Se había ido hacía siglos…con las manos totalmente vacías y la mirada esperanzada. Se lanzó hacia el mar como quien busca reencontrar entre las olas su camino, ese que quizás creyó haber perdido en la tierra tosca, las piedras inmemoriales y la soledad de su isla.
No miró hacia atrás al partir. No quiso hacerlo. Eran amarguras sólo las que dejaba. Algunos pocos momentos gratos, diluidos por la niebla de los años que se apuraron en caer sobre sus hombros, pero nada más…
El graznido de las gaviotas quedó desde entonces fijo en su memoria como última despedida. Se alejaba del único sitio que hasta entonces había conocido. Su tierra, su lugar, su cuna…y tomar conciencia de lo que eso implicaba le llevaría más de media vida.
Siempre pensó que allí afuera, más allá del mar, habría otras tierras. Lejanos lugares dispuestos a hacerse suyos. Tierras de ensueños y promesas aguardando ser descubiertos…por él, por sus ganas de andar, por su destino, esperando para cambiarle la suerte.
Pero no fue así. No hubo tierras de ensueño, sino de sacrificios. Si bien hubo promesas, fueron pocas las que se cumplieron y después de mucho intentarlo, por fin, un día decidió retornar.
Se había ido hacía siglos…todo era ya tan lejano!…y ahora estaba allí otra vez, de regreso, reencontrándose con sus recuerdos, sus primigenias evocaciones atadas a ese mar que nunca dejó sus oscilaciones, desplegando sin cesar su encaje de blancas espumas.
Nunca imaginó que alguna vez retornaría. Menos aún, que lo haría añorando lo que creía enterrado.
Tarde ya, pero al fin al volver, el hombre comprendía que lo que salió alguna vez a buscar, bien podía haberlo hallado allí, en su propia isla.
Nunca las raíces pueden arrancarse de cuajo, lo que fue alguna vez, sigue estando por dentro, aún sin ser visto, sin que reparemos en ello, hasta que por obra y gracia de la suerte el capítulo final de la historia que alguna vez comenzamos a andar llega a su fin y cuando no queda más viento para izar nuestras velas, uno retorna…quizás para aquietarse, quizás para volver a su ser más íntimo, a su estado más puro.
más relatos en lo de Gustavo
Una historia de emigración muy real.
ResponderEliminarEmigras de cuerpo, de alma, de voluntades, en pos de sueños, de quimeras...
Pero raramente se cumplen,
Te has dejado parte de las raíces...ha sido una huída...
Si te hubiera quedado y enfrentado a los problemas, no hubiera hecho alta huir.
Bueno, hemos visto otros lugares...hemos aprendido, que no es poco.
Un buen relato....
El pan nuestro de cada dia, ayer para allá, hoy para acá......
Besitos princesa
Bonita historia. Bien pensada. i mejor escrita. Si es real muy bien, si es imaginaria mejor. En todo caso estupendo relato sobre muchos emigrantes que en busca de mejores oportunidades se han dejado la piel e el intento. Gracias por compartir. Saludos afectuosos.
ResponderEliminarEso es, la búsqueda de la Tierra prometida, que mucho prometía y nada ofreció... Cuántos han sufrido ese caso, verdad? Cada uno de nosotros ha querido alguna vez ir más allá, con una persona, en un lugar, en los estudios... y, al final, cuántos fraudes y desengaños. Así es la vida.
ResponderEliminarBesitos, amiga, triste pero cierto.
Algunas veces, lo que se desea es tan solo un fantasma. Como yo.
ResponderEliminarBesos, amiga.
No,no es facil arrancar de cuajo un arbol y tratar de transplantarlo en otro lugar,dificilmente se adapte del todo,difcilmente pueda cubrirse el pozo que deja,por algo la semilla germino ahi,cosas de la naturaleza,digo,opino.
ResponderEliminarBuen aporte a la cofradia Neo a ritmo de Pink Floyd,aun mejor.
Mónica ¿será el mundo, los mundos, una isla? La isla en la que caben todos los sueños que al final resultan cuajar a tu lado. Un laberinto, nos lanzamos para encontrar mejoras, esperanzas y dando vueltas estamos ante un espejo, la tierra prometida según dice Verónica, puede ser un espejismo. Se pueden transplantar árboles a otras tierras si la semilla está dispuesta a germinar bebiendo otras aguas. !No es facil! pero se logra.
ResponderEliminarLa inmigración es tema que da para regresos y marchas, maletas de cartón de entonces, chandall de hoy para cruzar el estrecho en patera...Todos somos emigrantes, yo la primera, vivo en una tierra que no me vio nacer, pero a la larga todas las tierras pueden ser
acogedoras, todas, incluso la nuestra al volver o aunque jamás regresemos. El mundo es un pañuelo, eso dicen y lo creo.
La mezcla una realidad.
Besitoooos.
Hola Neo.
ResponderEliminarA cuantos les habrá pasado como al protagonista de tu historia. A miles.
Es un relato cautivador y triste, pero real. Y más, en los tiempos que vivimos.
Ese retornar para, por fin, aquietarse, es un broche de oro en el relato. Me ha encantado, Neo.
Un abrazo.
Maat
Me gusta el relato...
ResponderEliminarsiempre se regresa a los origenes...
creemos que las cosas hay que buscarlas fuera pensando en una vida mejor....
pero no haría falta tanto sufrimiento si en todos los rincones de este mundo, todos tuivieran las mismas oportunidades...
Un saludo.
Me emocionó su relato porque sé que es asi; las raíces no se olvidan y aunque el inmigrante se adapta en el fondo nunca siente esa tierra como la propia. La nostalgia siempre lo ronda, hasta el último día.
ResponderEliminarun beso
No siempre las cosas resultan como esperamos, diria que la mayoria de las veces resultan todo lo contrario..pero lo bueno es que siempre se puede volver a algun lugar, todos tenemos un lugar de pertenencia que en elguna parte del mundo espera por nosotros, espera nuestro regreso, aunque no lo sepamos o aunque nunca terminemos de entenderlo bien.
ResponderEliminarMe encanto el relato Neo!!
Besitosss
Precioso texto y como corolario del mismo, la figura del "eterno regreso", el "desandar" el camino de huida...
ResponderEliminarPobre de aquel que no dispone de tiempo en la vida para entender lo necesaria de esta última etapa.
Un abrazo.
Es un relato sobre la emigración, bello y real, Mónica.
ResponderEliminar¡Cuántas veces soñamos con buscar la felicidad en otros lugares y no vemos que ya la tenemos delante nuestro!
Es el ser humano y su continua búsqueda y rebeldía con el presente...
Un besito y buen finde...
Tantos hemos sido los que hemos echado a andar en busca de mejoras y al tiempo queremos regresar...
ResponderEliminarPrecioso texto, Mónica
Un abrazo
Grillo, que tú sabes que es muy sabio, me lo dijo un día:
ResponderEliminarUno no puede dejar atrás nada, porque lo que es, lo lleva consigo a donde vaya.
Quizás por eso se da el regreso al hogar. Uno retorna sabiendo que debe enseñar a viajar al alma para encontrase a si mismo, para conocerse.
:D
Un besito
Lala
Que nos pregunten a los gallegos.
ResponderEliminarEn definitiva la vida no es otra cosa que la búsqueda de nuestro particular "El Dorado", que casi nadie encuentra, pero la gracia está en eso, en buscarlo.
ResponderEliminarTienes razón, pero queremos vivir nuestro propia experiencia y si un día regresamos, no será con la inquietud de no haber intentado conseguir algo que nos parecía lo correcto, nuestro "Dorado" como apunta César.
ResponderEliminarBueeeeeeen relato.
Abrazos
Una historia real, muy bonita, Neo. Un placer visitarte siempre.
ResponderEliminarbesos y abrazos de tu niña gallega
sara
Es muy triste marchar, dejar padres, hermanos, y demás familiares, así como a los amigos de toda la vida, empezar de cero dónde no te conocen.
ResponderEliminarSi después de eso, ya que has echado raices en el nuevo lugar que es el de tus hijos decides volver, para mí es volver a caer en el mismo error, ¿dejar hijos, amigos, tu casa, etc?
Y si los que dejaste al marcar ya no están...creo que no merece la pena volver, nada más que de visita.
Un abrazo Mónica. Muchos sentimientos en este excelente relato.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPero en què consiste ese algo tan profundo, que ha arraigado en mì... y a lo que irremisiblemente vuelvo?
ResponderEliminarTiene un marco geografico muy probablemente.
He pensado en la placenta de mi madre.
En mis comienzos.
Pero a lo mejor, ha sido la sorpresa de haber caìdo en la cuenta de que lo infinito, existe.
Y eso, no se enmarca, efectivamente en una edad o en una concreta circunstancia o situaciòn..
Tésalo
La inmigración de un mundo... que nos tiene que dar de comer...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo enorme.
este jueves and0 tarde para t0d0...per0 c0m0 le0 t0d0s, ya te ha t0cad0 ne0, m0nica salada...
ResponderEliminarbien, mira:
"cuando no queda más viento para izar nuestras velas, uno retorna…quizás para aquietarse, quizás para volver a su ser más íntimo, a su estado más puro."""
en resumidas cuantas, c0nsider0 que este es el gran viaje de ida y de vuelta, y p0r ende, tambien de regres0, que es para l0 que este jueves n0 hem0s reunid0...
regresar a un0 mism0, una vez transcurrid0 el avatar de la vida, l0s andares errantes 0 acertad0s...regresar para descansar 0 para...
medi0 bes0,. m0nica.
Buena tarde Neogeminis, buena historia, no ha de arrepentirse el que viajó para lograr sus sueños, son pocos los que los consiguen pero la felicidad está ahí, en el camino recorrido, y el orgullo de haberlo intentado. Si se hubiera quedado se hubiera perdido en unos días que no fueron, en una tierra que no pisara. Un abrazo.
ResponderEliminarIrse para querer volver... Muy buen relato, un melancólico regreso.
ResponderEliminarUn abrazo y buen domingo amiga.
Sí Neo, tienes toda la razón: nunca se arrancan de cuajo tus raices !imposible!, en España, pais de emigrantes hay una palabra que canaliza esas emociones de estar allí y seguir soñando con aquí, se llama "morriña". Es dura la vida de un emigrante, llegar a un pais nuevo -a veces con lengua y costumbres muy diferentes a las tuyas-, solo, abrirse camino a base de duro trabajo, y echar siempre de menos el pasado que no se te puede desprender de tu piel.
ResponderEliminarMi madre, tiene una amiga cuyos padres se fueron a emigar a Holanda, dadas las malísimas espectativas de trabajo que había en el pueblo, el padre de esta niña se fué primero, luego, se marcharon la mujer y los hijos (la amiga de mi madre y sus hermanos), esa amiga de mi madre cuando se hizo mayor se casó con un holandés y se compraron una casa en el pueblo donde venían los veranos, de vacaciones, pues bien, en el pueblo ella era Anita la holandesa -pese a haber nacido alli, en Vélez, Málaga- y, en Amsterdam era Anita la española... nunca era (ni allí ni aqui) de donde estaba, allí en holanda era la española y aqui en España era la holandesa, siempre sintiendose rara, siempre de ninguna parte, siempre con el corazón dividio.
Me he encantado tu relato Neo, lleno de melancolia y morriña... tendemos a pensar que la vida siempre está en otra parte, pero a veces, no nos queda más remedio que lanzarnos y emigrar.
Un besote, ya sabes, de los gordísimos y sonoros.
Yo creo que el que se va, siempre piensa que es a un lugar mejor. Cuando uno llega, ya empieza a añorar de dónde vino y está deseando de regresar. Muy bueno, Monica este emigrante que me ha puesto el vello de punta.
ResponderEliminarBesos
Una emoción, un objetivo en la vida, muchos al final, quizá por ese retorno a la memoria más vieja añoran los colores de su infancia y se embarcan en un nuevo viaje.
ResponderEliminarMe has recordado tantas historias de búsqueda, de echar andar y no parar, de esas que contaban los abuelos.
He leído esto y me ha recordado el libro que ahora estoy leyendo: una novela gráfica. Se titula el arte de volar.
ResponderEliminarEs genial.
Es la historia de un anciano, desde su niñez en los cammpos y sus ansías por vivir en Zaragoza pa salir de la rudeza del pueblo.
Una vez allí se topa con el fracaso, pero la vida lo hace dar volteretas para no volver a Peña Flor, solo una vez lo hizo: al comienzo de la guerra.
Después ya nunca más.
Yo que se, me has evocado eso.
Espero que te sirva como coment.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSon muchas y muy variadas las formas en que nos lanzamos en pos de nuestros sueños, en la persecución de la tierra prometida, y a veces no nos percatamos de que está más cerca de lo que pensamos, que no está tan lejos como nos pensamos.
ResponderEliminarAdemás, nunca nos vamos del todo de ningún lugar, donde vayamos vamos con nuestro propio bagaje, nuestra experiencia vital.
Preciosa historia de emigración y retorno.
Un abrazo.
Muchas gracias a todos los que han pasado por aquí. Estoy con poquito tiempo y me disculpo por no llegar a visitarlos a todos con la frecuencia que merecen.
ResponderEliminarQue tengan un muy buen inicio de semana!
Tristes historias de sueños y añoranzas. Y la historia se repite una y otra vez, con puntos de partida distintos, pero por motivos similares. Precioso modo de relatarlo el tuyo, me encantó el relato.
ResponderEliminarBesosss