sábado, 15 de junio de 2013

MÁS VALE TARDE QUE NUNCA...

Por razones ajenas a mi voluntad -y sí por el capricho de mi rudimentario equipo informático- no he llegado a tiempo para participar del encuentro juevero de esta semana. De todos modos no quisiera dejar de aportar algún texto a la consigna propuesta por San, ya que la temática de los secretos me resulta particularmente atractiva. 
Sepan entonces disculpar tanto mi anacrónica publicación como mis retrasadas lecturas de sus respectivos aportes jueveros. Me iré poniendo al día poco a poco.
¡Que tengan un buen fin de semana!

SOBRE SECRETOS GUARDADOS

A partir que alguien nos transforma en su confidente, esos secretos recibidos comienzan a ubicarse en nuestro interior luchando por no salir a flote sin pensarlo, ni con una palabra sospechosa, ni con un gesto, alguna mirada sugestiva o mediante algún silencio complaciente.

Uno se transforma entonces en guardián sigiloso de aquello que nos dieron en resguardo y el libre albedrío de nuestro accionar va perdiendo poco a poco espacio para moverse sin tomar precauciones, temiendo adentrarse en aguas turbulentas, buscando esquivar temas álgidos que acerquen involuntariamente la conversación a nuestro alrededor hacia aquello que juramos callar y que -sin haberlo buscado- debemos conservar guardado hasta la tumba.

Pero pensándolo bien, aquello que silenciamos quizás no sea sólo propiedad de quien nos lo dijo. A veces los secretos atañen también a otras personas, y con el correr del tiempo nuestro corazón puede irse planteando la conveniencia de hacer salir a la luz esa verdad o si en cambio resulta beneficioso seguir manteniendo sin alterar el equilibrio de lo que se ha asumido como cierto y –de romperse- puede transformar la concordia o la realidad misma de propios y extraños.

Llegado el caso que la muerte, por ejemplo, sobrevenga a quien nos confió su secreto en su momento, el final del compromiso asumido y nuestra propia conciencia nos pondrá ante la disyuntiva de terminar o no con aquella promesa que guardamos –fieles- por tanto tiempo. Truncada la vida de quien fuera confidente de aquello que ahora deja de ser su propiedad, nos hallamos frente a la responsabilidad de tomar una decisión: continuar callando lo que nos confiara quien ya no está, o calmar nuestra conciencia contando una verdad que sin duda modificará radicalmente la vida de un tercero.

¿Vale la verdad por sí misma o depende del bien que pueda causar?

Para leer los relatos jueveros de esta semana, visitar el blog de San

22 comentarios:

  1. Bien llegada Neo, te enlazo, esta estrada tuya no puede dejar de ser leida.
    Nos dejas una pregunta en el aire, responderla requiere pararse y pensar.Yo me quedo liada en ello.
    Un abrazo.

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  2. ♥♥♥Hola amiga querida, pasé por aquí a dejarte un abrazo, hace mucho que no me visitas :( espero que esté todo bien. Besos tu amiga Venezolana.
    ♥♥♥
    SOYPKS♥♥♥

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  3. Una buena manera de introducción a pensar, cuanto un secreto puede aliviar o perturbar. Me voy con la pregunta. Lo cual yo, realmente prefiero llegado el caso, no enterarme, no llevarlo, porque podemos estar al filo de que se nos escape.

    Un abrazo:)

    Pd.jeje que trabajito nos dan nuestras maquinas, eh!!

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  4. Resulta una duda que me recuerda a los secretos de confesión. Mi idea es que un secreto es sagrado siempre, salvo... si hay que romperlo para salvar una vida, entiendase vida del modo más amplio. Bss.

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  5. Muy buen planteamiento sobre los secretos, yo seguiría guardándolos siempre, a no ser que de él dependiera la vida de otra persona.

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  6. Dejas planteada una interesante pregunta y dificil de contestar. La respuesta depende de las circunstancias. Un caso aparte es el secreto profesional, como el de los psicologos con sus pacientes.

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  7. verdaderamenet que guardar aunque sea un pequeño secreto guarda una cierta responsabilidad y no solo por que aquella persona que te lo conto confía en ti, si no lo que realmente guarda y concibe ese secreto y lo que conlleva en cierta forma una causa y un efecto en tanto de guardar aquel secreto o de contarlo definitivamente cuando aquella persona que te lo contó muere

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  8. Un secreto es un secreto, salvo que se especifique que uno podrá andar contándolo a diestra y siniestra después de la muerte del confiador, creo que hay que guardarlo. Salvo claro que , como dicen mas arriba, involucre algún tipo de peligro para alguien. La verdad que ser depositario de ese tipo de secretos espantosos no es lo deseable. Que cada uno guarde los suyos y se haga cargo, sino es como echarle el fardo a otra persona en algún sentido.

    Mi máquina revivió un poco, asi que ya estamos en contacto nuevamente!
    Un beso y feliz día para Eduardo y José.

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  9. Yo, antes de hablarlo, en el momento en que alguien nos lo cuenta, le participaría la duda.
    Porque un secreto de otro, no nos pertenece. Quizá lo que debamos es persuadir al que lo tiene de que lo rompa.

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  10. Una reflexión más que interesante y muy bien planteada.
    Un secreto es sagrado, pero no debe ser fácil tener que decidir qué hacer con él en caso de que su revelación signifique algo importante para alguien que esté involucrado y pueda significar algo para bien.
    ¿nos quedamos reflexionando en ello? un fuerte abrazo!!

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  11. Yo, lo tengo claro. El secreto, lo es aún después de la muerte. Si difundirlo o no puede hacer bien, no es preciso esperar hasta tan tarde para contarlo, entonces puede ser tarde.

    Al margen de puntos de vista, tu texto como siempre es brillante y de una exposición detallada y lógica.

    Besos

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  12. Utilizamos muy a la ligera la palabra "secreto" y buscamos motivos para el escape de tal responsabilidad. Opino como Alfredo, a veces con la espera se llega tarde.
    Un beso

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  13. Pues por esas curisoas circunstancias del azar, el mejor secreto es el que se desvela después de los otros...

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  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  15. Es dura tarea ser la caja secreta de un secreto, pero una vez se admite ese papel (se es bien libre de no aceptarlo) creo bajo mi entender siempre subjetivo,que si así le fue confiado ha de serlo para siempre, terceros, segundos, primeros que puedan ser afectados para bien o para mal, vete a saber, permanezcan ignorantes y descanse en paz el secreto.
    Mejor tarde que nunca amiga Neo, siempre resultan muy intensas tus reflexiones, besito.

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  16. Es un poco lo que comentan mis compañeros, depende. Si con eso salvas la vida de un tercero, yo creo que sí lo haría. Pero la palabra dada es sagrada y si alguien nos confió un secreto de ese calibre, la muerte física de ese alguien no me parece motivo alguno para dar por finiquitado el compromiso adquirido.

    Un beso

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  17. Por ahora no tengo ningún secreto tan serio como para plantearme si debería contarlo o no cuando el contador se ha muerto. Con los secretitos pequeños, a veces prefiero que no me los cuenten porque a veces se me escapan sin darme cuenta...

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  18. Mónica, te estoy enviando mail a tus direcciones pero no deben estar llegando. Me escribes a elbalcondecas@gmail.com, por favor.

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  19. sí, vale, es un caso...es una de las posibilidades de los secretos: QUE ALGUIEN NOS LOS CUENTE PERO PARA QUE NO LO CONTEMOS...Y ESE CONTAR SÓLO O QUIZÁ CUANDO EL TIPO FALLEZCA...JODERSE, MÓNICA¡¡¡...
    sabes, los únicos secretos que acepto de tal magnitud son los míos propios...todos, absolutamente todos, tenemos algo que confesar. todos. pero todos, absolutamente todos, nos llevaremos ESE SECRETO A LA TUMBA. bien, estos son los únicos que acepto con la carga que tú propones...
    medio beso.

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  20. Del bien o del mal que pueda causar, porque si yo tuviera secretos de algunos y con ello les causara una gran urticaria por el tiempo que les durase la vida si lo confesase a otros, aparecería el bendito secreto hasta en todos los medios de comunicación, jajajaja! Y no es broma, jajaja!

    Un beso y cafelito.

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  21. creo que si el secreto involucra a un tercero, y si el tercero sufre por culpa de guardarse ese secreto, yo no tendría derecho a seguirlo ocultando, de alguna forma tendría que revelarlo, buscaría la mejor manera de sacarlo a la luz, buscando complices o simplemente escribiéndolo como un simple anónimo, porque al final de cuentas, tienes de derecho a guardar un secreto, pero no hacer sufrir a los demás por culpa de ello.....

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  22. Quizá las "verdades" estén sobrevaloradas, aunque los secretos, en definitiva, son silencios de acciones no muy recomendables, por eso no se cuentan...
    Creo que la verdad para un@ mism@ siempre.

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