Sebastián, Cecilia y el cachorro.
De costado, uno junto al otro pero sin notar que se hallan próximos, frente a la ventana que da a la calle, Sebastián y Cecilia aguardan que alguien llegue al geriátrico a visitarlos. Hasta ahora dicha espera pocas veces ha dado fruto.
No hablan. Casi nunca ya lo hacen. Sólo contestan con monosílabos y miradas esquivas las preguntas que alguna enfermera, a modo de interrogatorio, les lanza al paso casi sin considerar respuesta, cuando -los días que corresponde- los prepara para el baño o les suministra sus medicamentos.
En sus miradas anestesiadas por la desaprensión y el paso de los años no quedan destellos de lo que alguna vez fueron. Sólo al cachorro le sonríen cuando, junto a un niño, pasea inquieto por la vereda.
más historias de tres en lo de Gus
P.d
He podido acceder a mi blog -en precarias condiciones- desde otra PC distinta a la que habitualmente uso. Además conseguí dejar uno que otro comentario. Mis disculpas por no lograr hacerlo en todos a quienes visito. Esta máquina es un ladrillo! jejejeje
De ladrillos están hechos los hogares.
ResponderEliminarY cuando un ladrillo nos permite crear así, es un ladrillo de artesanía...
Ayyy que tampoco me funciona muy bien mi ladrillo, es caprichosos, a ver si puedo comentarte, Mónica.
ResponderEliminarDicen que en los geriatricos las mascotas sirven de alivio, dan ternura, compañía, dan destellos de alegría, se dejan acariciar, se dejena querer cuando uno o una ya no se acuerda de esa palabra.
Dos sonrisas atrapaste en pocas palabras, dulce consuelo.
Pues para ser un ladrillo, en tu caso produce arte.
ResponderEliminarCaprichos de la técnica... Lo importante es que has llegado. Gracias.
ResponderEliminarNo me gusta la palabra geriátrico. Habla de miradas perdiddas, de monosílabos, de relojes sin manecillas...
¿Vida? Sí, la de las plantas o los animalitos que, ajenos a su nombre, la casualidad hace que estén allí.
Porque una cosa es vivir y otra durar.
Un besito grande,
La luz se apaga y con ella la necesidad de comunicar.
ResponderEliminarTan sólo unas pocas fuerzas para las imágenes que nunca mueren: La niñez y la fidelidad.
Besos
Qué relato más triste, Neo.
ResponderEliminarAqui donde vivo hay un geriátrico junto al parvulario. De vez en cuando llevan a los peques a merendar con los abuelitos y cuando ocurre es dia de fiesta para unos y otros. Ya se sabe lo bien que conectan los más pequeños con la gente mayor.
Ha sido un placer compartir este jueves contigo.
Un abrazo
El ladrillo es blogger, no su máquina. Yo también tuve problemas y sigo teniendo. Lo vamo' a piqueteá' a blogger, lo vamo' !!! Y no digo algo mas acorde a la situación porque soy educada.
ResponderEliminarLos geriátricos se han convertido en depósitos de personas. Seguramente un cachorro alli dentro haría maravillas, fijesé que solo el verlo por la ventana los hace sonreir ...
Un beso vecina!
Vivir no sólo es respirar. Hay que estar vivo y para ello hay que actuar, no vale con cumplir con las tareas biológicas. Y a ciertas edades hay gente que abandona.
ResponderEliminarBesos
Salud y República
Neo triste realidad, la soledad da igual estar en una residencia que en su propia casa. Los mayores necesitan amor y no olvido. Al menos ese perrito les devolvia la sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sabes la alegría que me da encontrate por aqui porque al mismo tiempo me alegro por mi que he vuelto y he disfrutado de tu relato,. lo he sentido y me he puesto en el lugar de esas personas. Es duro llegar a viejo...y los animales lo atempera.
ResponderEliminarPrecioso Monica.
Un besote
Yo tambien instale otro navegador el safari y sin problema
Si seguimos asi en tantos ritmos acelerados, yo a ese lugar le sigo viendo un gran futuro. je.
ResponderEliminarBesos y que se mejore tu blog.
En los geriatricos no hay mucho que esperar, no se va a colar ningún futuro. Solo la ternura que despierta un cachorro hace refulgir las miradas hace tiempo apagadas
ResponderEliminarMuy bueno y contundente el mensaje de tu micro relato Monica. Conmovedor con tan poco!
Besote
Ceci
Como me he quedado Neo, que duro esto si que me da miedo, mucho miedo; la vejez, no valerte por ti misma, perder la memoria y que te deje aparcada en un lugar de esos, la verdad prefiero la muerte, una muerte digna.
ResponderEliminarCuando me cruzo con un perrito por la calle, siempre me aflora una sonrisa y aunque parezca imposible, es reciproco; nos miramos el/ella menea el rabito y yo lo/la alago.
Esta frase de Boadbil Rey de Granada, resume muy bien mi sentir, “Vivir no es sólo no morir, es mucho más”.
Besos conmovidos
Los niños, los perros y la música he podido comprobar son luces que se encienden en miradas apagadas como las de tus personajes.
ResponderEliminarLo has descripto con emoción, con sencillés y estilo, se agradece
un fuerte abrazo y beso doble, por supuesto.
Hola Neo, has hecho un buen retrato, hace poco estuve en una clínica de ancianos, las que están concertadas con la Seguridad Social, y allí no les importa meter a cuatro ancianas en una habitación pequeña, no sabes como me deprimen esos lugares, esas miradas vacías,los familiares se cansan, y ellos acaban solos, por desgracia, allí ni siquiera pueden tener una mascota.
ResponderEliminarTriste final para quién a lo mejor, pasó su vida trabajando por unos hijos. A veces la vida es muy ingrata.
Como no visité a nadie, no me enteré de los problemas, pero anteriormente, yo estuve varios días que si entraba, no me dejaba poner comentarios.
Buen fin de semana. Besitos.
Es triste tu historia, tierna. Cuando ya solo se desean sensaciones de afecto, las que da un perrito.
ResponderEliminarUn beso y que tu ladrillo o blogger o lo que sea nos deje vivir los jueves con normalidad.
Chapó, Neo, al leerte parece que estas viendo a los dos ancianos y sientiendo su soledad.
ResponderEliminarSiempre me han gustado las experiencias terapeuticas con animales y ancianos.
Un beso
Ha habido recientemente un estudio en un geriátrico español de tratar a los pacientes de Alzheimer con perros que han sido rescatados de perreras y que han sufrido maltrato, no sabías que ojos brillaban más, si los de los perrillos o los de los mayores abandonados por sus familias.
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Que pena... siempre pienso lo mismo, la vida va deprisa y a veces pide ayuda, pero ¿olvidarlos?, no creo que sea la respuesta.
ResponderEliminarLos niños y los animales siempre inspiran sentimientos positivos a estas personas.
Besos