(imagen tomada de la red)
La sola idea de construirse imágenes a las que venerar pone en evidencia nuestras propias carencias, nuestras íntimas vulnerabilidades.
Conscientes o no nos ubicamos en escalones inferiores al entronar a alguien –tantas veces nada especial- en el rango de modelo a imitar centrando en ellos el cúmulo de admiraciones y privilegios que nuestra propia inseguridad nos hace otorgarle.
Por el hecho de destacarse en alguna actividad parcial le exigimos al ídolo, después, que sea capaz y digno de sobresalir en todas las demás y al tiempo el pobre, por fuerza o ignorancia, de veras se lo cree.
Construimos al fin, alrededor de otro ser humano –y como tal, con sus propias limitaciones y carencias- la responsabilidad de ser lo que nosotros (participes de la mediocridad) pretendemos que sea: cada vez menos humano, cada vez menos privado, cada vez más perfecto y artificial.
DE POCA SUSTANCIA
Mayor culpa
-o responsabilidad-
del barro tiene,
al fin,
quien idolatra
que quien
por ignorancia,
vanidad,
o vanas circunstancias,
acepta un día
en su simple humanidad
creerse un ícono.
más relatos, este jueves, en El Balcón de Cass
Me alegra mucho poder leerte nuevamente. En el tema de los ídolos, la verdad, es que no hay mucho que decir. Tú lo has descrito muy bien.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola dulce Mónica, un placer leerte.
ResponderEliminarTal careces, tal sueñas, tal no haces, tal admiras= ídolo.
A cada cual su ídolo y el ídolo falso siempre, aguantando hasta que se derrite el barro.
Muy buena tu versión idólatra, besitos cariñosos, hasta ahora.
Cuando oigo hablar de ídolos, siempre recuerdo "La rebelión en la granja".
ResponderEliminarMe alegra tu vuelta.
Tan ciertas tus reflexiones que para encumbrar ídolos, los cronistas e historiadores mucho más de una vez, despojaron, disimularon, escondieron los atributos humanos de los personajes. Besos Amiga!
ResponderEliminarMe alegro de que esté aquí de nuevo.
ResponderEliminarEn un mundo de igualdad, de justicia y de tolerancia no se necesitan ni habría ídolos. Todo quedaría entre iguales, con sus aportaciones particulares, ¿para qué tener ídolos?
Besos
Salud y República
Para idolatrar, se debe aceptar primero una carencia, una limitaciòn.
ResponderEliminarSi crees en ti mismo, no construyes ìdolos.
Buen texto.
Un abrazo.
Con esta descripción me das la razón en la entrada que yo misma pensaba hacer. hay muchas clases de ídolos: las figuritas divinas, las madres o padres, los cantantes, los escritores, los músicos, los futbolistas, las "Janas Montanas" o las "Espaisgerls", da igual. El ídolo de mi amiga es Mario Conde, otra conocida pasa el tiempo idolatrando a los que viven sin trabajar en el trabajo, a ver cuál es su método para hacer menos horas... hay de todo.
ResponderEliminarCada uno sabrá a quién quiere idolatrar y a quién merece la pena que le dedique su tiempo.
Un besito.
y cuando los ídolo caen por inconsecuentes, se levantan idolos humanos dirigentes de masas, que pastorean mentes desnortadas
ResponderEliminarTodo ídolo tiene siempre los pies de barro.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto que muchas veces por inseguridades propias buscamos algo que nos sirva de referente y lo nombramos ídolo. No creo que sea lo mismo en el caso de admirar algo, sin tener la necesidad de imitarlo. Muy bueno, un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto que muchas veces por inseguridades propias buscamos algo que nos sirva de referente y lo nombramos ídolo. No creo que sea lo mismo en el caso de admirar algo, sin tener la necesidad de imitarlo. Muy bueno, un abrazo.
ResponderEliminarHola Neo.
ResponderEliminarMe ha encantado el apunte que haces sobre los que crean ídolos. Demasiada responsabilidad, sobre todo, cuando los crean en beneficio propio. Y los hay.
Fue un placer encontrarte en este jueves. (Aunque te leo ya en viernes)
Te dejo un abrazote.
Maat
Idolatrar a alguien no, pero ....tomar como ejemplo o modelo a alguien a quien admiras, si...eso creo que es positivo y estimulante.
ResponderEliminarEn el fondo casi todos llevamos carencias.
Que sigas mejor.
qué gusto tanta síntesis en un análisis tan crítico, elevado y certero del tema.
ResponderEliminarMe leyó el pensamiento (por algo somos vecinas jajaja). Las admiraciones son parciales, admiro tu música, tu pintura, tu forma de jugar al fútbol, tu sabiduría en esta o aquella materia ... . El problema es cuando se pretende que esa cualidad parcial se haga total y para todo, no se puede.
ResponderEliminarUd expresó con palabras lo que a mi me rondó por la cabeza pero no pude plasmar.
Abrazos muchos, espero que Buenos Aires la esté entreteniendo y que pare de llover por favor!!!
perfecto relato Mónica... sin dudas muy bueno. me encantó el poema final... comparto la misma visión. un beso! espero que tu marido esté mejor compa!
ResponderEliminarNo te digo que coincido porque es que el fondo de mi jueves es el mismo, aunque las formas sean muy diferentes.
ResponderEliminarTocas el tema del idolo que se lo cree y que es justamente el ídolo de pies de barro.
Un abrazo.
Excelente reflexion que hoy, como adulta comprendo...pero no en todas las epocas de la vida se saben controlar las emociones. Se idolatra no siempre por carencias, creo yo.
ResponderEliminarQuizas el problema este en tener un corazon sin puertas.
Un beso
Frecuentemente admiramos cualidades, facetas de una personalidad y entiendo que si eso nos lleva a esforzarnos por lograr aquello de lo que carecemos, esa admiración puede aportarnos cosas positivas. Lo malo es cuando confundimos la parte con el todo y vemos al personaje omnipotente, omnipresente, exento de debilidades, merecedor de ser admirado y amado de una forma enfermiza y obsesiva. En ese momento hemos fabricado el ídolo.
ResponderEliminarUn abrazo.
un ídolo, mónica es eso, un tipo o ser real o inventado...bueno, por narices inventado..pero nos es necesario, yo creo que por que la realidad nos supera y en mucho..al fin y al cabo, he dicho lo mismo que tú...añadiría a ello la creación del dios, de los dioses, esta creación no es ni más ni menos que un intento de conocer la realidad que nos supera, no es ni más nimenos que sustituir los miedos, los desconocimientos, por CONOCIMIENTOS, pues al dotar al dios d eciertas características que explican lo inexplicable,ya estamos dando sentido a lo desconocido y quitándonos el miedo de paso...hedicho..
ResponderEliminarmedio beso, mónica.
Te dejè un comentario en uno de tus otros blogs, " El sur tambièn existe "... no encontraba este de la convocatoria, llego hasta acà por recomendaciòn de Pepe.
ResponderEliminarTe dejo un saludo.
La vanidad es un acto humano, eso no lo dudes!
ResponderEliminarNeo, ahora aparte de en el blog, escribo en un diario online bastante conocido en España, llevo las secciones de cultura y sociedad en www.republica.com
Espero que te guste. Un besazo enorme!
Manu UC.
Es una pesada carga esa de la idolatría, a los débiles les conviene, asi no quedan tan en evidencia.
ResponderEliminarMe encantaron tus palabras finales Mónica...no encuentro mejor manera de decirlo!
Me alegro que estes mejor!, por ahi me pareció ver que estas en Bs. As?, si queres contar conmigo para algo me avisas, y yo plancenteramente estoy a disposición: mcspau@yahoo.com
Te mando un beso grande
El Homo Hominis siempre ha necesitado ídolos, se les llame con el nombre que se decida en cada momento. Imagenes vivas o imaginarias en donde descargar las responsabilidades y en donde fijarse para la imitacion y la guia material o espiritual.
ResponderEliminarQuizas efectivamente por nuestra conciencia de nuestra debilidad.Ningun otro ser vivo necesita ídolos.
un beso
Complicado y a la vez sencillo tema. Todo depende hacia que lado del color del cristal mires.
ResponderEliminarAdmiración, mimetismo, análisis, dependencia, reflexión, alimento, estímulo, esclavitud, indiferencia, madurez...
Todo eso se puede dar en la visión que tenemos y percibimos de los otros. Libres somos de emocionarnos
y más aún de con quien hacerlo.
Abrazos
Neo, Any ha resumido una decena de post con su frase "que una cualidad parcial se vuelva total", y dice que no le dio la cabeza. Ud que la tiene cerca ¿me la cachetea?
ResponderEliminar¡Hola Neogeminis!
ResponderEliminarEs verdad que el ser humano, es débil por naturaleza, pero mas debil se hace al venerarse así mismo... Al tener que crear idolos.
Saludos de J.M. Ojea.
P.D. Una buena reflexión la suya.
Sí, una reflexión con la que es imposible no estar de acuerdo... y aunque ídolos hay muchos y de muy variada condición y especie, en común tienen esa masa que los encumbra, y esa limitación justo de base: los pies de plomo, todos (o casi todos) los ídolos tienen los pies de plomo, por eso, con el tiempo, caen de sus altas estructuras.
ResponderEliminarMil besitos gordotes
La anónima esta de antes soy yo, Neo... no sé que le pasa a mi cuenta ni a mi URL.
ResponderEliminarOtros mil besitos gordotes
No es bueno creerse ídolo es algo que uno mismo no controla y puede ser un arma contra uno mismo.
ResponderEliminarBesos!!!
No me gusta nada eso de idealizar a alguien, creo que los que lo hacen, prefieren admirar "cosas" de los demás, en vez de tratar de conocerse mejor ellos mismos, de hacerlo, tal vez se sorprenderían de sus cualidades.
ResponderEliminarLo has reflejado muy bien. Besitos y buena semana.
Bienvenida Monica a los jueves de nuevo, y tus palabras fiel reflejo de lo que es idolatrar. Buena reflexión. Besos
ResponderEliminar