Hastiado de ver que la inmoralidad y la deshonestidad se afianzaban cada vez con más fuerza a su alrededor sin que nadie hiciera nada para evitarlo, un buen día, por fin, se decidió y comenzó a hacer justicia por mano propia.
Primero empezó por los bravucones de la calle, esos que lo molestaban desde niño y más tarde, ya adultos, continuaron siendo una gran tortura para su pobre vida de hombrecito resignado y solitario.
Fortalecido por lo bien que se sintió detrás de esa primera matanza y alimentado por la impunidad que le aportara su perfil público de insospechable ciudadano sumiso y ejemplar, continuó ajusticiando a desgraciados de mayor monta sin que nadie sospechara su solapada actividad.
Ladrones, estafadores, asaltantes, asesinos, inmundos personajes delictivos que otrora se pavoneaban a sus anchas tanto a cara descubierta como protegidos por un despacho, gracias a la intervención decidida de su mano y su rifle vengador, pasaron a ser sólo oscuros recuerdos de épocas en que la injusticia y la maldad se desplegaban provocadora e impúdicamente.
A medida que sus incursiones vengadoras se volvieron más frecuentes, más agudos y exigentes se tornaron sus parámetros a la hora de catalogar a la gente. Aquél por arrogante, ese otro por envidioso, la de más allá por indiscreta...La cosa fue que con el correr del tiempo la mayor parte del pueblo cayó bajo la inquisidora acción de su violencia correctiva.
Nadie más que él mismo resultó apto a la hora de evaluar virtudes y defectos, acciones u omisiones. Hasta su insípida y melindrosa esposa fue ejemplarmente castigada por descuidar sus deberes hogareños y más tarde, también el que fuera su único hijo, por vago, desobediente y altanero.
Lejos de criar arrepentimientos o mostrar siquiera un gramo de sentimentalismo a la hora de los recuerdos, el despiadado justiciero no dejaba de felicitarse a sí mismo por su impecable tarea de limpieza moralista, aunque a esas alturas el añoso cementerio ya estuviera más poblado que las desoladas calles de su pequeño pueblo.
Eso sí, nunca dejó de demostrar fervor cristiano a la hora de honrar a sus propios muertos cada primero de noviembre, llevándoles perfumadas flores a sus tumbas y rezando, en sus nombres y por su salvación, dos ave maría y un padrenuestro.
Mas textos jueveros en lo de Charo
Me recuerda a algunos personajes de comic. Esos villanos que no reconocen que son villanos, sino que se justifican con argumentos.
ResponderEliminar¡Qué horror! se convirtió en el Angel Exterminador.
ResponderEliminarMe has recordado a esos ladrones de guante blanco que se permiten pedir bajadas de sueldo para los trabajadores, mientras siguen robando y dándose golpes de pecho en las iglesias, contritos tras tomar la comunión.
ResponderEliminarPerdón por la disquisición: me ha gustado tu relato.
Un abrazo.
Justiciero cargado de razones, según él... y de misa diaria como dice Mari Carmen.
ResponderEliminarUn beso!
Vaya justiciero! Se le ha ido un poquito la mano -tal vez su idea inicial no era tan mala, lo que no lo justifica- pero posesionado por ese afán de limpieza, pasó a convertirse en un juez sin más miramiento que su propio medidor de culpas, algo totalmente arbitrario e injusto. El final de tu relato termina siendo la muestra de que su estado mental estaba totalmente deteriorado, más allá que ante sí mismo, se veía como un ser considerado.
ResponderEliminarCómo extrañaba tus relatos!
Besos!
Gaby*
huyyyy......simplemente encantador, sabes cómo me fascinan este tipo de textos, cargados de una critica sutil hacia la religión y sus supuestos fieles creyentes, me ha encantado en la forma como nos vas encaminando, hasta hacernos reír a carcajadas de este humor negro que te has encomendado plasmar en esta entrada singular, encantadoramente armado, con ese sarcasmo fugaz que tienen muchos para señalar las formas curiosas de la humanidad, que muchas veces no merecen el cielo, me he sentido hasta identificado con el pobre hombre, que primero lo hace por plena justicia, y luego simplemente porque ya no tiene nada que hacer con su miserable vida, yo tuviera ese rifle también haría justicia..... besos!!!!
ResponderEliminarMe has recordado en tu relato al anterior presidente de la patronal española el cual era (supongo que sigue siendo) de golpe en el pecho y comunión diaria, pero que está en la cárcel por ladrón y defraudador. Pienso que nadie debe tomarse la justicia por su mano y que es peligroso eso de ser juez y verdugo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es curioso tu relato, en los dos primeros párrafos me siento un poco de parte del protagonista porque yo creo que cualquiera hemos sentido deseos de venganza alguna vez aunque no los hayamos llevado a cabo, pero a medida que avanza el relato, te parece un monstruo que se cree Dios y el final te produce un asco infinito.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Muchas gracias por participar
Un beso
Nadie, individualmente, estamos preparados para administrar justicia por nuestra cuenta. Siempre hay que fallar en base a juicios y dictámenes consensuada con otros.
ResponderEliminarun abrazo
Sin duda la indiferencia y el desprecio que padeció desde chico se tornaron esa fuerza que después no pudo controlar, para convertirlo en un ser que se creía omnipotente y capaz de juzgar y ajusticiar indiscriminadamente.
ResponderEliminarMuy buen relato y me impactó el final en el que se redimía rezando padres nuestros y ave maría.
Un beso!
Un día de estos, y ya lo verás, el personaje de tu relato se mirará al espejo y se ajusticiará a sí mismo...
ResponderEliminarUn beso
Cuando tu personaje comenzó a sentirse bien por lo que estaba haciendo, perdió la razón de ser, algún día llegara alguien que necesitando sentirse más héroe que el,sea más villano y terminara con su miserable vida.
ResponderEliminarSeguro que ambos comparten banco en misa de 7h.
Besos amiga.
He sentido escalofrío. Que horror. Feliz sábado.
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ResponderEliminarImpartiendo su propia justicia, según sus leyes y su moral.
ResponderEliminarMuy buen relato, para reflexionar.
Besos.
¡Cuánto rencor acumulado! Espiritu revanchista sin perder de vista su salvación eterna rezando... puf...¡qué nos protejan de los puros que son más temibles que los impuros!
ResponderEliminarUn cementerio bien terrorífico el tuyo pero que me ha dado pie para descubrir tu casa.
Gracias por tu visita :)
debió comenzar dando ejemplo y ser él el primer habitante del cementerio
ResponderEliminarHas conseguido que se le tenga un asquito al personaje...Un texto impecable Neo,creciendo a medida que avanzaba la historia. Me gusto mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Guuuaaauuu!!!
ResponderEliminarme has dejado impresionada excelente relato
Odioso personaje con un sentido de la justicia muy particular, eso si, lo del fervor cristiano me revuelve las tripas.
ResponderEliminarUn besazo
Este mundo plagado de injusticias y contradicciones... La mente, es un pozo insondable que puede fabricarse cualquier tipo de argumentos y excusas frente a los fines que se propone.
ResponderEliminarTu exposición impecable, lo deja en evidencia!!!
un abrazo doble, geminiana.
Vaya... ese estaba como una cabra!!!
ResponderEliminarEso pasa por ver mucho cine de Charles Bronson.
El relato es perfecto, te lleva con interés y sales sabiendo que has disfrutado de un texto medido y rico en matices.
Besos
Sencillamente, una perfecta metáfora de la actitud de quienes alcanzan el poder.
ResponderEliminarMe gustó volver a verte por los jueves.
Besos.
La doble vida de algunos personajes. Asesinos, que respetan solo a los suyos.
ResponderEliminarUn beso.
Le tomó gusto a la escopeta. Y es que no hay nada como creerse puro, limpio y sin pecado, y además pretender que los demás están llenos de faltas.
ResponderEliminarBesos
Salud y República
Buen relato, sobre un tema que me es recurrente.
ResponderEliminarTe has dado cuenta que la muerte es mas efectiva con los sueños, que con la gente?
Un abrazo.
Que bueno Neo! Me gustó muchísimo. Un texto entretenido y sin baches.
ResponderEliminarMe pareció buena tu forma de encarar el temas desde afuera del cementerio.
Abrazo!