaciones astronómicas extrañas, ejercieron su poder para llegar a tal fatalidad.
ResponderEliminarEse estremecimiento inexplicable del protagonista, lo trasladas al lector, provocando miedo y desconfianza. Quién sabe qué extrañas conjunciones pueden despertarse en la inmensidad del universo? Excelente Neo! Inquieta!
Besos!
Gaby*
No quisiera cruzarme en su camino, en qué bestia se ha transformado, y lo peor sin saberlo ni poder dominarlo.
ResponderEliminarExcelente relato Moni, va llevando al lector a un ritmo acelerado hasta ese final inesperado.
Un beso =)
Dicen que los cuentos de terror de la infancia marcan nuestra vida. Esta historia podría ser uno de ellos.
ResponderEliminarFeliz Halloween.
Muy bueno!
ResponderEliminarUna escenificación increíble...
Aplauso!
Mónica, me ha gustado esa evolución de la narración para llevarnos a que quién pareciese ser alguien abocado a ser atrapado por el terror, finalmente, resulta ser un personaje de lo más terrorífico.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
¡Menudo giro!¡Es brutal! Primero encandilas al lector para que se identifique con el temeroso protagonista y luego nos asestas un golpe en la nuca.¡Qué bonito!
ResponderEliminarMe encanta. Felicidades.
Qué vuelta de hoja más inesperada. La luna puede causar estragos, sobre todo a una mente perturbada. Muy buen relato. Un besin,
ResponderEliminarLala
Uno espera que el pobre oficinista sea engullido por alguien o algo, en esa atmósfera de terror que vas creando y resulta que es él ese alguien o ese algo. Muy bueno Neo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buena historia, consigues introducir al lector en un ambiente de suspense hasta el final, que bordas.
ResponderEliminarMe encantó!
Luna, locura, noche , sangre, victimas y letras rojas sobre fondo negro.....pánico desde el primer vistazo.
ResponderEliminarMuy bueno Neo. Un saludo.