Para este encuentro juevero no he podido recurrir a contar algo sobre fiestas locales de mi ciudad, ya que casi nada tenemos por aquí que sea tradicional y merezca contarse. Al menos, a mí no se me ha ocurrido, por lo que otra vez recurro a la ficción para aportar a esta nueva convocatoria.
LA FIESTA DE MI PUEBLO
No hay casi nada en este pueblo. Apenas unas casonas
blancas, un molino y un río que según la época, más parece arroyo. El bosque,
alrededor, demarca con precisión lo que es dentro y afuera a la hora de hacer
recuento, y hay más gente durante el día allá en el campo que andando por sus
callejas de sombra y piedra.
Las aspas del molino, en su rotar perpetuo no detiene su
marcha ni su queja más que cuando el frío alcanza a trasmutar en hielo su fluir
de aguas.
La gente aquí es silenciosa, temerosa de todo y bien
discreta. No gusta de jolgorios ni de festivales que alegren un poco el
transcurrir monótono de sus días. No saben de bailes ni de música ni de competencias
entretenidas. Nunca han puesto excusas para divertimentos. Ni en grupos ni en
familia, parece que aquí las fiestas nunca han sido bienvenidas.
Si fuese quizás la causa de tal frugal modo de vida alguna
relación marcada con costumbres, religión o doctrina, uno quizás lo aceptaría
como argumento válido, o al menos, lo comprendería. Pero no hay, al parecer,
norma alguna que regule la distensión y el festejo ni ponga límite moral a lo
que en tantos otros pueblos sirve para la interacción y el encuentro, a la vez
que reafirma año a año la identidad colectiva.
Ha sido por esto, por conmiseración quizás con todas estas
almas ateridas que este año he propuesto a mis amigas celebrar aquí nuestro encuentro
anual. Llegarán ellas de todos los otros pueblos, de los más recónditos puntos del
mapa para sumarse con su presencia a lo que será una ceremonia inaugural. A
partir de ahora podrá decirse a ciencia cierta que este pueblo tendrá también
su fiesta tradicional, su festejo característico.
He propuesto que la reunión mayor sea en el bosque, en medio
del claro principal muy cerca del desvío del río, allí donde el crujir del
molino añade a la negritud de la noche su crac crac característico. Allí abundan los
sapos, ingrediente sustancial para el inicio del rito. Crecen robustas –según
lo he comprobado- también allí la mandrágora, setas varias y muérdago cetrino.
La belladona aroma con su encanto toda la ribera oriental del río, por lo que
conviene que la procesión final se traslade hacia allí con sus antorchas
llevando la leña para la fogata, el incienso, los brebajes y las unturas. Allí
los asistentes entonarán con alegría sus cánticos bañándose en los rayos de la
luna llena y en el momento final, la meiga
principal montará el macho cabrío dando así oficialmente iniciado el aquelarre.
Un pueblo que no baila ni canta... un humano que no sucumbe ante la música y la alegría de la reunión, amerita que alguien más lúcido y lúdico, hago algo y ya! Bien, entonces por ese primer escalón para instaurar una tradición.
ResponderEliminarabrazos fiesteros (en su mejor acepción y sentido)
Hola Neogéminis:
ResponderEliminarPues ve diciendome donde queda ese pueblo calmado, que estoy que pido el traslado...ya en mi relato vereis porqué...
Besos
Wendy
Estupendo relato...me ha gustado sin duda, un placer leerte, Neo.
ResponderEliminarbesitos gitanos
¡Que así sea! Y yo, me apunto a la reunión y me desmarco del pueblo ese tan lúgubre.
ResponderEliminarBesitos.
Como dice Cass, es casi inherente al ser humano cantar, bailar, festejar las cosas buenas...desde tiempos ancestrales, desde que el hombre descubrió el sol, la luna, la lluvia... Habrá que hacer algo, desde luego--- Besitos, querida amiga.
ResponderEliminarNo soy de festejos pero si de demostrar alegria cantar y bailar a la luz de la luna, vente para acá, que por falta de fiestas no será y si es por dartelas a conocer soy capaz de volver contigo a la calle del infierno para subir en la atraccion mas alta y ver desde arriba la ciudad, comprar algodon dulce para pringarnos las manos y acudir a algún concierto de moda a gritar como locas. Un besito guapa.
ResponderEliminarEn mi ciudad porque aqui no podemos decir que es un pueblo..hay cada semana fiesta vamos la que hacen los turistas menudos jaleos nos traen a los que vivimos en esta parte turistica.. ja ja ..
ResponderEliminarBesitos
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ResponderEliminarBueno, son gentes tranquilas, que no les gusta el follón. Vosotras con vustro aquelarre pondréis un poco de marcha que buena falta les hace.
ResponderEliminarUn abrazo
Aguante el aquelarre! Pero nada de sapos por favor, o en todo caso se encarga ud de esos bichos.
ResponderEliminarBuen relato para suplir la falta de fiestas populares (que parece somos las únicas que no habemos nada para contar)dan ganas de trepar a la escoba y salir para allá.
besos!
meigas orensás??
ResponderEliminarmuy buen relato, disfrutable
saludos
Y la fiesta se convertirá en tradición y cada año se celebrará y se hará más y más popular, habrá comida buena y fuegos artificiales. Con el tiempo, la gente se preguntará ¿Cómo sucedió aquello? ¿Cuándo comenzaron estas fiestas? Y dirán :"Fue Neogeminis", y la hará patrona del lugar, protectora de los bloguers... y cuando cierren un blog, los pobres mortales te pondrán una vela sobre su ordenador...y así siguió hasta que la bloguerizaron. Jajajajaja!
ResponderEliminarMe está afectando el café...
Un beso.
Magnífica opción crear la fiesta ad hoc para cada cual. Hasta un punto me has hecho pensar en los encuentros jueveros, jaja. Luego, a partir de un punto, ya no.
ResponderEliminarBesos.
Bonito relato.Descrito con una gran sencillez y armonía.
ResponderEliminarSaludos.
Que comience ya el aquelarre...
ResponderEliminarSerá una bonita fiesta de brujas, a la que me apuntaría gustosa.
ResponderEliminarUn relato estupendo :)
Un abrazo
Lola
Nunca he asistido a un aquelarre, así que pásame la fecha, que me apunto a llevar un poco de diversión a ese pueblo que parece algo anquilosado.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Donde queda ese pueblo? me parece hasta romántico caminar por sus bosques. No dejes de pasarme la dirección y la hora del encuentro. Una festividad así es para estar presente.
ResponderEliminarMe encanto.
Un abrazo.
Me encantaría ver el aquelarre por un agujerito. Eso sí, sin que se enteraran.
ResponderEliminarOriginal y bien escrito, como siempre.
Un beso
Salud y República
sólo quedan 6 días para la luna llena, seguro que por ahí anda la fecha no? jajaja. Genial como siempre NeO. Ponche de besotes ; )
ResponderEliminarVOY VOLANDO!!!!!!!!
ResponderEliminary dejare mi melena al viento, me pondré mi mejor traje negro y danzare alrededor de la hoguera.
Saciaré mi sed con tu pócima mágica y surcare con mi vuelo, la noche oscura en compañía de mis cientos de búhos y lechuzas.
Esta si es mi fiesta Neo !!!!
Besos feriantes
Si allí no hay una fiesta que sobresalga habrá que inventarla ¿no? o al menos eso creo yo. Siempre vienen bien unos días de descanso para pasarlo bien y desconectar con la familia y los amigos y también para bailar y disfrutar de la música. Por otro lado, siempre te queda la opción que comentas, montar tu propia fiesta a tu manera, así seguro que no fallas. Un beso.
ResponderEliminarAquí acabamos de salir de unas fiestas tremebundas como las fallas. Las que tu propones comparten con aquellas ritos como el del fuego y la adoración.
ResponderEliminarDe lo que estoy seguro es de que ambas te nublan todos los sentidos.
Un abrazo
El pueblo que vive...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Y como dice Veronica, te nombraran patrona del lugar jajajaja. Yo tambien quiero ir a poner un poquito de alegria al claro del bosque ¿se admiten gitanas?
ResponderEliminarUn besazo
Pues no me queda más que aplaudir tu idea de convocar, en ese pueblo que no tiene excusas para divertimentos, la reunión anual con tus amigas. Por algo se empieza y, ¿quien sabe? a lo mejor a esos vecinos tuyos acaba gustándoles la música y el baile en medio del bosque.
ResponderEliminarNi que decir tiene que espero la reseña del encuentro...
Un abrazo.
Maat
¡Cómo me gusta tu relato Neo! ¡Qué contraste ente esa gente gris, oscura, temerosa y esa mujer y su alegría y su color, su decisión! ¡Y la fiesta que nos propone! Ay, brujita! Me apetece adentrame en ese bosque, oler a tierra ya belladona, cantar a la luna llena... Celebrar la amistad entre mujeres.
ResponderEliminarBesos
Triste pueblo,vaya que si, menos mal que inicias la tradicion, porcierto ¿has provisto de suficientes escobas?
ResponderEliminarUn beso
Bueno, nos vamos de fiesta? Yo me apunto, ehh? y de momento sacamos de tristezas al mas pintao...
ResponderEliminarBromas aparte, creo que como muchos han dicho el ser humano necesita festejar y para eso si hacen falta se inventan.
Besos!!
Pues si no hay fiesta se inventa, se crea y a divertirse toca. Yo me apunto, anota la dirección exacta.
ResponderEliminarUn beso Neo.
Que mejor fiesta que un aquelarre!!! Con todos esos misterios y esos conjuros que conocemos las brujas jajajaja
ResponderEliminarUn relato genial Moni :)
Besitos
Buena idea Mónica. ¿Cómo crees que surgieron las demás fiestas en el resto de la tierra?
ResponderEliminarTiene que haber una primera vez, tímida, titubeante, iniciada desde la minoría, pero con la ilusión del encuentro.
Encuentra ese lugar en el llano del bosque y llama a celebración... ¡¡Acudiremos!!
Besos
una belleza monica... sin dudas, realmente carecemos de fiestas... quizás por nuestra fiesta sea la "no fiesta":... no lo sé... ya creo que no somos de fiestas poopulares fuertes, al contrario somos de fiestitas aisladas. un beso!
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