Cuando era pequeña creía tener el poder de apropiarse de parte del pasado y la belleza de las cosas a través de su íntimo contacto, paladeando el disfrute inmenso que le proporcionaba el sentirse dueña de algún objeto al que considerara especialmente cautivante. Era como si el objeto le transmitiese lo que permanecía en él y buscaba ser revelado.
Podía tratarse de un reloj roto, una porcelana cachada, un solitario tenedor descartado con primoroso repujado de flores…no existía algún rubro especial de antigüedades que poseyeran este mágico sortilegio. Tanto podía tratarse de un trozo de papel, algo de ropa, alguna artesanía, añejas fotos. Lo importante era que llamara su atención apenas lo mirara y en su contacto y con el preciso recorrido de dedos y ojos dejaba entonces que aquel pedazo de pasado sostenido le fuese compartiendo sin apuro lo mejor que le tocó atestiguar: antiguos cielos, viejas estancias, caricias de desaparecidas manos…
A medida que fue transcurriendo su propia vida, y luego de un largo período casi enfermizo de acumulación compulsiva que logró alterar su sana vinculación con el presente, ella fue comprendiendo que aquella magia sin igual que apreció desde pequeña, no radicaba al fin en los propios objetos. Logró comprender que resulta ser el sentimiento que nosotros ponemos en ellos –y no a la inversa- los que los hace importantes, valiosos, indispensables, otorgándoles así esa belleza intrínseca que los hace irreemplazables.
...más relatos en lo de Sindel
Lindo relato Neo, ese sentimiento que se le pone a las cosas y le damos vida, solo esta en nosotros...que como juego esta muy bueno.
ResponderEliminarLos recuerdo de lo vivido tiene otro sentimiento.
Un abrazo.
Algo tarde quizás, pero al fin comprendió que no son los objetos, sino el sentimiento, el alma, las circunstancias vitales en que esos objetos se incorporaron a nuestra existencia las que los hacen importantes para nosotros.
ResponderEliminarComo siempre, magníficamente planteado y desarrollado.
Un abrazo.
Claro, el objeto tiene el valor del sentimiento, sino da lo mismo esta taza que aquel plato o incluso da lo mismo que ese valioso anillo de diamantes. El valor está en el recuerdo que encierra el objeto.
ResponderEliminarTal y como lo expresó ud en su bello texto.
besos nostalgiosos
¡¡¡Eso es!!!, Neo, lo has descrito a la perfección, ahi, y sólo ahí reside el verdadero valor de los objetos, en lo que cada uno pone en ellos, eso es lo que percibía de niña, sentimientos!!!, puede que la magia sea eso, poder percibir todos esos sentimientos, me ha encantado, miles de besosssssssssssssss
ResponderEliminarHola, ola de mar..
ResponderEliminarAsí es! Los objetos, adquieren las propiedades nuestras, y también el valor y la mirada que les damos. Por eso a veces, también tenemos un objeto especial, que luego ya no lo es tanto, no porque no valga, si no porque queremos distinto o vemos distintas las cosas. Yo suelo guardar muchas cosas, pero cuando un día veo que ya no recuerdo porqué están ahí, las tiro, porque sin el sentimiento que me hizo guardarlas, ya no tiene sentido. Siempre lo despido con cierta pena, por no recordar o por no sentir lo mismo, pero en fin...
Un beso
del
Aire
Encontrar el valor justo de los objetos es fundamental. Ningún valor tienen si estos no están impregnados de algún recuerdo de un suceso o de alguna persona.
ResponderEliminarNo son los objetos si no el recuerdo que llevan atrapados en su interior lo que los hace importantes.
Muy buen relato Neo, me ha gustado mucho.
Un abrazo
El objeto representa algo.
ResponderEliminarEso es lo que amamos.
Buen relato.
Un abrazo.
me vas a permitir una crítica, ta?
ResponderEliminarse trata del final...moooonicaaaa¡¡¡
nooooo¡¡¡
jaja...intentaré explicarme...
el texto, en su inicio es MARAVILLOSO. tan maravilloso que ya tenía yo prepaardo mi comentario... JUSTO TU FINAL¡¡¡...
incluso me iba a ir por los cerros de úbeda...iba a salir con que ayer había visto un documental a cerca del tiempo, ese entendido como 4ª dimensión...ese tiempo que pareciera que sólo va en una direción, cuando en realidad puede ir al futuro y al pàsado...sería como...jajaja...el caso es que en tu inicio del jueves trastocaste...no, esa no es la palabra...
ea, mira tú por dónde, el símil del tiempo me valdría para hacer el comentario, ahora ya tomándolo enterito...
pero prefiero trasmutarlo, es decir, las cosas transmiten algo al individuo y este transmite a las cosas sus sentimientos..
joderse, mónica, o me stoy volviendo medio tarumba o lo parece...
al final, a parte de destacar tu inicio de texto, hasta me he divertido...
medio beso.
Lo que me sugiere tu relato es: perfecto. Cualquier idea que se me ocurre ya la has dicho.
ResponderEliminarDescribes esa magia que se ve en los objetos, a veces sugieren ternura (recuerdo los de casa de mi abuela) y verdaderamente, la ternura no está en el objeto, sino en quien a su través nos viene a mente.
Besos, Mónica.
Así es Neo llega un momento en la vida en el que descubres que los objetos no son nada si nosotros no los llenamos de valor.
ResponderEliminarNi una linea más has necesitado para describir tan bien como lo has hecho.
Un abrazo.
Es cierto Mónica que uno a veces genera vínculos y sentimientos con ciertos objetos, no importa si son de valor o algo insignificante, eso se lo damos nosotros.
ResponderEliminarHermoso relato amiga.
Me quedo pensando que mi relato quizás los hayas leído antes en "Mundo Palabras" porque en otro lado no lo tengo publicado. Fue un ejercicio de taller literario, y me pareció que estaba justo para la consigna que había propuesto. Sacame la duda porque me preocupa que esté publicado en otro lado donde yo no lo haya subido.
Un abrazo y gracias por participar!!!
Completamente de acuerdo en lo que dices Mónica, los objetos tienen el valor sentimental que les damos y que se han ganado por distintas razones, circunstancias.
ResponderEliminarPor eso conservamos desde el anillo de de nuestra mamá que heredamos con mucho dolor-por lo que significa- a aquella caja de cartón de bombones que me regalaron cuando era niña y en ella guardé las felicitaciones de navidad.
Un beso.
Gracias Mónica, que despistada soy, pensé que nunca lo había posteado, bueno por lo menos me quedo tranquila, jajaja
ResponderEliminarUn abrazo.
El apego sigue a la transferencia?
ResponderEliminarO es a la inversa?
O depende del objeto?
O del deseo?
Felices recuerdos =)
Un excelente relato que primero me atrapo en la magia que suelen tener algunos objetos y que quizás tal vez como dices nosotros mismos le damos ese alo de magia sencillamante por el momento o el instante en que se presentaron en nuestras vidas
ResponderEliminarPrecioso relato niña. Todos tenemos esa capacidad de percepción, aunque no todos son conscientes de ello.
ResponderEliminarBesitos cielo.
Por cierto, la foto de navidad es muy bonita, lastima que no este yo, la hubiese puesto en mi bloc.
ResponderEliminarBesos
Cierto Neo, no es el objeto en sí, es lo que nos representa cada uno para nosotros.
ResponderEliminarA veces la acumulación resulta excesiva, o pequeño el espacio, o un cúmulo de trastos tan amontonados que nos quitan el aire.
Sin embargo es cierto que al intentar abrir espacio, al querer seleccionarlos, ellos parecen hablarnos, remetirnos a lo que nos significan y la verdad, es doloroso tirarlos.
Besitos
Pues sí, lo importante no son los objetos, sino lo vivido con ellos y eso queda en nosotros.
ResponderEliminarUn beso
Salud y República
El poder de la evocación de un objeto es inmenso, en eso radica o no su valor, en todo caso.
ResponderEliminarHay todo un aprendizaje descripto en tus palabras, ese que debemos hacer en la vida misma...
besos dobles y mi respetos a tan inspirado texto, que destaca algunos valores que debemos tener presente siempre.
exacto NeO, el apego que tenemos a los objetos es directamente proporcional al sentimiento que hemos dejado en ellos. Un besote
ResponderEliminarDesde luego, está en lo que representan para nosotros; pero que bonito sería si cuando tocásemos esos objetos, parte de lo vivido por el llegara claro a nuestra mente.
ResponderEliminar¡Ay la niñez! que bonita época
Un abrazo
Muy cierto que los objetos son la excusa para reflotar los recuerdos o algo así de almacenar el contenido emocional de lo vivido en algo material. Me gustó mucho tu relato, un saludo desde Uruguay
ResponderEliminarA lo largo de una vida, por mucho que hagamos limpieza, se acumulan muchos...sentimientos. Qué le vamos hacer, es parte de ella. Un abrazo
ResponderEliminarEl poder de los objetos para evocar vívidos recuerdos. Un túnel del tiempo, aquello que nos hace sentir y recordar lo que alguna vez quizá fuimos.
ResponderEliminarAcaso imposible.
Gracias, Neo, por los hermosos sentimientos que despiertas.
Y un afectuoso abrazo.
No tengo ningún apego a los objetos, pero sin embargo conservo con mucho cariño un anillo que hizo mi padre cuando era joven, mucho antes de conocerme (sonrío). No guardo el objeto, con él (aunque no hace falta por supuesto), guardo la memoria de mi padre. Eso si, casi ninguno más.
ResponderEliminarSI bien un cachito tarde... monica... tus relatos siempre me sorprenden... tienen la magnitud justa, las palabras adecuadas... ah... los disfruto con unos buenos mates... que lindo placer eh... un beso!
ResponderEliminarMuy lindo relato.
ResponderEliminarY es cierto eso, nosotros somos los importantes, no los objetos, y valemos más que ellos.
Saludos.
Eso se llama PONERLE ALMA!!
ResponderEliminarme encanto.
Un abrazo especial.
Tere.
A veces situar un pequeño objeto es la única forma de tener un hogar propio.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue razón llevas. Creemos que guardando objetos no vamos a olvidar los detalles de ese pasado nuestro que atesoramos como algo magnifico y sin embargo esos están ya con nosotros.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besitos amiga
Creo que llevas razón, son lo que significan para nosotros lo que les da valor. Sentimientos y vivencias...
ResponderEliminarBesos
Efectivamente, el valor de los objetos a los que tenemos cariño va más allá de lo material, su verdadero valor radica en el aspecto sentimental que les acompaña y por eso nos cuesta tanto deshacernos de ellos o incluso no lo hacemos nunca. Ese tipo de objetos, definitivamente, no tienen precio. Un beso.
ResponderEliminarPorque detras de cada objeto hay una vida o un trozo de ella, un sentimiento, muchas ventanas abiertas a la fantasia de lo inservible....asi se magnifica lo útil y lo inútil cuando pasan por las manos de todas las edades.
ResponderEliminarUn beso
Creo que lo importante es lo que dejamos de nosotros en lo objetos y por eso no queremos desprendernos de ellos, sentimientos, vivencias, experiencias, cualquier cosa.
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