Desde el principio de los tiempos, desde que el primer ser humano se alzó sobre la Tierra, ha habido un ejército de seres maléficos intentando hacer sucumbir a la humanidad hacia los abismos de la perdición en donde ellos reinan.
Quizás por celos, quizás por pura maldad o quizás para su propio disfrute estos demonios han venido intentando tensar los hilos de las debilidades humanas para precipitarlos hacia un fin que quizás esté pronto.
Entre las malsanas propuestas urdidas por las fuerzas demoníacas para acelerar el final, quizás los que más temprano se han pretendido utilizar para exterminarlos han sido los desastres naturales. Tormentas, terremotos, ciclones, inundaciones…una y otra vez han asolado los rincones de la Tierra buscando amedrentar a la humanidad en su impotencia por dominar la violencia de la Naturaleza, pero lejos de ceder en la lucha, las gentes que padecieron semejantes azotes vieron fortalecidos sus espíritus luego de los primeros momentos de espanto y desolación. Con increíble persistencia los intentos de sobreponerse han tenido siempre buenos frutos, mejorando su tecnología, agudizando sus capacidades predictivas, despertando el ingenio para minimizar los riesgos.
Como era de suponer, con el tiempo, surgieron nuevas tácticas de exterminio entre los ingeniosos demonios, quienes, apelando a lo más bajo de los instintos humanos, hicieron de las guerras su más efectiva arma contra su propia especie. Primero resultaron ser tribales, luego religiosas, más tarde como excusa de dominación imperial. Nacionalismos, supremacías, odios ancestrales, luchas fratricidas, acciones preventivas y antiterroristas, enfrentamientos por el control de fuentes energéticas…todas las formas posibles de violencia bélica han sido manipuladas por las huestes infernales buscando desatar en el espíritu humano la barbarie descontrolada que lleve a hombres y mujeres a un pronto final.
Es cierto que en esta instancia las fuerzas del abismo han estado muy cerca de lograr su objetivo, pero, pese a sus enormes esfuerzos, siempre ha habido hasta ahora un gran caudal de humanos pacifistas por convicción que se siguen encargando de torcer el rumbo de lo que parecería ser un final predecible.
Por ello ha sido que también se han venido ensayando otros artilugios para acelerar el final de los tiempos: la estupidez humana les ha venido facilitando las cosas al dejarse llevar por el desenfreno de la explotación y el despilfarro de los recursos naturales y nunca antes como ahora la Tierra ha estado al borde del colapso ecológico debido al desequilibrio al que los seres humanos la han venido sometiendo. Pese a haberse puesto a festejar con antelación, los diablos exterminadores no se hallan tranquilos aún, porque han visto con inquietud que las nuevas generaciones humanas vienen trayendo algo más de conciencia ecológica que sus antepasados y temen que sea esto suficiente como para frenar lo que en sus ansias de victoria ya daban por sentado.
Dicen que, entre las innovaciones estratégicas que aportan los nuevos integrantes de las huestes infernales, hay algunos recursos que suenan muy prometedores: ellos apuntan a destruir la semilla de esperanza que anida en los corazones humanos, ese último baluarte que sobrevive aún en las circunstancias más adversas y que se ha venido encargando hasta ahora de hacerle sobrellevar a la humanidad los más terribles castigos, las más despiadadas guerras, los más difíciles trances que como especie viene soportando.
Aseguran los demonios más entendidos, que, de ser posible semejante logro, si consiguen de una vez por todas erradicar ese espíritu de ilusión y utopía, será cuestión de esperar muy poco tiempo y entonces sí, por fin, después de tantos siglos, el pronto final de la humanidad estará asegurado.
Más historias del Fin del Mundo, en lo de San
Y si fuera verdad, sería solo el fin de nuestro mundo...
ResponderEliminarBesos.
Pues sí, se empeñan y con sus colaboradores puede que lo consigan. El peligro mayor, sobre el que prácticamente no se hace nada y es irreversible, es la destrucción del planeta, con el cambio climático y todas las barbaridades que se comenten. Este puede ser el final. De momento ya se han conseguido destrucciones irreversibles.
ResponderEliminarBesos
Salud y República
No veo demonios malignos, veo al mismo ser humano desde siempre, esos demonios no tienen cola ni cuernos.
ResponderEliminarAlgunos de ellos se empeñan en hacernos creer que los desastres naturales son un castigo divino, esa es otra forma de dominación.
Algunos se afanan sin escrúpulos en destruir el planeta para su beneficio inmediato...en definitiva, existen ángeles humanos honestos, anti bélicos, concienciados a favor de la natura, existen molestos, díscolos, inconformes...¿quién ganará esa batalla en la cual nos jugamos el planeta?
Besitos muchos.
Eso es, fin de la libertad de pensamiento = fin del mundo. Cuando nos pongan un chip en el cerebelo para controlar nuestros pensamientos, se acabó lo que se daba.
ResponderEliminar¿Sabías que quieren poner células de rata en los aparatos tecnológicos para que tengan "uso de razón"? Pues sí, ya está hecho aunque tardemos años en verlo.
Beso.
Si la maldad desplegada, no es eliminada por una buena semilla, entonces si te diría que estamos casi enfrente de la misma profecía, que irremediablemente fue escribiendo el mismo ser.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarSin esperanza sí que estamos acabados.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, hasta aquí he llegado atraido por la propuesta de San sobre las Profecías del fin del mundo.
ResponderEliminarEs verdad que parecemos empeñados en terminar con nuestro mundo. Desastres climáticos, virus, guerras, etc. etc. Si fuera que tenemos una casita en el campo donde retirarnos, pero sólo tenemos ésta y parece ser que no la queremos lo suficiente.
Buena reflexión
Saludos
Entre angeles y demonios anda el juego ¿quien ganará?
ResponderEliminarAl menos Neo ese grupo concienciado en salvar este mundo existe, su trabajo fructificará, ya hoy es más ruidoso.
No quiero perder la esperanza.
Un besote.
Como dice Natàlia los demonios que nos acechan somos nosotros mismos. El ser humano es destructivo y egoísta.
ResponderEliminarSe siente endiosado y pretende controlarlo todo, especialmente a todos los que no piensan como ellos.
Un beso.
Espero que no se salgan con la suya y que poco a poco las conciencias humanas despierten y se encarguen de acabar con esos malditos demonios que sólo desean nuestra destrucción.
ResponderEliminarUn abrazo
Querida Neo , magnifica y trabajada tu entrada, racionalizas el final haciendo ver a quien te lee que mientras existan Mónicas ,los llamados maléficos no tendrán nada que hacer jeje, siempre el bien contra el mal pero es cierto que si entre sus nuevas técnicas está afectar a las semillas, vamos de cráneo, entonces si acabaremos con el planeta. Debiéramos empezar con la cadena de favores, cada uno en su terreno, el conductor, el médico, el funcionario, el maestro, quizás con una buena actitud hacia los demás, una disculpa o un por favor y un gracias ¿por qué no? quizás seamos capaces de contagiar algo independientemente de inculcar en nuestras semillas comportamientos altruistas, amables, generosos vigilantes del medio ambiente, haciendo que nuestras semillas sean unos guardianes a ultranza de todo cuanto les rodea. Sembrad que algo queda. Un beso grande y miles de aplausos
ResponderEliminarMónica ¿demonios, seres del averno?. Los únicos demonios que conozco son los demonios interiores, esos que desde nuestra falta de ética nos inducen a pautas de comportamiento nocivas, tóxicas, depredadoras, nos llevan a la ambición y esta a la destrucción del hábitat en el que estamos. Pero tengo fé, creo que cada vez más, dsde el raciocinio y la cordura las generaciones van tomando conciencia de lo mucho que nos jugamos.
ResponderEliminarGracias por tu analítico y amable comentario en mi entrada.
Un abrazo.
En este nuestro Mundo, lo que hay es gente BUENA y gente MALA, yo no veo demonios, ni seres maléficos; de tras de una una persona Mala, por ejemplo un Hiler (por citar uno de los miles, que puedo nombrar), había muchos mala gente, que lo apoyaba en su maldad, el dictador o genocida no estaba solo, gente con malas ideas tenemos a "puñaos". Nos quitamos la mierda del primer mundo y se la mandamos a los del tercero, y así con todo, no quiero ser pesimista, pero lo que mi corazón siente, es que poco arreglo tiene esto.
ResponderEliminarPor terminar con algo bonito, por supuesto aparte de tu perfecto RELATO JUEVERO, querida Neo, cito a Silvio Rodriguez :
"Lo más terrible se aprende enseguida, lo hermoso nos cuesta la vida."
Besos HUMANOS
Muchísimas gracias a todos por sus amables comentarios y de paso quiero aclarar que el detalle de "los demonios" es una simple e intencionada metáfora sobre lo que podemos interpretar como los "hilos del destino" en la historia de nuestra especie, combinados con las falencias de nuestra propia naturaleza. A veces la historia de la humanidad resulta tan absurdamente estúpida y contraria a nuestra propia sobrevivencia que pareciera que hubiera alguna "fuerza maléfica" conspirando contra nuestra propia subsistencia.
ResponderEliminarMe preocupa... tus palabras alimentan una sospecha que tengo, pero también pienso en que la maldad no nos viene de afuera.Somos nosotros que la apañamos, que la anidamos, que la protegemos y potenciamos. En fin, que hay que luchar contra eso y seguir creyendo en utopías y sueños. Pero es tan difícil mantener la fe y la fuerza a veces... De todos modos, ayudados por tu relato, por tus reflexiones en este caso, lucharé contra mi pesimismo e intentaré un presente, pequeño y cotidiano mejor.
ResponderEliminarTus aportes siempre tienen mucho de construcción, de ediicio sólido (deformación profesional???? jajaja)
besos jueveros y dobles por supuesto.
La peor catástrofe es perder la capacidad de razonar, dejarnos vencer por las avalanchas de desánimo y ver el fin en el reloj de la esperanza.
ResponderEliminarPara todo lo demas.... hay arreglo.
Un beso
No podría existir un mundo sin esperanzas, sueños, ni utopías.
ResponderEliminarExcelente tu relato Moni, felicidades.
Un abrazo.
El peor enemigo somos nosotros y lo que estamos haciendo es nuestra responsabilidad el demonio esta dentro y asi nos lleva a una destruccion no solo del planeta sino de los valores
ResponderEliminarBesos
Habrá que desear, que en esa intención malsana de destruir de una vez el mundo por parte de los demonios más entendidos, los ángeles más entendios estén a la altura de las circunstancias.
ResponderEliminarDicen que si echas el contenido de un bote de pintura blanca bendecida sobre las personas, aquellas que esconden un demonio muy entendido se vuelven de un amarillo pestilente y a continuación se desintegran.
Yo ya lo he hecho y funciona, el problema lo tienes con la reacción del resto
Trabajado relato, insistente y real, pero como toda realidad se precie, espero que acabe como un buen cuento.
Besos y disculpa la ironía.
Dices bien, no hay otro final del mundo como lo conocemos que cuando desaparezca lo que nos hace humanos.
ResponderEliminarUn beso
no si por desgracia nos arreglamos nosotros muy bien solitos...ainss un besote NeO : )
ResponderEliminarYo me niego a perder la esperanza de que este mundo pueda mejorar, aunque no creas, a veces cuesta mantenerla, sobretodo cuando cada día lees una locura nueva. Es el hombre el que va a terminar con el mundo, ni el calendario maya, ni Nostredamus con sus profecías, o se dedican a cuidar nuestro planeta, ya bastante deteriorado o acabaremos achicharrados de calor, o helados de frío, vaya usted a saber lo que elige la tierra para acabar con nosotros. Besitos.
ResponderEliminarMe parece impecable tu relato. El principio arropa, envuelve y nos llevas por las pautas que el mal sigue para detruir nuestro mundo.
ResponderEliminarY efectivamente, el final es irrefutable. Sería letal que se nos extinguiera anímicamente.
Que no sea así. Besos.
Me gusta que hayas seguido la senda de la historia para intentar descubrir a los maléficos demonios. Pero esta esperanza es indestructible, como el amor, es lo único que no nos pueden quitar, y es en si mismo el instrumento más efectivo para luchar contra las adversidades, y para darnos cuenta de nuestras atrocidades. Quizás, a veces, muy tarde. Los demonios siempre seguirán ahí, pero los ángeles, también. Interesante reflexión, Neo. Yo también llego tarde a los jueves, tengo los exámenes a la vuelta de la esquina y estoy yendo poco a poco. Un saludo
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