miércoles, 28 de julio de 2010
SIN EMOCIÓN APARENTE - 2º parte
2º parte: INVOLUNTARIAS CIRCUNSTANCIAS
(Imagen: El hombre desconocido - M.A. Verpertino)
Un día esa misma fortuna a la que jamás prestó atención le jugó una extraña jugada. Sin proponérselo quiso la providencia que se encontrara en medio de una de esas circunstancias donde, con una propia acción, vemos afectada la suerte de un semejante.
Sin buscarlo fue testigo de un terrible acto de crueldad que afectaba a un pequeño por demás de desvalido. Un imbécil bravucón borracho y desencajado comenzaba gustoso a golpear al niño sin piedad ni miramientos.
La excusa quizás haya sido el robo o la oportunidad de descargar sobre el desafortunado la inmunda carga de perversiones recibidas en su propia infancia. No era pertinente tratar de interpretar las causas que pudieran haber motivado semejante acto de violencia.
Lo cierto es que el don nadie que nunca se molestó en intervenir ni en condolerse de las desgracias ajenas tampoco se inmutó más de la cuenta al ver ese acto de bravuconería gratuita. Simplemente el azar y el suelo desgranado del talud de aquel basural se combinaran, y al notar la cercanía de su presencia el cobarde abusador desistió de actuar sobre aquel inocente, apresurando en cambio su huida.
Sin planteárselo el gris personaje de esta historia se convirtió así en el héroe que salvó a aquel niño de quién sabe qué destino infame.
Si bien por definición quizás, semejante calificativo le quedaba demasiado grande, para el niño rescatado aquel extraño que intervino en su destino se transformó en un paradigma de valentía y generosidad digno de ser emulado.
Justo es también decir que ese papel descollante en el que la casi víctima ubicó a su benefactor no fue algo buscado.
No tuvo el hombre la intención de hacer gala del heroísmo que no poseyó, pero tampoco hizo gran cosa como para desmentirlo.
A partir de ese día aquel niño abandonado encontró en ese ser cuasi anónimo de miserable presencia el ansiado refugio para su desamparo.
El pequeño se le adhirió a sus pasos como quien agradece a al vida la suerte de no andar más solo y eso comenzó a afectar un poco aquel equilibrio tan forzado y alejado de las emociones en el que el hombre había luchado por mantenerse siempre.
A pesar de sus intentos de seguir practicando su desapego innato dejó que el pequeño lo siguiera a todas partes.
Desde lejos primero, como expectante. Más cerca y menos temeroso después, como si por fin sintiera que la barrera que existía alrededor de su elaborado individualismo pudiese en definitiva caer.
Vaya uno a saber qué extraña combinación de factores hicieron que la idea de la cercanía del pequeño no espantara a aquel experto en evasivas, permitiendo en cambio que la individualidad de sus días se viera alterada por semejante compañía no buscada.
El cambio radical que significó aquel encuentro fue, para uno, el hallar protección para su vulnerable infancia, y para el otro, el contar con cierta sobrecarga impensada que,pese a contrariarlo, nunca se decidió a aligerar.
(continuará)
Qué fortunata tan extraordinaria ese encuentro fortuito que si al niño en ello le fue la vida, al parecer a nuestro personaje aún le fue más.
ResponderEliminarVeremos cómo sigue este maravilloso relato. Espero con ansia
Un beso y buen día
Me encantò tu relato... me quedo en la incertidumbre esperando el desenlace, pero no quiero que el niño sufra màs porfa!
ResponderEliminarTe mando un besito tierno de Rafael!
Interesante relato, volvere para ver como sigue..me engancho mucho.
ResponderEliminarPrimavera
Anda, por favor, sigue.
ResponderEliminarme tienes a la espera.
ResponderEliminarno creas que es ansiedad, eh!!!
ja
Ya leí las dos, estos días no ando muy católica (la verdad es que llevo una temporada bastante larga) pero como siempre empezar a leer tus relatos ya nos deja la intriga ¿cambiará el personaje? la conexión ya parece que está solucionada, estaré acechando la 3ª parte. Besitos.
ResponderEliminarME ALEGRO POR LO DOS y sobre todo por el personaje principal, que seguramente pasará a sentir de verdad que está vivo.
ResponderEliminarSerá ese el destino que le tienes deparado?
besotes.
nos vemos en el capítulo III