Gira la cucharita en su tintinear dibujando el círculo que
esboza la espuma del consabido café. Ese que cada tarde en solitario bebe de
cara a la vidriera, como absorto, mirando a la gente pasar sin que ellos lo
adviertan. Desde su anónimo puesto de vigía en aquel cafetín mugriento, suele
imaginar la razón de esas prisas, los nombres de esos rostros, los amores ocultos
en esos corazones…
Su soledad y tristeza se disimulan, al menos por un rato, tras
el humo confidente de su lacónico pocillo.
Juguetea a veces garabateando con un lápiz las servilletas
de papel, intentando copiar algún rasgo prominente de quienes observa. Ese recurso
le ayuda para consustanciarse mejor con aquellos desconocidos a quienes contempla
y analiza..y envidia… aunque sin saber bien por qué. Quizás porque los imagina
vivos, ávidos, completos, interesantes…tan diferentes a él y a sus rutinas,
apáticas y previsibles… tan invariables como su café.
Más relatos con café, en lo de María José
Una triste existencia. Vive lo que imagina de los demás. Su soledad es lo peor que evidencia el relato, solo lo acompaña el café. El comienzo es atractivo y engancha, es como un ritual, hasta me pareció escuchar el sonido de la cuchara en la taza. Saludos Mónica! te repito las felicitaciones por el aporte
ResponderEliminarEse café en su cafetín de siempre, le proporciona la seguridad que necesita cada día para observar a los demás, sus vidas interesantes y apasionadas, que le invitan a recrear e imaginar cómo vivirán los otros... al fin y al cabo, todos coexistimos y sobrevivimos de un modo muy parecido.
ResponderEliminarUn abrazo escritora :)
Un café al que agarrarse...
ResponderEliminarLos sabores y sinsabores que hay detrás de una taza de café. Algo triste está este vigía.
ResponderEliminarBss.
La soledad triste aliada de este vigía, su vida tras el cristal le da su reconforte... Artista invalido de vida que se esconde tras los trazos de los que viven.
ResponderEliminarMe encantó, Mónica
Besos
No sé porqué, pero a mi me gusta el protagonista. Tal vez con su nostalgia, llegue a ser un buen escritor un día... y logre vivir muchas vidas inventadas en una sola. Preciosa historia, Neo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno! Me gustó mucho, saludos
ResponderEliminarQuien no se ha tomado un café, en parecidas circunstancias ?
ResponderEliminarReal muy muy real, me gusta Mónica.
Besos entristecidos
Un café, a veces, puede que sea la única compañía.
ResponderEliminarUn beso
Salud y República
En este caso, quizá el café le hizo de espejo. Me ha recordado, y no sé por qué, a la fuente-espejo de la dama Galadriel.
ResponderEliminarUn beso
Hay muchos tipos de café. El café de los solitarios y los tristes, sin azucar. El café de los amantes muy caliente. El café de los jóvenes, muy dulce. Todos hemos tomado alguna vez un café solos mientras veíamos pasar la vida.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Hola Moni!
ResponderEliminarUn reflejo de realidad en tu relato, me hace sentir identificado con el protagonista.
Un café, recuerdos, y la vida que no se detiene...
Beso grande!!
RoB
Tristeza y soledad, eso me ha inspirado tu hermoso relato, sentarse a observar cómo pasa la vida, cómo los demás la viven, como si le asustara entrar de lleno en su vorágine...
ResponderEliminarGenial, Neo!
Un beso
Saber observar, inventar, meditar, ver, mientras se toma un café en solitario, resulta una forma sensible, tranquila, profunda, de saborear la taza y la vida.
ResponderEliminarBesito con regusto a café del bueno como tu relato.
Un retrato de la realidad, lo puedo ver en cualquier esquina de la ciudad, tras el vidrio de la cafetería. Una soledad que envidia, quizás otras soledades concurridas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nunca nos podemos ni imaginar, la cantidad de historias y circunstancias que pasan por nuestros ojos tan sólo en un segundo de tiempo.
ResponderEliminarExcelente historia.
Un abrazo.
¡Cuánta cosas ocurren ante una taza de café! Estupendo relato, Neo. Hay algo tierno e ingenuo en el protagonista, aún no sabe que la vida ajena es tan cotidiana como la suya, o más; los otros ni siquiera imagina cómo es la de él.
ResponderEliminarUn besazo.
Es duro, cuando la vida nos convierte en meros espectadores. A veces ocurren esas cosas, el tedio gana... mas nos salva una taza de café, una servilleta y un lápiz, y cientos de rostros al pasar.
ResponderEliminarSería bueno buscar algún recurso más fuerte que nos saque a flote.
Excelente relato, donde plasmas la vida, dentro de otras vidas.
Besitos!
Gaby*
Cuando leía esta rico relato, me sentí embrujado por el aroma real de esa taza de café que a veces disfrutamos en esa sana soledad.
ResponderEliminarA menudo, al escribir, siento que eso va a ser especial para alguien, como que entro en su territorio y le hago un homenaje.
ResponderEliminarÉsta semana te vi muy Juji, muy observadora y ladrona de sentimientos.
Besos, Neo.
Cercano el personaje que dibujas, no es extraño tomar un cafe en la más absoluta soledad, imaginando historias para aquel que pasa frente a sus ojos. Historias que de seguro tienen poco de diferente a las de él.
ResponderEliminarAl fnal todos diferentes pero tan iguales
Besos.
Al parecer, su vida es monótona y rutinaria y le gusta observar a los demás imaginándose que las suyas son mucho más emocionantes, pero que no se lleve engaños, pues no todo es lo que parece... Un beso.
ResponderEliminarDe nuevo por tu casa, disfrutando de las cosas que nos dejas.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Radiografía de una triste soledad mitigada en parte por esa observación a hurtadillas de las vidas ajenas, parapetado tras la imaginaria muralla de una humeante taza de café.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Bebiendo a sorbos la vida, quizas negra, quizas amarga, recogiendo las sobras de los que estan al otro lado del cristal... Triste... pero ¿quien no, alguna vez ha sido el protagonista?
ResponderEliminarBesos
'el último café'
ResponderEliminar'garúa'
tantas veces inspirados por el aromático elixir
saludos
y a veces una simple taza de café suele ser la mejor compañía en la soledad de la rutina, que por unos instantes endulza amargamente la vida
ResponderEliminarHooola Neo, voy a comentar a FLIN y al hacerlo me sale BLOG PROTEGIDO, no me deja, ayyy, dulce amiga, espero que no me hayas censurado, jejeje, con lo que me gusta Flin y su cuaderno, su trazo y sus ideas. Besito con café.
ResponderEliminarEpaaaaaaaaaaa Moni, solventado, a la tercera me dejó sin salir el letrerito, no me hagas caso que ando con el blogguer luchando, peleando y por ahora gana él.
ResponderEliminarBesito y disculpas.
Unoa veces hace periódicamente los mismos recorridos, y pasa por montones de vidrieras. Muchas veces piesno en la gente que pueda estar detrás.
ResponderEliminarSi reconocen alos camianntes habituales, si les interesa. Que puedan pensar...
El tipo del texto no está muy conforme consigo mismo, ni con su realidad mediocre, pero vaya a saber que imaginan a su vez otros observadores, cuando lo ven pasar por la calle.
Saludos
Y esta vez la taza de café que nos hace compañia, que nos ayuda a mirar otras cosas que no sean nuestras propias miserias.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Muchas personas, a veces el único momento que tienen en "compañía" es ese café que toman en cualquier cafetería, esos instantes de charla con el camarero, a veces son las únicas palabras que cruzan a lo largo del día, suena triste, pero es real para muchos. Ojalá y un día les cambie su suerte.
ResponderEliminarMe gusto mucho Mónica. Besitos.